Visión jerárquica
Lino Barañao, además de secretario de Ciencia -organismo que hasta hace un puñado de meses era Ministerio-, no solo es político, sino que, antes de emprender la carrera administrativa, era un científico muy reconocido. De hecho, llegó a ser director del Laboratorio de Biología de la Reproducción y Biotecnología Animal. Hoy sigue dando clases de bioética en posgrados universitarios. Consulta do por El cronista, revela que leve mucho potencial a Va le riaBo si o, dedicada a estudiar la regeneración de tejidos óseos y experta en la transferencia del conocimiento a la industria. En esa misma línea, destaca los trabajos que realiza Gabriel Absi, relacionado con desarrollos de tecnología satelital, desde su puesto de gerente del Área Espacial en Invap, en Bariloche. Finalmente, volviendo a sus raíces, señala la labor que cumple Daniel Salamone, dirigiendo el Laboratorio de Biotecnología Animal de la Facultad de Agronomía de la UBA. Barañao también deja su pálpito sobre las grandes áreas de la ciencia que van a explotar: "Hay campo para la Argentina haciendo innovaciones en alimentos orgánicos y productos fitoterapéuticos, incluyendo cosméticos. Y también desarrollando una nueva generación de biopesticidas, donde ya se vislumbra una revolución -económica y ecológica- que cambiará el actual eje de la química a los productos biológicos". Finalmente, según el secretario, también hay una gran promesa en todo lo que tenga que ver con trazabilidad usando técnicas de blockchain, incluyendo el seguimiento de las producciones orgánicas. Y un campo transversal que es poco conocido pero esperanzador e incluye nuevas maneras de extender la inteligencia artificial usando ideas y conceptos biológicos y estudiando el comportamiento animal de la Inteligencia "natural". Y cierra: "Hay mucho por hacer ahí: conocer más el cerebro de un hornero o de un mosquito nos permitirá aprender conceptos que luego pueden servir para hacer un mejor dron o para entender y modelar la capacidad de aprendizaje de las computadoras".