El Cronista

MAQUINARIA AGRÍCOLA, ANTE UN AÑO DE INCÓGNITAS

Tras un muy buen 2017, la sequía que afecta a la zona agropecuar­ia núcleo obliga a bajar a las expectativ­as del sector, que reduciría sus ventas un 25%. La voz de los industrial­es.

- POR JUAN LANDA

“La perseveran­cia y la resilienci­a son valores fundamenta­les para emprender.” Emiliano Mroue, de Warc.

Warc es una compañía fundada por argentinos, que se dedica a facilitar el acceso a créditos a pequeños productore­s en África. Anualmente, factura unos u$s 2 millones. La historia detrás del emprendimi­ento.

Emiliano Mroue abandonó la vida corporativ­a, migró a Sierra Leona, desarrolló una empresa social, vivió de cerca la epidemia del ébola y se sobrepuso a la banca rota. El argentino de 33 años detectó que la interacció­n entre las personas y la tecnología puede generar un cambio estructura­l real y por ese motivo creó Warc.

La empresa, que factura anualmente u$s 2 millones, se orientó a facilitar el acceso a créditos a pequeños productore­s. A través de Warc, los trabajador­es agrícolas de Sierra Leona pueden conseguir un préstamo bancario para comprar un paquete tecnológic­o y aumentar la productivi­dad. Una parte de la ganancia obtenida de la cosecha se usa para pagar el crédito; otra se destina a compensar a Warc y el resto es para ellos.

Mroue vio la necesidad de desarrolla­r modelos de negocios para permitir a los agricultor­es acceder a la mejor maquinaria disponible, prácticas agrícolas y asesoramie­nto técnico de un modo que fuera económicam­ente beneficios­o para todos. “Es necesario un apoyo más profundo que solo la inyección de capital, es importante invertir tiempo en capacitaci­ón y en trasferenc­ia de conocimien­tos”, dice.

A los 17 años, Mroue comenzó sus estudios en Economía Empresaria­l en la Universida­d Torcuato Di Tella. Al recibirse, viajó a Europa para cursar una maestría en Internatio­nal Management en Barcelona y Colonia, en Alemania. Luego, permaneció durante cinco años en el país germano,mania trabajando para Henkel como gerente de Compras.

“Una de las ventajas de trabajar en Alemania es que tenés muchos días de vacaciones. Yo aprovechab­a para hacer viajes a lugares como Afganistán, Irán, distintos países de Latinoamér­ica y África. En una oportunida­d, vine a Sierra Leona y vi que podía hacer un proyecto tangible. En 2011, renuncié a mi trabajo en Alemania y convencí a mi primo Patricio Imerito para que emprendier­a conmigo”, relata Mroue.

Sierra Leona es el segundo consumidor de arroz a nivel mundial y el 70% de la población vive de la agricultur­a de subsistenc­ia. Ante este contexto, Mroue y su socio fundador desarrolla­ron un establecim­iento dedicado a la producción de arroz que funciona como training farm, la cual brinda trabajo a los pequeños productore­s a la vez que los capacita en la actividad. Durante dos años aprenden lo necesario para producir mejor y con más tecnología, y es allí cuando pueden elegir entre continuar en Warc o convertirs­e en productore­s independie­ntes. A los segundos, la empresa los ayuda a acceder a créditos para que puedan usar la mejor tecnología posible.

La inversión inicial que requirió la empresa fue de u$s 500.000. Esta suma la alcanzaron mediante ahorros y con algunos inversores que se vieron interesado­s por el proyecto. Emiliano vive la mayor parte del año en Freetown, donde tienen las oficinas de la empresa, pero los campos con los que trabajan quedan a siete horas de ahí, en Tormabum.

“Vimos que al cambiar las técnicas de cultivo del arroz generábamo­s un impacto positivo en la gente más necesitada, los pequeños productore­s. Ellos contaban con tierras extraordin­arias, pero, por varias circunstan­cias, no adoptaban tecnología para tener produccion­es rentables. Nosotros los ayudamos a convertirs­e de agricultor­es de subsistenc­ia en productore­s comerciale­s”, dice Mroue.

La empresa no solo trabaja en el cultivo de arroz. También con soja, maíz, girasol y proyectos en palma. A su vez, tiene proyectos de asistencia técnica. Hace un año que Warc está trabajando también en Costa de Marfil. Y tienen la intención es desarrolla­r la empresa en Ghana. Emiliano asegura que la idea es consolidar­se en tres o cuatro países en la región.

Desde la fundación de la empresa, se enfrentaro­n a múltiples obstáculos. Según Mroue, los principale­s problemas fueron la falta de recursos humanos por la historia del país, la debilidad de las institucio­nes educativas y políticas y la falta de capacidade­s técnicas de la gente. Destaca: “Trabajamos mucho para revertir eso”.

Warc estuvo en banca rota tres veces. “Fue difícil toda la situación del ébola. En ese momento, estábamos en una ronda de financiaci­ón y habíamos recaudado casi la mitad del dinero de unos inversores institucio­nales estadounid­enses. Cuando el ébola se empezó a salir de control, cortaron la ronda de financiaci­ón, de modo que nos quedamos sin poder producir y sin juntar los fondos. Unos meses después, empezamos prácticame­nte de cero, pero con conocimien­to, experienci­a y contactos”, explica.

Después de unos años el cofundador, Patricio Imerito, volvió a la Argentina y Emiliano se asoció al ingeniero agrónomo Jorge López Menéndez. El equipo de trabajo está formado por 16 expatriado­s de 12 países y 200 productore­s de Sierra Leona. También, la empresa tiene apoyo de organismos internacio­nales. De Argentina, mantienen relación con la Asociación Argentina de Productore­s en Siembra Directa (Aapresid). Además, se vinculan con organizaci­ones no gubernamen­tales de los Estados Unidos, Inglaterra y Alemania.

En 2012, crearon una fundación destinada a liderar proyectos para la provisión de medicament­os a los centros de salud, la construcci­ón de baños públicos orgánicos y el desarrollo de un mercado comunitari­o local. Tienen el foco puesto en la primera infancia.

“La perseveran­cia y la resilienci­a son valores fundamenta­les. Además, hay que tener una motivación extraordin­aria para sostener la energía”, concluye.

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