Moyano marcha hoy contra el Gobierno y profundiza el escenario de conflictividad
Será la culminación de una semana cargada de protestas con reclamos crecientes por salarios, despidos y contra el FMI. Para el camionero, la gestión de Macri lo quiere “meter preso”
EL GOBIERNO GESTIONA REUNIÓN CON LA CGT PARA LA PRÓXIMA SEMANA
La creciente conflictividad en las calles se observa como la principal preocupación que desvela a la Casa Rosada tras el desparramo político que provocó puertas adentro del Gobierno la corrida cambiaria de las últimas semanas. Y Hugo Moyano es, en la interpretación oficial, la expresión más firme del desvelo que sacude a la administración macrista. A sabiendas de esa circunstancia, el líder camionero volverá hoy a mostrar los dientes: desplegará una vez más en las calles la heterogénea construcción socio-política que vio la luz en su masivo acto del 21 de febrero para marchar, en medio del feriado, desde el Obelisco a la Plaza de Mayo en repudio a las negociaciones por un acuerdo con el FMI.
El aceitado diálogo que su hijo y número dos de Camioneros, Pablo Moyano, consolidó con las principales organizaciones sociales, las dos CTA, un grupo de gremios cegetistas que mantiene la fidelidad a su liderazgo y hasta diversas agrupaciones y artistas vinculados al kirchnerismo prometen garantizar la contundencia de su nueva demostración de fuerza. El clima previo, marcado por el malestar gremial emergente tras los incidentes con metrodelegados del subte y una ola de protestas que se repitieron durante toda la semana y amenazan extenderse la próximo, favorece su ofensiva.
A tono con la inquietud que despierta ese escenario, el Gobierno empezó a actuar en consecuencia en varios frentes. Por una parte, el Ministerio de Trabajo apuró en las últimas horas los trámites formales para declarar los subterráneos porteños como servicio público esencial, lo que limitaría los alcances de una medida de fuerza, y evalúa la alternativa de extender esa misma categorización al resto del transporte público de pasajeros.
En paralelo, estrechos colaboradores de Macri retomaron los contactos con los referentes de la CGT de perfil más dialoguista con el propósito de convenir un encuentro oficial para la próxima semana. Esas gestiones tienen cierta razón de ser: el consejo directivo cegetista se reunirá el próximo miércoles en medio de la creciente presión de diferentes espacios sindicales para disponer un nuevo paro general en rechazo a la política económica oficial y a la reforma
El Gobierno quiere un encuentro con la CGT para calmar el malestar que podría derivar en un paro
laboral enviada por el Gobierno al Senado.
Si bien cerca del triunvirato de mando de la central obrera sostienen que no hay un consenso generalizado para lanzar una huelga la próxima semana, advierten que el impacto de la devaluación, el deterioro del poder adquisitivo de los salarios y el incremento de las tarifas de los servicios públicos “están consolidando un escenario perfecto para un paro en el corto plazo”, confió a este diario un referente de la primera línea de la central. Por esa misma sensación compartida, en la cúpula cegetista no parecen muy entusiasmados con la idea de una cumbre con el Gobierno.
Con ese telón de fondo, Moyano apuesta a asegurar la masividad de la marcha de hoy, que estará desprovista de todo tipo de discursos, según acordaron los organizadores. Pero en la previa, el jefe camionero profundizó en la línea de su enfrentamiento con la administración de Macri. “Me quieren meter en cana porque no hice, ni hago nada en contra del trabajador. Me puede costar hasta la vida, pero nos vamos a permitir que les quiten un solo derecho”, desafió en medio de un acto de su gremio.