Alivio para las cuentas públicas: se viene un nuevo bono demográfico
Cepal proyecta que si las personas, al tener menos hijos, ahorran para su retiro y siguen trabajando en la edad adulta pueden contrarrestar el gasto fiscal previsional
MEJOR AL PROMEDIO DE LA REGIÓN, LA ARGENTINA PODRÍA ELUDIR CRISIS PREVISIONAL
El envejecimiento de la población se está dando rápidamente en América latina. Los cálculos indican que en el año 2037 la proporción de personas mayores sobrepasará a la de menores de 15 años. Por eso es creciente la preocupación de los gobiernos, entre ellos el argentino, acerca de la sostenibilidad de las cuentas públicas para atender a una población con más esperanza de vida y demandante de servicios públicos.
Sin embargo, la Comisión Económica para América latina (Cepal) considera que la región cuenta con la oportunidad de un segundo bono demográfico para enfrentar este problema si los individuos ahorran para su retiro y continúan trabajando en la edad adulta.
“El envejecimiento de la población, por lo tanto, no tiene por qué convertirse en una amenaza para la sostenibilidad del gasto público ni para la implementación de la Agenda 2030 (para el Desarrollo Sostenible)”, dice el informe Envejecimiento, personas mayores y Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Entiende que en la medida en que el primer bono demográfico -período en que hay una concentración en el segmento de los adultos en edad activa- tiende a desaparecer, puede surgir un segundo bono demográfico, al acumularse el ahorro, lo que posibilita una mayor inversión en capital humano y físico.
“Este segundo bono demográfico representa una oportunidad importante para la región, generalmente soslayada, pero no es una garantía automática”, dice.
Su tesis se basa en que el envejecimiento de la población aumenta la demanda per cápita de riqueza lo que, junto a una menor cantidad de hijos, lleva a que cada individuo pueda acumularla a cualquier edad.
“Si este aumento de la demanda de riqueza no se atiende por completo mediante el incremento de las transferencias, pero se satisface –al menos en parte– mediante la acumulación de activos en el hogar o fuera de él, el envejecimiento de la población aumentará el nivel de activos per cápita y, tal vez, el nivel de capital por trabajador y los salarios”, explica el informe.
Entiende que con el envejecimiento disminuiría la tasa de dependencia por educación, lo que facilitaría la creación de una fuerza laboral más educada y productiva. Que no hay que dar por sentado que en la edad avanzada el consumo aumente automáticamente, porque en América latina, a diferencia de la situación existente en los países ricos, existe un muy ligero incremento del consumo a medida que aumenta la edad.
Y que en la región la edad avanzada no siempre lleva aparejada una disminución de la participación en el mercado del trabajo: en América latina el nivel de renta del trabajo representa alrededor del doble del de los países ricos. Si bien en muchos casos se debe a las bajas tasas de reemplazo de las pensiones y jubilaciones, afirma que en otros “el mantenerse en el mercado del trabajo es una opción que se prefiere por interés personal”.
Este planteo surge porque la Cepal prevé la población de 60 años seguirá creciendo en forma sostenida tanto en términos absolutos como relativos: en 2030, la mayoría de los países de América latina y el Caribe estará en la etapa de envejecimiento moderadamente avanzada y avanzada. En 2037, la proporción de población de 60 años y más igualará a la menor de 15 años. Y en 2040, la población de 15 a 59 años alcanzará su máximo de crecimiento, cuando empezará a disminuir y se producirá una convergencia hacia la estabilización de la población. Hoy Argentina es uno de los países que tienen tasas de fecundidad sobre el nivel de reemplazo, pero con esperanzas de vida superiores a la media regional. Para 2060, será una más de las economías envejecidas.
El hecho de que el envejecimiento poblacional se convierta en una oportunidad radica en que la riqueza podría aumentar a medida que la población envejece. Los incrementos en la esperanza de vida favorecerían que la población en edad activa y aquella próxima a jubilarse ahorre para su retiro.
Esa acumulación de riqueza puede hacerse de diferentes formas, según la Cepal. Que los jubilados dependan de transferencias de pensiones
El envejecimiento de la población aumenta la demanda per cápita de riqueza mediante acumulación de activos
Aunque no se financien con la pensión, mayores de 65 años con ahorros estarán mejor que los de 25
públicas y programas de asistencia social y que los individuos acumulen capital durante sus años de trabajo y que este sirva como fuente de apoyo durante el período de jubilación.
“Aunque el consumo de la población de 65 años y más no pueda financiarse únicamente con los ingresos por pensión, si se añade la riqueza acumulada durante la vida, el déficit entre el ingreso y el consumo de este segmento de edad baja considerablemente, siendo incluso menor que el de los jóvenes de 25 años”, explica. Pero reconoce: “La capacidad o voluntad de ahorrar puede verse socavada por mercados financieros poco desarrollados o por la falta de atención de los gobiernos al contexto demográfico”.