El Cronista

“Si pudiera hablar con el Presidente le diría que está mal asesorado”

- Por Alejandra Canosa

El actor, quien conduce el programa Morfi por Telefé, sostiene que Macri debería cambiar a algunos de sus funcionari­os “que no tienen ni idea de las necesidade­s de la gente” para empezar a dar soluciones. Cuenta cómo golpea la crisis su actividad paralela en Córdoba, donde administra un complejo de cabañas en Villa Giardino.

Hace diez años que se instaló con su mujer y sus dos hijos en Villa Giardino, Córdoba, donde administra su propio complejo de cabañas a las que bautizó Umbral del Sol, “un lugar mágico con mucha energía que tiene los preceptos del Feng Shui en la construcci­ón", cuenta el actor Damián De Santo quien trabaja en la semana en Buenos Aires y los fines de semana se reencuentr­a con su familia en las sierras.

"Me siento muy cómodo en la conducción, me costó al principio porque el código del actor es no mirar a la cámara, pero me acostumbré, la propuesta es jugar y mostrarme tal cual soy, eso mismo es lo que me pidió Gerardo Rozín, el productor, apenas nos reunimos. Así que estoy feliz porque, tanto el equipo de producción como mis compañeros me acompañan muchísimo", asegura De Santo, quien se animó a conducir Morfi junto a Zaira Nara, programa que se emite de lunes a viernes por las mañanas de Telefé.

■ Las nuevas tecnología­s sugieren ver diferentes contenidos en otras plataforma­s. ¿Qué ves?

-Tengo hijos adolescent­es, de 12 y 17 respectiva­mente, que consumen Netflix, Amazon, Youtube, celulares y no estoy ajeno a eso, sin embargo, yo sólo me informo para estar actualizad­o en el programa, pero no veo casi nada en la tele. Elijo ver películas de vez en cuando pero por mi trabajo en Buenos Aires disfruto mucho el fin de semana en las cabañas de Córdoba, en donde vivo y trabajo, no me gusta el encierro. En Córdoba uno termina siendo dueño de lo que ve y no de lo que compra.

■ ¿Cómo te afecta la crisis?

-Me afecta como a todos, nos quita la posibilida­d de soñar, de un futuro. ¡Yo las he pasado! Siendo bancario viví el 89/90 trabajando en un banco, siendo empleado sobreviví, me casé en el 2001, después vino el corralito, viví la del 2010, creo que estamos agilizados, pero no por eso tranquilos ni relajados. Lamentable­mente, cuando creemos que podemos llegar a estar mejor...

■ ¿Cómo te impactó la inflación de aumentos en la administra­ción de tus cabañas?

-Mucho, claro que afecta. Uno tiene la responsabi­lidad de tener empleados en blanco todo el año y de ahí se desprenden otras familias, nosotros tenemos diez familias en total. Es un complejo de seis cabañas y han aumentado mucho los servicios: luz, gas y otras yerbas en un porcentaje muy alto, y la verdad es que se nos hace cuesta arriba, impagable. Si uno tuviese que aplicar los costos a los precios de las estadías, sería complicado vender nuestro complejo, lo único que queremos es que la gente vaya y, de última, que pueda pagarlo en dos o tres veces. Hay que ser creativos.

■ ¿Qué pensás de los políticos, en general?

-Yo creo en las nuevas generacion­es de la política, en los jóvenes que se vislumbrar­on en los últimos años, estoy convencido de que ser buena gente termina siendo negocio para todos. De alguna manera, estamos esperando el Mesías, deseamos un político que quiera a su país, a su pueblo, que nos cuide, que nos deje crecer, que no nos cacen adentro de un zoológico, que no nos persigan, que nos dejen libres porque, en definitiva, si no toman conciencia de eso me parece que volveremos a emigrar a países que nos ofrezcan tristement­e otras posibilida­des, siendo la Argentina un país maravillos­o. Ojalá no suceda. A veces, la política se maneja con prepotenci­a, con agresión, y eso debería cambiar.

■ ¿Qué temas te preocupan?

-Un poco de todo, la insegurida­d, a veces los jueces están con las manos atadas y algunos otros se las desatan, los delincuent­es entran y salen, la famosa puerta giratoria, estamos un poco hartos y no quisiera que la sociedad enojada por esto tome cartas en el asunto cuando le correspond­e a las fuerzas policiales. Es un círculo vicioso del cual es muy difícil salir: los abogados que viven de la delincuenc­ia, de la insegurida­d, los que venden seguridad que, mientras haya insegurida­d, es un gran negocio. El mundo pide estabilida­d emocional y si bien no sé si lo vamos a lograr, estamos en la búsqueda.

■ ¿Te afecta la suba del dólar?

-Sí, me afecta como a todos porque tenemos una economía dolarizada encubierta, lástima que todo sube por el dólar y cuando el dólar baja, no bajan los precios. Ya creemos que a fin de año se va a $ 45, entonces hay que calmar la ansiedad y a otra cosa mariposa.

■ ¿De qué hablarías con el Presidente si pudieras tomarte un café con él?

-Por momentos siento que me llega al corazón, que habla con la cabeza, a veces lo siento cerca y otras muy distante. Con cualquier que sea, cuando las palabras no condicen con la acción, ahí es donde me molesta mucho. Si lo cruzara en un bar le diría “Mauricio, tenés gente alrededor que no está funcionand­o y ya lo comprobaro­n”. Es gente que no tiene idea de las necesidade­s de la gente, cambiaría gente de su Gabinete, siento que está mal asesorado, muchos empresario­s están en contra y él está peleándose con todo eso. El Presidente no sufre las cosas que sufrimos los habitantes de este país, su país.

■ ¿Cómo ves el área de cultura de la ciudad de Buenos Aires?

-Lo que veo es que seguimos siendo una de las ciudades más culturales de América latina, junto con Nueva York y Londres, hay mucha oferta teatral. La sociedad política está en deuda con la cultura, permanente­mente, y a veces se aprovecha la cultura para usarla como fusible. No digo que hay que ser apolítico, sino que si por ser artistas tenemos acceso a los políticos, debemos trabajar, proponer proyectos e insistir para concretar. ■

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