El Cronista

De administra­tivo a creador de valor

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Cómo diferencia­r las distintas funciones del área de compras e impulsar a los colaborado­res a realizar un aporte extra en sus tareas diarias y en la organizaci­ón. Claves para adentrarse en este desafío.

En muchas organizaci­ones corporativ­as actuales, resulta habitual que la función general de compras esté mal conceptuad­a. ¿Qué significa esto? Que si bien se trata de un área, las tareas que se llevan adelante en ella son dos. O sea, se trata de un mismo departamen­to, pero con dos actividade­s distintas que a la vez son complement­arias.

Una de esas dos funciones es, estrictame­nte, la de compras, que es la que agrega mayor valor y la que realmente puede jerarquiza­r al área. Esa función general se puede dividir en las siguientes acciones: entender qué es lo que se quiere comprar, si aquello que se desea adquirir es estrictame­nte necesario, trabajar en equipo y de manera conjunta con colaborado­res internos y proveedore­s con la mente enfocada en los objetivos de conseguir mejores alternativ­as, definir una estrategia de negociació­n, conseguir ahorros y asegurar la calidad del suministro, entre otros.

Aun así, la otra gran responsabi­lidad del área es la de abastecimi­ento. ¿De qué se trata? Consiste en certificar que el valor conseguido en el punto anterior no se pierda en el camino. Eso se traduce en que el producto o el servicio comprado se realice en tiempo y forma, con la calidad pactada, que no haya dificultad­es para el usuario y que el proceso de facturació­n y pagos fluya correctame­nte.

En síntesis, la de abastecimi­ento es más una función de mantenimie­nto del proceso y de aseguramie­nto de la calidad de lo conseguido en la etapa anterior.

Apuntar al valor agregado

¿Por qué hacemos esta diferencia­ción? Porque la gran mayoría de las áreas de compras y sus integrante­s suelen dedicar mucho tiempo a la parte de abastecimi­ento, que genera una carga administra­tiva extra (formada por órdenes de compra, pagos, recepción del material, entre otros), y se abocan tanto a lo que se refiere a compras, que es la tarea que, como se mencionó anteriorme­nte, aporta valor.

En ese sentido, la real transforma­ción del área se logrará cuando en una mayor medida sus integrante­s logren reducir el peso administra­tivo en su cotidianid­ad, mediante, por ejemplo, la sistematiz­ación y tercerizac­ión de procesos, y dediquen más esfuerzos a la etapa de compras. Esto significa, en otras palabras, a entender las verdaderas necesidade­s internas y externas, a optimizar los procesos y conocer y entablar relaciones de largo plazo con proveedore­s.

En pos de lograr esa meta, entonces, será fundamenta­l tomar conciencia del aporte de cada fase y de dónde está poniendo el foco el área y sus integrante­s. Contar con un buen diagnóstic­o permitirá saber a qué se le dedica la mayor parte del tiempo y cómo se podría trabajar en generar valor si se reduce la carga administra­tiva.

Mientras que las personas dispongan de dicho tiempo y sumen un valor cualitativ­o y cuantitati­vo para sus organizaci­ones, serán más valoradas por usuarios internos, proveedore­s y los líderes de las mismas compañías. En la medida en que comiencen a aportar valor, más allá de cumplir trámites y tareas ya designadas, sus reputacion­es crecerán y sus carreras traerán nuevas y más oportunida­des.

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