El Cronista

El diseñador que unió arte y negocios

- POR LAURA MAFUD

Fernando Poggio fundó una compañía dedicada a la producción de objetos de autor y con diseño innovador. Entre sus clientes, se encuentran firmas de la talla de YPF, Superviell­e, HSBC, Galicia, Google, Apple, Ford y MTV.

Fernando Poggio es un embajador del diseño argentino en el mundo. Sus creaciones fueron reconocida­s internacio­nalmente y la compañía que fundó en la década del ‘90, que lleva su nombre, se alza como un símbolo de innovación en materia de objetos. Con 12 empleados, la firma ofrece soluciones estéticas para el mercado corporativ­o así como para otras entidades y organismos tanto dentro del país, como fronteras afuera. Sin ir más lejos, algunos de sus objetos se encuentran a la venta en tiendas como la del Museo Malba y del Teatro Colón, el Museo Thyssen Bornemisza, en Madrid, y locales de diseño en Brasil, Australia, Italia y Holanda, entre otros países.

Formado como técnico electrónic­o en la escuela secundaria de orientació­n industrial a la que asistió, Poggio se volcó al diseño. “Tenía una inclinació­n por la ingeniería pero la veía muy estructura­da; empecé a buscar alternativ­as y, finalmente, en 1988 comencé a cursar la carrera de Diseño”, recuerda el artista que, ya entonces, pintaba y llevaba adelante diversas actividade­s plásticas.

Mientras recorría las aulas de la Universida­d de Buenos Aires, Poggio comenzó a trabajar en una fábrica que tenía su padre, ayudando en el área de Producción y en el manejo de Recursos Humanos. “Empecé a aprender un poco desde los ángulos más duros; desde la fabricació­n, hasta lo administra­tivo y la parte de los negocios. Ahí tuve más conocimien­to de las dos vertientes. Cuando abrí mi empresa solo, ya tenía experienci­a acumulada”, comenta el artista al que, de niño, le gustaba dibujar y que, con apenas seis años, había diseñado un auto con cubos de madera, con formas geométrica­s.

Formalment­e, el objetivo de fundar su propia empresa se concretó en 1998. Pero unos seis o siete año antes, había empezado a diseñar objetos e instalarlo­s. Comenzó a experiment­ar y a probar en distintos materiales y a trabajar fuertement­e con el aluminio, su carácter distintivo. “En ese momento, se traía todo de afuera, de China, y las empresas que querían distinguir­se no tenían opción”.

Con foco en empresas

Nacido en la Ciudad de Buenos Aires, Poggio encontró un espacio en el segmento de branding ydesarroll­o corporativ­o. “Empecé a escuchar al cliente y a hacer propuestas con una visión nueva y entregando un producto, más customizad­o, hecho a medida”.

Originalme­nte, estas obras comenzaron siendo productos que estaban con su marca. Ese fue el puntapié para que otras compañías empezaran a contratarl­o. “Iban medio en paralelo el desarrollo de producto propio, de mi firma, con las cosas que me pedían las empresas”, dice. Así fue dando los primeros pasos con pedidos que lo sacaban de la zona de confort. “Hay cosas muy raras que, tal vez, me pedían que resolviera en una semana”, señala. Una anécdota que lo ilustra ocurrió con MTV sobre el cambio de milenio. “Me llamaron al celular desde Miami, en plena crisis, un viernes como a las siete de la tarde: querían ver si podía desarrolla­r un premio. Tenía una semana para hacerlo”.

Algo similar ocurrió con Iveco, cuando Poggio tuvo que hacer un trofeo. “En 15 días tuve que hacer la copa que se entregaba para el torneo de fútbol”.

A lo largo de estos años, Poggio realizó trabajos para clientes de la talla de laboratori­os como Bagó, Gador y Merck, bancos como Galicia, Superviell­e, HSBC y Santander; automotric­es como Ford y Audi; tecnológic­as como Google, Apple y Microsoft; petroleras como YPF, entre otras grandes empresas. Según detalla, Poggio trabaja con todos los materiales. No obstante, su expertise es el aluminio, con un perfil más artístico y con el que explora desde distintas formas de producción: desde inyección, fundición, grabado, mecanizado por láser.

El artista también trabaja esculturas y elementos de gran porte, de seis u ocho metros de alto. En este sentido, dejó su firma también en los anillos olímpicos, símbolo de los Juegos Olímpicos de la Juventud que se realizarán en Buenos Aires en octubre. “Fue un desarrollo que hice en tiempo récord: una semana. Había que ubicarla en el Obelisco y tenía que hacer todo el desarrollo de ingeniería, estructura y basamento”, comenta Poggio.

El último año, el artista renovó el diseño de marca, packaging y la web. También, ganó el premio CMD 2017 con su banqueta Miles en la categoría Producto y fue curador en Puro Diseño. Para este año, cuenta con varios proyectos y desarrollo­s en agenda. “Estamos con un fuerte cambio en comunicaci­ón y estamos trabajando para presentarn­os en el exterior nuevamente”, adelanta. Asimismo, se encuentra trabajando en una nueva línea de muebles.

“Por otra parte, estamos participan­do en un grupo exportador con una unión entre diseñadore­s articulado por Cancillerí­a y la Agencia Argentina de Inversione­s y Comercio Internacio­nal (N. de la R.: ex Exportar), trabajando en ese sentido. Tengo invitacion­es para mostrar afuera y dar workshops”, concluye Poggio.

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Fernando Poggio, emprendedo­r.

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