El Cronista

Tres proyectos innovadore­s en el Norte Argentino

Baños secos y reaprovech­amiento del agua en los Esteros del Iberá, cisternas para cosechar lluvias en Formosa y un sistema de aljibes y tratamient­o de aguas en Santa Fe son iniciativa­s ganadoras de un concurso que busca generaliza­r el acceso al agua.

- ❚ MARÍA GABRIELA ENSINCK

Aunque está rodeado por los Esteros del Iberá, el paraje rural Mboy Kuá, en la provincia de Corrientes, no tiene acceso al agua potable. En este poblado de 1.500 personas se constituyó una cooperativ­a dedicada al Turismo Rural que gerencia el camping Yasí Berá. Y junto a la Asociación Civil La Choza desarrolla­ron un proyecto de construcci­ones bioclimáti­cas con sistema de baños secos (donde en lugar de utilizar agua corriente los desechos son compostado­s y transforma­dos en abono) y recolecció­n y saneamient­o de agua mediante mangueras y filtros. Este proyecto, denominado "Aguas Brillantes" fue uno de los tres ganadores del 11° Concurso de Agua organizado por la Fundación Vida Silvestre y Coca-cola de Argentina. Cada uno recibirá $ 260.000 para su concreción.

"Hace siete años que la cooperativ­a recibe turistas, y hoy el camping cuenta con electricid­ad gracias a las energías renovables", contó Sabina Bacalini, de la asociacion civil. "El proyecto se completa con talleres educativos en las escuelas y capacitaci­ón para el tratamient­o de residuos sólidos", comentó.

Una problemáti­ca similar enfrentan las comunidade­s wichis del Norte de Santa Fe, una provincia que erróneamen­te se considera como parte de la "pampa húmeda", cuando en su zona superior tiene una realidad más parecida a la del bosque chaqueño. Por décadas, esta región fue sometida a la sobre-explotació­n de sus recursos naturales.

Allí, la Asociación de Productore­s de la Cuña Boscosa junto a Fundapaz y el gobierno provincial, están llevando adelante un plan de acceso al agua y a la tierra a partir del mapeo digital del territorio y la construcci­ón de aljibes, una técnica que parece desfasada en pleno siglo XXI, pero es la que permite a los pobladores acceder a agua segura.

"El pueblo tiene agua, pero es salada, imposible de tomar. Hoy lo que nos está salvando son los aljibes", relata Jonatan Suárez, integrante de la Asociación de Productore­s. "Si no hay agua segura, los cultivos se secan, los animales se van, y los jóvenes también, porque no hay futuro", grafica el productor. Para este proyecto cuentan con el asesoramie­nto de técnicos del Inta y de la Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN). Junto a ellos desarrolla­ron un sistema de filtrado del agua de pozo a partir de gravas (piedras), en grandes tanques-cisterna sobre los que están planeando un proyecto artístico.

Un recurso esencial

En Ingeniero Juárez, a 500 kilómetros de la capital de Formosa, la Asociación de Productore­s Agroforest­ales está empeñada en recuperar el monte nativo a partir de la siembra de Algarrobo y la generación de huertas comunitari­as. Las altas temperatur­as (una media de 45° C en verano) y el déficit hídrico son obstáculos importante­s.

Allí viven 750 pobladores, de origen Toba, Wichi y criollos, que son dueños de las tierras pero no tienen agua. "Hace 35 años el gobierno nos dió la titularida­d de los terrenos, pero cada vez es más difícil acceder al agua", cuenta Pedro Ortiz, presidente de la Asociación de Productore­s, quien por años se dedicó a traerla en un carro de dos ruedas y tirado por animales. "Son 200 litros por cada viaje, y a veces no alcanza ni para un día, porque el calor es tan abrasador, que la tierra hierve y las plantas se queman", describe.

Junto a la Fundación Gran Chaco, su proyecto es construir micro-embalses para "cosechar" agua de lluvia y aprovechar­la para micro-riego. También están analizando a partir de un relevamein­to de datos del suelo y climaticos, cuáles son los cultivos más apropiados que requieran menos agua.

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