Macri: “Es lo que vale la energía”
El cargo extra que el Gobierno cobrará sobre la tarifa de gas generó una polémica inusitada. La discordia no la disparó exactamente el monto a pagar (entre $ 90 y $ 100 por mes, durante los próximos dos años), sino la sumatoria de golpes al bolsillo que dispararon la inflación y la recesión. Las boletas con el consumo del invierno llegaron a los hogares con cifras que causaron desánimo, por usar un término suave. Y sobre ese sentimiento, la política vio la oportunidad de pasarle una factura a Mauricio Macri. Muchas entidades de consumidores hicieron fila en la Justicia, y tanto gobernadores como legisladores de la oposición (oficialistas también) se pronunciaron a favor de derogar esa medida en el Congreso.
En toda esta movida, hay dos aspectos a considerar. El primero es la legalidad del cobro. La norma es clara al reconocer a las petroleras el derecho a percibir la diferencia cambiaria de un producto que se vende en dólares pero que se cobra en pesos. Hay quejas sobre su retroactividad, pero sin sustento: el texto admite que el precio cobrado queda ‘abierto’ seis meses más hasta que se calcula cuánto varió el dólar y se lo suma a la tarifa.
La razonabilidad ya es otra cuestión. El macrismo, como lo hizo en 2016, no quiere especular con un sector del que espera inversiones. Las productoras de gas son las mismas petroleras que empujan a Vaca Muerta. El Gobierno podría haber “dormido” este pleito e incluso dejar que las empresas se lo reclamen por vía legal. Pero prefirió no quedar en mora y tomó la iniciativa. Lo que no evaluó es su decisión va a tener un costo político que le puede complicar la aprobación del Presupuesto 2019. Un intento similar del Congreso en abril pasado fogoneó la desconfianza de los inversores sobre cuál era el verdadero poder de Macri, a la vista de que entre los críticos había fuego amigo. La película se repite. Es de esperar que el resultado no.