Tras gesto de Macri, CGT desactivó el paro y contiene el conflicto social
La central obrera, junto con el Gobierno y el sector empresario delinearon el DNU que Macri firmará en las próximas horas. Tras ello, se decidió no avanzar con la medida
LA CENTRAL OBRERA ESPERA QUE LA NORMA SE PUBLIQUE EN LOS PRÓXIMOS DÍAS
Luego de días de negociaciones y varias idas y vueltas, el Gobierno, las principales cámaras empresarias y la cúpula de la CGT terminaron acordando ayer la letra del decreto de necesidad y urgencia que el presidente Mauricio Macri firmará en las próximas horas y por el cual se dispondrá el pago obligatorio de un bono de fin de año de $ 5000 para los trabajadores del sector privado y la implementación de un mecanismo administrativo para frenar despidos sin causa en medio del conflictivo escenario económico.
Apenas un rato después del entendimiento, para el cual fue clave la orden presidencial de acelerar a fondo las negociaciones por la definición del suplemento salarial extraordinario, la primera línea de la central obrera decidió desactivar la amenaza de concretar un nuevo paro general el martes 27 en la previa a la cumbre de Líderes del G20. “Se aleja la posibilidad del paro”, afirmó Héctor Daer, uno de los miembros de la dupla de conducción cegetista al terminó de la reunión del consejo directivo de la entidad que convalidó el texto del DNU que fijó el bono y el mecanismo antidespidos. Informalmente, varios dirigentes confirmaron que el paro quedaba desactivado.
Pese a las críticas de los sectores sindicales más combativos, para la dirigencia de la central el resultado de la nueva instancia
de diálogo abierta con la administración macrista y el sector empresario significó un rédito político importante ya que logró hacerse de dos de los principales reclamos con los que encaró las conversaciones: la necesidad de asegurar un ingreso extra para contener el deterioro salarial de los trabajadores producto de la aceleración de la inflación y establecer algún dique de contención para los despidos. Fue bastante más que lo que la propia entidad sindical logró cosechar tras los cuatro paros generales con los que previamente había sacudido a gestión de Cambiemos. “Le pusimos $ 5000 a la mesa a la gente que antes no tenía y eso es positivo y un logro importante”, definió un miembro de la jefatura de Azopardo 802.
El Gobierno cedió ante la presión gremial. La urgencia por evitar una medida de fuerza categórica en la misma semana de la gran foto del G20 en Buenos
Aires sumado al interés por intentar contener la creciente conflictividad social a las puertas del siempre inquietante diciembre argentino fueron elementos clave para que la Casa Rosada optara por ofrecer algunos gestos concretos a la CGT. Macri se ocupó especialmente de apurar la definición del acuerdo y, aún a costa de la resistencia empresaria, avaló la obligatoriedad del pago del bono para todo el sector privado y la medida que fuerza a las compañías a informar con 10 días de anticipación a la Secretaría de Trabajo antes de disponer despidos sin causa.
Las cámaras empresarias buscaron durante las extensas negociaciones tratar de limitar los alcances del DNU con fuertes advertencias sobre las dificultades del sector pyme para poder hacer frente al pago del suplemento extraordinario o su consideración como pago a cuenta de los futuros
aumentos de paritarias. Pero terminaron resignadas ante el convencimiento de que el Gobierno estaba decidido a privilegiar el pacto con los gremios como moneda de cambio para garantizarse paz social. “Nos sentaron a la mesa de discusión cuando ya estaba cerrado el acuerdo con la CGT”, reprochó con cierta bronca uno de los referentes empresarios que participó de las negociaciones.
La letra chica del DNU que el Gobierno oficializará en los próximos días finalmente se destrabó ayer al mediodía, luego de que el miércoles el entendimiento quedó al borde del fracaso por un párrafo que las cámaras pretendían incorporar para habilitar excepciones respecto del carácter obligatorio del pago del bono. El principio de acuerdo llegó justo en la previa a las deliberaciones de la cúpula cegetista que debía confirmar o dar marcha atrás con el llamado a otro paro.