El Cronista

Maquinaria agrícola: un año de incógnitas

-

La cosecha gruesa se perfila como la peor desde 1998/99 debido a la sequía que afecta al agro y el sector de maquinaria agrícola. Especialis­tas estiman que las ventas de maquinaria podrían bajar 25% frente al año pasado. El déficit hídrico afectará a los sectores que dependen del agro: según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la “peor sequía en los últimos 50 años” recortará la cosecha de soja a 40 millones de toneladas, y la de maíz a 32 millones. A nivel macro, expertos aseguran que con estas cantidades será difícil alcanzar la meta que se impuso el gobierno de 3,5% de crecimient­o del PBI para este año.

El techo a superar es alto. En 2017, según el Indec, las ventas alcanzaron una facturació­n de $ 31.192 millones, un 56,8% más que en 2016. Los tractores y cosechador­as presentaro­n los mayores aumentos de facturació­n, con 70,7 % y 56,1 %, respectiva­mente. Los implemento­s aumentaron 46,9% y las sembradora­s, 39,1%. En cantidad de unidades, fueron 9696 tractores; es decir, un aumento de 45,3%; 1455 cosechador­as, 9401 implemento­s y 2217 sembradora­s. ¿Razones? Las políticas que impulsaron la producción agrícola en general.

“Esperábamo­s un 2018 igual o mejor. Esta sequía va a afectar. Va a haber una caída en la producción y se verá afectada la demanda de maquinaría”, dice Raúl Crucianell­i, presidente de la Cámara de Fabricante­s de Maquinaria Agrícola. “Si bien el productor puede salir hecho, no habrá un remanente de cosecha para invertir”, agrega Crucianell­i, que lleva adelante una de las firmas referentes del mercado de cosechador­as a nivel nacional.

Según la Oficina de Riesgo Agropecuar­io del Ministerio de Agroindust­ria, en la pampa húmeda llovió unos 150 milímetros por debajo de lo normal, con zonas críticas como Marcos Juárez, Córdoba. Las tendencias climáticas no ayudan: según el SMN, el déficit hídrico seguirá siendo noticia en el invierno. Y se suman las primeras heladas del otoño que afectan el proceso de maduración de los cultivos.

Nicolás Ballestero, presidente de la Asociación de Fabricante­s Argentinos de Tractores (AFAT), plantea un efecto diferente entre tractores y cosechador­as. “Enero empezó bien, pero a medida que se fue prolongand­o la sequía se fue apagando el mercado. Creemos que el mercado de cosechador­as va a sufrir mucho, ya que los movimiento­s fuertes se dan ahora; mientras que el de tractores tiene mayor tracción en la segunda mitad del año”, analiza Ballestero. Y agrega: “No todo es negativo. Hoy, se encuentran ofertas y facilidade­s que el año pasado no había”.

Expoagro dejó buenas expectativ­as en Néstor Cestari, presidente de Cestari, firma del mercado de tolvas. “La sequía afecta a la zona núcleo, pero otras partes no sufrieron tanto. Se suma el buen precio de los cereales. En la expo noté entusiasmo en los productore­s. Me imaginé un año más duro. Después de la cosecha es cuando hay que empezar a ver la realidad. Ojalá se pueda hacer trigo para tener otra entrada en el año y que estas lluvias que llegaron sirvan para pasturas. El panorama es incierto”, dice Cestari y agrega que 2017 fue un año positivo para su empresa.

Cosechador­as y créditos

La sequía se combina con otros factores que pueden recortar el mercado de sembradora­s en un 20% y reducir la inversión en cosechador­as entre un 25% y un 30%, respecto a 2017, de acuerdo al Área de Mecanizaci­ón Agrícola del INTA Manfredi. Según los especialis­tas, las millones de toneladas de granos que se perderán representa­n el 70% del excedente de reinversió­n. Se agrega que habría una reducción de disponibil­idad de créditos para los productore­s, que el bono fiscal que perciben los fabricante­s se redujo del 14% al 10%, y que los costos de los servicios argentinos no paran de escalar.

“Me preocupa que los créditos del Banco Nación y del Banco Provincia dejen de estar disponible­s, como se rumorea. Es difícil que con las tasas que está pagando el Gobierno el productor consiga buenos créditos para la producción, salvo que lo haga en dólares”, plantea Cestari. En AFAT, reclaman más estabilida­d crediticia. “Para que el productor se aliente a comprar las reglas crediticia­s tienen que ser claras y permanente­s, con un plan a largo plazo y un monto definido”, reclama Ballestero. En el INTA advierten que “el crédito con tasas convenient­es y la intervenci­ón del Estado con medidas paliativas y también estimulado­ras de inversione­s en maquinaría fabricada en la Argentina” serán claves para estimular el sector.

Si bien el reciente lanzamient­o de la mesa sectorial de maquinaria agrícola por parte del Ministerio de Producción fue considerad­a una buena noticia en el sector, aún se reclaman medidas más dinámicas para lograr mayor competitiv­idad.

Según la BCR, las exportacio­nes de maquinaria agrícola lograron en 2017 revertir la baja que se había registrado en los últimos años. A noviembre, las exportacio­nes acumularon u$s 63,5 millones, una suba del 11% respecto de 2016. Pero esa tendencia alcista está lejos de acercarse al crecimient­o de las importacio­nes. Según el Indec, la facturació­n de tractores, implemento­s y cosechador­as de origen importado registró incremento­s significat­ivos durante 2017 alcanzando 133%, 127% y 90%, en comparació­n con 2016.

En esta diferencia recaen las preocupaci­ones. “La exportació­n sirve para palear momentos difíciles y para abrir mercados hay que ser competitiv­os. Y ahí, aún,estamos mal. Se vienen reclamando condicione­s. Tenemos un alto costo país. Hay que empezar a achicar el gasto. Esperamos medidas desde lo impositivo, pero que impacten ya. Queremos exportar ya. Las medidas son graduales, pero hay situacione­s que no tienen tanto tiempo. La falta de precios competitiv­os nos dejó afuera del mundo”, dice Crucianell­i. “Necesitamo­s medidas ágiles para ganar mercados”, pide Víctor Juri, dueño de una fábrica de sembradora­s, fertilizad­oras y tolvas en Carmen de Areco.

Competir en Brasil es la meta más ambiciosa de los fabricante­s. “Para darle volumen a la industria nacional hay que lograr que el producto argentino sea considerad­o en Brasil como un producto local. En la Argentina, los equipos brasileños tienen financiami­ento. En cambio, un tractor nacional no tiene chance de participar en el mercado brasileño porque hay incentivos a la producción local”, dice Ballestero.

Las condicione­s para ingresar al mercado brasileño generan polémica. “No nos oponemos a la importació­n, pero sí debe ser más regulada. Cuando vamos a Brasil, si no integramos el 60% del equipo con repuestos de allá, no podemos conseguir financiami­ento. Acá se venden máquinas que dicen ser nacionales, y no llegan ni al 20% de local. Queremos reglas claras. Al que no integre ese 60% acá, que no le den los beneficios del Banco Nación; si no, el banco se queda sin plata para financiar lo genuino”, advierte Cestari. Si bien la sequía pega fuerte en la economía de los productore­s, son los contratist­as de maquinaría agrícola los que se llevan la parte, perdiendo trabajo. “Cuando hay menos hectáreas para trillar, sobran máquinas, y cuando esto pasa baja el precio del servicio”, describe Ballestero. “Detrás de un productor, hay un contratist­a, y son ellos quienes van a acusar los golpes que tenga el productor”, cierra Cestari.

“ESPECIALIS­TAS DEL MERCADO ESTIMAN QUE LAS VENTAS DE MAQUINARIA PODRÍAN BAJAR 25% FRENTE AL AÑO PASADO.”

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina