La Rosada confía en el ingreso a la OCDE y envía una comitiva plural
Dujovne, Faurie, Monzó y diputados opositores estarán desde el miércoles en París. En Hacienda interpretan que el anuncio dará un nuevo aire en el mercado financiero
El Gobierno es plenamente optimista en recibir en los próximos días una noticia que le dará un espaldarazo para paliar las consecuencias que dejó la corrida cambiaria y la oclusión financiera. Para ello enviará a París la próxima semana una delegación de funcionarios y opositores a la reunión del consejo ministerial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cuyos miembros podrían aceptar que la Argentina inicie el proceso de acceso al “club de las buenas prácticas”.
La expectativa de la Casa Rosada es que la aceptación de la candidatura se defina entre hoy y la próxima semana, o bien en un plazo que no exceda este año, y que en consecuencia haya un impacto a mediano plazo en la rebaja del costo del capital, una mejora en la calificación crediticia y el riesgo soberano, y nuevas oportunidades de inversión.
“Tenemos la certeza de que vamos a entrar en 2018; la discusión está más bien en quiénes nos acompañarán”, dijo a El Cronista, con sobrada confianza, un funcionario empapado en la negociación.
El consejo de representantes permanentes a la OCDE sesiona este viernes en París, en la antesala del consejo ministerial, que podría avalar el petitorio argentino junto con el de Brasil, Bulgaria, Croacia, Perú y/o Rumania. Históricamente, los ingresos al “club de países desarrollados”, como alguna vez lo llamó Macri, se dieron en bloque. La discusión se centra en si serán dos, tres, cuatro o más los aceptados este año.
Para mostrar que el ingreso argentino al organismo es “una política de Estado”, el Gobierno armó una comitiva encabezada por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, con el subsecretario para el Acceso Argentino a la OCDE, Marcelo Scaglione, y el canciller Jorge Faurie, y nutrida delegación del Congreso con el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y los jefes de los interbloques Cambiemos, Mario Negri; Argentina Federal, Pablo Kosiner; Frente Renovador–una, Graciela Camaño, y Socialdemócrata, Martín Lousteau. Opositores livianos, ya que no serán de la partida referentes del PJ–FPV, los espacios provinciales ni la Izquierda.
El Gobierno presentó formalmente su solicitud de acceso a la OCDE el 31 de mayo de 2016, en un contexto en el que los principales socios del ente (Estados Unidos, Japón, Alemania y Canadá, entre otros) se mostraban reacios a ampliar la base. Por entonces, solo seis de los 35 miembros apoyaban la iniciativa argentina. Desde allí comenzó un derrotero de reuniones para cosechar adhesiones, que resultó efectivo: la Argentina es el único candidato con aval de todos los miembros.
El otro desafío del Gobierno fue convencer a los 23 comités de políticas públicas claves para lograr el ingreso. La Argentina, relacionado con la OCDE desde 1982, solo formaba parte de ocho de los 23 comités claves hasta 2014. Las 15 puertas restantes se abrieron en los 23 meses que llevan las gestiones, y tras comprometerse públicamente a adoptar un corpus de 60 normas OCDE. La ley de Responsabilidad Penal Empresaria fue uno de esos ítems.
De concretarse la invitación, comenzará un proceso de al menos cuatro años de exámenes y auditorías en 23 comités técnicos, con supervisiones que duran hasta 12 meses. Con cuatro exámenes ya pasados, los desafíos aparecen, a priori, en los comités de Educación y de Política Económica, donde la lupa estará en el déficit fiscal y las consecuencias económicas y sociales de la inflación.
Con los cambios que deberán introducirse en la legislación –ya se habla de un proyecto de ley sobre “integridad pública”– el Gobierno sabe que enfrentará la oposición del kirchnerismo, la izquierda y un sector del movimiento sindical, para los que este organismo es sinónimo de ajuste.
El ingreso a la OCDE podría tener un impacto efectivo en la calificación del riesgo soberano
De iniciar el acceso, el comité de Política Económica pondrá la lupa en el déficit fiscal y la inflación