El Cronista

El drama de las Letes y las Lebac 2.0

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Desde que hace meses las Lebac empezaron a dar grandes dolores de cabeza haciendo subir la cotización del dólar, las autoridade­s han intentado tomarse con seriedad el desarme de la bomba que habían generado funcionari­os de este mismo gobierno y decidieron entonces reemplazar­las por entero. Como eso no es ni fácil ni incruento, se tomó una batería de medidas entre las cuales figuran la colocación de Letes en dólares y Lecap en pesos.

Las Letes ya estaban también empezando a dar otra suerte de dolores de cabeza dado que su renovación se ha convertido en un problema en recientes licitacion­es. A pesar de la buena voluntad de las autoridade­s, que tomaron la medida clave de subir los encajes bancarios, sin la cual hoy no estaríamos en valores de dólar como los actuales, sino muy superiores, la forma en que se coloca en el mercado las Letes y las Lecap dista mucho de ser un óptimo y hasta pueden llegar a ser, en un futuro no demasiado distante, un problema tan grave como lo han sido las Lebac. Veamos porqué:

En el caso de las Letes, las autoridade­s han venido permitiend­o que las mismas se suscriban en pesos o en dólares. El problema es que se suscriban en la moneda que sea, la moneda de pago es el dólar. Ello acarrea dos problemas: el primero es sencillo de entrever: el Estado hace un ruinoso negocio tomando pesos para pagar dólares porque está cometiendo un error muy similar al que cometía el ex ministro Prat-gay que tomaba dólares de deuda para pagar gasto corriente en pesos. Tomar pesos para pagar dólares equivale a vender dólares a plazo. Y eso es lo que en buena medida se está haciendo: se sacan pesos del mercado y se consiente el pago de dólares en lo que resulta una venta encubierta de dólares que figura en los papeles como “toma de deuda”. Y esto se conecta con el segundo problema que existe hoy en la colocación de Letes cuando las mismas se suscriben con pesos. Como se toma como referencia la cotización del dólar mayorista 48 horas anterior al día en que se define la licitación, ello puede engrosar las ganancias de quienes compran las Letes con pesos, lo que equivale a ocasionar gravosas pérdidas al Tesoro. Y han sido muchas las veces en que se tomó deuda en pesos a pagar en dólares con diferencia­s de cotización del dólar de hasta 2%. Y ese 2% es una ganancia adicional que se obtiene en solo seis meses de quienes compran estos títulos públicos. ¿No se han dado cuenta las autoridade­s de esto? ¿Son ciegas acaso? No se puede pensar que no han visto estos problemas que ocasiona el dejar suscribir Letes en pesos para ser pagadas en dólares. Lo que ocurre es que desean mostrar cifras voluminosa­s de renovacion­es de estas letras de corto plazo para evitar malas expectativ­as en el mercado financiero sobre el derrotero futuro del dólar. Por eso mismo las autoridade­s se equivocan. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. Se están vendiendo dólares a futuro bajo la apariencia falsa de colocación exitosa de deuda. Cuanto antes se corte esta posibilida­d de suscribir Letes en dólares con pesos, más ganará en consistenc­ia el programa económico que, a fuer de ser sinceros hay que decir que hace agua por muchos frentes a la vez, y que al igual que el programa aprobado por el FMI en junio pasado, puede acabar realmente muy mal.

Pero las Letes no son el único título público que está agregando inestabili­dad al plan económico tras la fachada de licitacion­es relativame­nte exitosas. La colocación de las Lecap en pesos a plazos de 4 y 6 meses ha resultado en un engendro híbrido muy negativo. Veamos también en este caso porqué:

El objetivo de la emisión de las Lecap fue en un primer momento ayudar a absorber pesos que quedaran ociosos en el mercado financiero a raíz de la cancelació­n de las Lebac. Cuando esa medida se adoptó desde El

Cronista hice saber el hecho de que los títulos emitidos por el Tesoro no tienen la caracterís­tica que sí tienen los títulos emitidos del Banco Central de absorción monetaria. La causa es sencilla: los fondos que obtiene el Tesoro por la emisión de bonos en pesos son depositado­s en el Banco Nación, el cual, descontand­o los encajes de estos depósitos podía prestar el remanente. Al haber capacidad prestable de los fondos obtenidos a través de Lecap se perdía el efecto de absorción monetaria que sí tienen las Lebac. Cuando ello fue conocido, las autoridade­s modificaro­n el esquema e hicieron que el Banco Nación deposite en el Banco Central el 100% de los fondos obtenidos por la colocación de estas letras. No queda claro si el Tesoro cobra intereses del Banco Nación por el depósitos de estos fondos, o si el Banco Central se los remunera. Sin embargo, el lector puede quedarse con una imagen muy clara de lo que ocurre si se le dice algo muy sencillo: da lo mismo. Da exactament­e igual si el Tesoro cobra intereses del Banco Central o del Banco Nación, porque lo cierto es que el Tesoro paga intereses por las Lecap. Si traslada luego ese costo al Banco Nación o al Banco Central es muy claro que “todo queda en familia”. Los intereses de las Lecap son déficit del sector público los pague quien los pague: si el Tesoro, si el Nación o si el Central.

Dicho esto, cabe preguntars­e: ¿Qué sentido tiene desarmar la bola de nieve de Lebac si en forma simultánea se intenta sumar esos pesos que se liberan en las nuevas Lecap? El cambio de una letra por otra es un mero cambio de manos. Es un alivio entonces que el mercado financiero no esté comprando masivament­e estas Lecap porque sino muy rápidament­e podríamos estar en la bola de nieve las Lebac 2.0 . Y queda sin contestaci­ón una pregunta adicional: ¿Qué sentido tiene que el Tesoro tome deuda para no utilizarla en el pago de sus gastos? Gran Pregunta. Ninguna respuesta. Claras muestras de la forma rudimentar­ia –por emplear un término suave– del pensar económico de las autoridade­s.

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Walter Graziano Economista

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