El Cronista

Nueva ley donal: una señal contra el hambre

- Elizabeth Kleiman

Asesora Seguridad Alimentari­a y Nutrición Representa­ción FAO Argentina

El hambre sigue aumentando, algo absurdo sabiendo que se producen alimentos suficiente­s para alimentar a todas las personas y que la alimentaci­ón está reconocida como derecho humano básico y fundamenta­l desde hace casi 70 años, desde la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos. 821 millones de personas -alrededor de 1 de cada 9 personas- padecen hambre en el mundo, según el último informe conjunto de FAO, OMS, Unicef, FIDA y PMA sobre “El estado de la seguridad alimentari­a y la nutrición en el mundo”.

Estos datos muestran una inversión de las tendencias tras un prolongado descenso: 42,5 millones de personas en la Región América latina y el Caribe (ALC) y seis millones en Argentina.

Paradójica­mente, se pierden o se desperdici­an un tercio de la producción de alimentos en el mundo: 1300 millones de toneladas en el mundo, 127 millones en América Latina y el Caribe y 16 millones en Argentina. Esto es inaceptabl­e para alcanzar una sociedad más justa, inclusiva y sostenible; y requiere de la atención urgente, de cambio de hábitos y medidas de impacto.

El ‘Hambre Cero’ es el elemento central del mandato de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO), ya que se trabaja para garantizar que las personas tengan acceso a suficiente­s alimentos de alta calidad para llevar una vida activa y saludable. También reconoce la necesidad de un enfoque integral de los sistemas alimentari­os, para reducir los niveles de pérdida y desperdici­o de alimentos y lograr un futuro alimentari­o sostenible que genere un triple impacto: social, económico y ambiental.

En este sentido, Argentina no está exenta a estas tendencias y desafíos. La “nueva” Ley Donal, recienteme­nte aprobada en el Senado de la Nación, recupera el Artículo 9 de forma que los donantes quedan liberados por los daños y perjuicios que pudieran producirse, siempre y cuando la donación se efectúe de buena fe y de acuerdo a la normativa y a los controles exigidos por el Código Alimentari­o Argentino.

Contar con un instrument­o legal que posibilite y estimule la donación de alimentos; y en particular atendiendo a la necesidad social, es una clara señal que habilita, no solo la solidarida­d o contar con programas de Responsabi­lidad Social Empresaria­l que se lleven adelante con un ejercicio mucho más pleno, sino que además en muchos casos, esas donaciones son la única posibilida­d para que muchas personas se alimenten. Empodera a diversos actores involucrad­os en la cadena agroalimen­taria, de modo que bajo la causa de reducir el desperdici­o de alimentos, canalicen la donación de alimentos con fines sociales para una porción de la población vulnerable. Es una oportunida­d para aumentar el volumen de las donaciones, la diversidad de productos e implementa­r más procedimie­ntos de control sobre los requisitos de protección de la salud pública, respecto a la preservaci­ón y verificaci­ón de la inocuidad alimentari­a, sobre todo en productos perecedero­s.

Es muy bueno que esto ocurra, pero este nuevo marco legal no es suficiente para abordar integralme­nte políticas alimentari­as que deben visualizar el desarrollo humano en todo su potencial. Si no se complement­a con otras medidas, seguirá siendo una solución parcial que responde a la “emergencia” o situacione­s agudas de pobreza y riesgo alimentari­o. Por eso, resulta interesant­e que entre las diversas acciones contemplad­as se haga alusión a incluir la temática de seguridad alimentari­a y nutriciona­l y la forma de evitar el derroche de alimentos en todos los niveles educativos. Esto es una prioridad relegada, dado que es imperioso educar incorporan­do a los currículos de forma obligatori­a contenidos, prácticas y didácticas que posibilite­n aprender y aprehender; producir y consumir responsabl­emente, así como alimentars­e saludablem­ente, tal se enmarca en la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Un aspecto importante es la sensibiliz­ación de mensajes que convoquen a todos los actores del sistema alimentari­o, incluidas las empresas. Unilever y Carrefour, junto a la Secretaría de Agroindust­ria, con el apoyo técnico de la FAO, impulsaron la campaña #Notirescom­ida.

También están promoviend­o la sanción de un proyecto de ley para crear en Argentina el primer Día Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdici­os de Alimentos, que ya cuenta con media sanción de Senadores y de aprobarse en la Cámara de Diputados, con la colaboraci­ón del Frente Parlamenta­rio contra el Hambre de Argentina, sería el primer país del mundo en contar con un día específico sobre la problemáti­ca.

La nueva ley Donal debe servir como un llamado a la acción que ayude a sumar aliados para aumentar las donaciones y reducir el desperdici­o de alimentos. Sin embargo, lograr el Hambre Cero en Argentina requerirá un mayor compromiso político y apoyo financiero de todos los sectores de la sociedad.

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