Las urbes del mundo, un paso al frente
En momentos en que los liderazgos nacionales no parecen estar a tono con el desafío que les presenta el cambio climático, son los sub nacionales los que se fijan metas ambiciosas de reducción de emisiones. El transporte y la eficiencia energética, entre l
El año 2020 es el punto de no retorno en términos de cambio climático. Esa, según los que saben, es la fecha para la cual las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) deberían llegar a su pico, si los países han de limitar el aumento de la temperatura media planetaria en 1,5°C para fin de siglo, tal como establece el Acuerdo de París. Y, en momentos en que los liderazgos nacionales –sobre todo, en el caso de los Estados Unidos, con un Donald Trump que lleva un año intentando salirse de dicho tratado internacional– no parecen estar a la altura del desafío que se les presenta, son los actores sub nacionales y, en particular, las ciudades, quienes han dado un paso al frente. Evidencia de ello fue el Global Climate Action Summit (GCAS) que se celebró el mes pasado en San Francisco, así como también lo será el Urban 20 (U20), un grupo –hasta ahora– no oficial del G20 que reunirá a los alcaldes de las principales ciudades del mundo, a fin de este mes, en Buenos Aires.
Lo que es más, en algunos casos, las metas que se están imponiendo las urbes son más ambiciosas que aquellas que los países adoptaron para sí al firmar el Acuerdo de París. Un ejemplo: 27 de las ciudades más importantes del globo se adelantaron a 2020 y ya alcanzaron su pico de emisiones de GEI, según un estudio realizado por C40, que nuclea a 96 urbes y hoy preside la alcaldesa de París Anne Hidalgo. Se trata de Barcelona, Basilea, Berlín, Boston, Chicago, Copenhague, Heidelberg, Londres, Los Ángeles, Madrid, Melbourne, Milán, Montreal, Nueva Orleans, Nueva York, Oslo, París, Filadelfia, Portland, Roma, San Francisco, Estocolmo, Sydney, Toronto, Vancouver, Varsovia y Washington D.C., que, en conjunto, suman 54 millones de habitantes y representan u$s 6 billones del PBI mundial.
De acuerdo a los datos relevados por C40, las emisiones de estas ciudades se han ido reduciendo consistentemente en los últimos cinco años y, en la actualidad, están al menos un 10% por debajo de sus niveles máximos. Un dato no menor es que retracción se produjo al tiempo que su población y economía crecieron. “Estas 27 ciudades han seguido reduciendo las emisiones un 2% de media cada año desde sus niveles máximos, mientras que la población creció un 1,4% y sus economías un 3% de media anualmente”, detallan desde C40.
América latina, si bien ausente del listado, también cuenta con representantes encaminándose en esta dirección. Son varias las ciudades de la región que se han impuesto la meta de desarrollar planes de acción climática más ambiciosos para 2020 y de lograr emisiones netas cero, a más tardar, en 2050. Entre ellas se incluyen Buenos Aires, Caracas, Curitiba, Guadalajara, Lima, Medellín, México, Quito, Río de Janeiro, Salvador, Santiago y Sao Paulo. Estos compromisos, voluntarios todos ellos, se enmarcan dentro de la iniciativa Deadline 2020, que promueve C40. En concreto, según su director Ejecutivo, Mark Watts, la meta 2020 es que las urbes alcancen su pico de emisiones y que, para 2030, su huella se reduzca a tres toneladas per cápita (hoy, está en cinco toneladas per cápita).
¿Cómo se cumplirá con tan ambiciosas metas? Durante el GCAS fue posible identificar algunos mapas de ruta, así como seguramente será posible hacerlo, más adelante este mes, en el U20. Por ejemplo, en dicho evento, 26 ciudades apostaron a la promoción de calles más verdes y sustentables, por medio de un transporte público más limpio y espacios que sean cero emisiones para 2030; y un total de 815 firmaron el One Planet Charter, una declaración con fines orientados a obtener edificios que califiquen como cero tanto en emisiones como en basura.
Foco en el transporte
Fundamental en esta historia es el rol que desempeña el transporte. Tal es su peso que, solo con acciones en este sector, los entornos urbanos de América latina podrían reducir 110 mega toneladas de carbono equivalente (MTCO2E) para 2030. Así lo revela Climate Opportunity: More Jobs, Better Health, Liveable Cities, una investigación de C40, The Global Covenant of Mayors for Climate & Energy y New Climate Institute que fue presentada en el GCAS. Un dato adicional: estas mejoras podrían significar la prevención de 22.500 muertes anuales asociadas a la exposición al aire contaminado y 20.000 relacionadas con accidentes de tránsito. Llevado al plano global, la mejora en los servicios de colectivos y la creación de redes más amplias podrían evitar la muerte prematura de casi 1 millón de personas al año. Un beneficio asociado: con estas medidas, las personas que se desplazan para ir a trabajar podrían ahorrar 40.000 millones de horas anuales en 2030.
No obstante, para que ello suceda, se debe actuar rápido. De acuerdo a cifras que la Alianza para el Transporte Sostenible y Bajo en Carbono (SLOCAT) dio a conocer en el mismo evento, entre 2000 y 2015, las emisiones derivadas del transporte de pasajeros treparon 36% en el mundo, como consecuencia, principalmente, de la expansión del uso de vehículos particulares y camiones de carga (en este caso, el crecimiento fue de 75%).
Y esta tendencia global se registra también en lo regional: en el período estudiado, las emisiones de dióxido de carbono (uno de los GEI) provenientes del transporte aumentaron 49% en América latina.
Según las estimaciones de SLOCAT, para cumplir con la meta del Acuerdo de París, las emisiones de este sector debe reducirse a 2-3 gigatoneladas de carbono equivalente (GTCO2E) para 2050. Una meta lejana si se considera que, hoy, este es responsable de 7,5 GTCO2E. Y más distante aún de acuerdo a las proyecciones de SLOCAT y
Climate Opportunity: ambos coinciden en que las emisiones del transporte –sin incluir el marítimo y la aviación– se expandirán a 10-11 GTCO2E para 2050.
Ahora bien, las mejoras en las redes de colectivos sí podrían tener un impacto positivo en la reducción de vehículos particulares para 2030, contribuyendo con las reducciones en las emisiones que son necesarias para hacer frente al cambio climático. En el informe de C40, The Global Covenant of Mayors for Climate & Energy y New Climate Institute se detalla que, para América latina, esta medida podría llevar a una reducción del 35% en el uso de vehículos livianos en comparación con el escenario de referencia (2015). “Los escenarios de acción mejorados reducirían las emisiones de GEI en aproximadamente 120 MTCO2E en América del Norte, 110 MTCO2E en América latina y 85 MTCO2E en el sur de Asia en 2030, en comparación con el escenario de referencia”, se puntualiza en el documento.