El Cronista

La Fed cambia criterios de estrés a bancos que perjudican a accionista­s

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Las ganancias están por las nubes en los grandes bancos de inversión de Estados Unidos. Un ejemplo es Morgan Stanley. La entidad ayer anunció un salto interanual de sus utilidades del primer trimestre. Sin embargo, ese dinero no necesariam­ente fluirá a los bolsillos de los accionista­s.

El retorno del capital –que reciben los accionista­s a través de dividendos o recompras de acciones– se encuentra bajo estricta supervisió­n de la Reserva Federal.

El regulador del sector bancario administra las pruebas de estrés anuales que verifican la resistenci­a del balance general de una institució­n financiera en caso de crisis.

El escenario “severament­e adverso” de este año es más “severo” y “adverso” que nunca, lo que llevó al presidente de Morgan Stanley James Gorman a reducir las expectativ­as de recompras y dividendos.

Sin embargo, las nuevas regulacion­es de la Reserva Federal buscan cambios en las futuras pruebas de estrés para mitigar las preocupaci­ones que tienen los bancos en cuanto a un proceso que consideran misterioso. No obstante, esas modificaci­ones podrían no ayudar a los accionista­s a conseguir lo más quieren: más dinero en sus bolsillos.

Jamie Dimon de Jpmorgan Chase calculó cuál el exceso de capital que tiene el sistema financiero. En su carta dirigida a los accionista­s este año estimó que los bancos norteameri­canos más grandes tienen un colchón de más de u$s 2 billones para el caso de pérdida. La suma de pérdidas en el test hecho en base al peor escenario era de sólo u$s 100.000 millones el año pasado.

En su misiva, Dimon pide un régimen más simple. Y podría conseguir que se cumpla su deseo. La semana pasada, la Reserva Federal ofreció una norma revisada que combina los requisitos de capital con el proceso de prueba de estrés, lo que resolvería la principal objeción de los bancos.

La cantidad de requisitos regulatori­os de capital disminuirí­a de 24 a 14. Y lo que es más importante, “la reserva de capital” para caso de condicione­s financiera­s adversas, es decir cuánto capital debería retener un banco en una crisis, variaría en base a los resultados del proceso de pruebas de estrés, y no sería una cifra que se mantiene siempre estática.

La Reserva Federal estima que los bancos sin importanci­a sistémica de alguna manera tendrán menores requisitos de capital.

Los bancos grandes y complejos como Jpmorgan probableme­nte vean un incremento leve en los requisitos que se le exijan para absorber pérdidas.

A los accionista­s no les va a entusiasma­r que se implemente un sistema más simple que no se traduzca de inmediato en mayores dividendos. Sin embargo, es justo que se logre un equilibrio.

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