Macri controla que el dólar no se dispare para tener más aire en las elecciones
El Gobierno transita un verano tranquilo en materia económica a pesar de que los indicadores siguen siendo muy desfavorables. Salvo el dólar que se encuentra en la parte inferior de la banda de flotación y las tasas que comenzaron a ceder su furia alcista de 2018 para colocarse en porcentajes más digeribles para las empresas y para el propio equipo económico, los otros datos que vuelca el mercado se transforman inevitablemente en signos de preocupación.
A las menores ventas producto de la recesión, los aumentos de tarifas y la propia inflación, se suman ya oficialmente los números de despidos en el sector privado. Fueron 8000 los que informaron las empresas al Estado en los últimos tres meses. Pero hay más. La inflación que se dará a conocer hoy también forma parte del combo que al Gobierno le cuesta resolver. Ni hablar de las inversiones que no llegan o de los compromisos de deuda asumidos con el FMI.
De todas formas, el Gobierno cree que el repunte de la economía se dará a partir de marzo y no en el segundo semestre como la mayoría de los economistas estima. Si esto sucede, al menos el presidente Mauricio Macri tendrá un motivo para festejar en el medio de un panorama sombrío. Claro que el Ejecutivo también es optimista en cuanto al valor del dólar. Si bien sabe que un dólar retrasado le traerá problemas de competitividad en el mediano largo plazo, también intuye que en un año de elecciones la población elige dólar calmo.
Mientras tanto, el mercado está expectante. Le interesa saber si Cristina finalmente será candidata y en segundo lugar, si Cristina se baja, quién es el tercero en discordia que le puede presentar batalla a un Macri que no le dan los números pero que por ahora no tiene rival confirmado.