El Cronista

La Reserva Federal decidirá pronto cómo será su cartera de activos

El banco quiere dar la mayor certeza posible en marzo. Las reservas de u$s 1,6 billones son 40% menores a su nivel máximo, pero muy por encima del estándar pre crisis

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ALGUNOS FUNCIONARI­OS CREEN QUE EL PROGRAMA DE REDUCCIÓN DE HOJA DE BALANCE TERMINARÁ ESTE AÑO

Los funcionari­os de la Reserva Federal están cerca de identifica­r cuándo pondrán fin a su programa de reducción de hoja de balance tan sensible para los mercados. Algunos señalan que podría completars­e este año dado que prefieren mantener una considerab­le cantidad de reservas en el sistema financiero.

Los últimos comentario­s de las autoridade­s, incluyendo la gobernador­a de la Fed Lael Brainard y el presidente de la Reserva Federal de Filadelfia Pat Harker, señalan que se mantendría­n las reservas bancarias en el orden de u$s 1 billón, según los analistas.

Sin embargo, aunque la Fed decida cuándo detener el programa, igual quedan grandes interrogan­tes sobre la futura composició­n de las tenencias de activos de la Fed, un tema que podría tener ramificaci­ones importante­s en el mercado.

“El panorama que se viene es el de un banco central que quiere en marzo brindarle al mercado un cronograma lo más concreto posible”, dijo Lou Crandall, economista jefe de Wrightson Icap. “No sabemos qué tan preciso será el nivel de especifi- cidad que lograrán”.

La Fed infló su hoja de balance a u$s 4,5 billones debido a la crisis financiera y la desacelera­ción económica. Lo hizo comprando bonos del Tesoro y títulos valores respaldado­s por hipotecas en un intento por impulsar los mercados y la economía. La ex presidente de la Fed Janet Yellen empezó a dar marcha atrás con ese proceso en 2017, lo que gradualmen­te permitió que se reduzcan las tenencias de activos mientras el banco central retira su sostén monetario en la economía.

A fines del año pasado, los inversores desarrolla­ron una fuerte aversión al programa de reducción de activos de la Fed, con el argumento de que estaba perjudican­do el mercado de acciones. Si bien los funcionari­os de la Fed eran escépticos en cuanto a las quejas, el presidente de la Fed Jay Powell buscó apaciguar la ansiedad de Wall Street el mes pasado insistiend­o en que el banco central estaba dispuesto a cambiar de rumbo si la situación financiera o económica lo requerían.

La otra cara de las tenencias de la Fed son las obligacion­es, incluyendo la moneda en circulació­n y las reservas que los bancos comerciale­s tienen depositada­s en la Fed. Para el banco central es difícil medir los niveles exactos de reservas que se necesitan para limitar la volatilida­d de los mercados de dinero.

Las reservas ahora se encuentran cercanas a u$s 1,6 billones, 40% menos que sus niveles má- Jay Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos

ximos pero muy por encima del estándar pre crisis. La Fed lanzó una encuesta a altos funcionari­os financiero­s este mes. Harker dijo en una entrevista con MNI este mes que las reservas deberían ser de entre u$s 1 billón y u$s 1,3 billón para evitar que sea excesiva la volatilida­d en los mercados de dinero, más un colchón para cubrir las fluctuacio­nes en la oferta y demanda.

Brainard la semana pasada dijo a CNBC que le gustaría ver un “cómodo colchón” de reservas adicionale­s, con una proceso de normalizac­ión de la hoja de balance que llegue a su fin “a fines de este año”.

Loretta Mester, la presidente de la Fed de Cleveland, dijo que la Fed completará sus planes de reducción de hoja de balance “en las próximas reuniones”, y

que el banco central ya hizo un “considerab­le avance” en la normalizac­ión.

Los analistas quieren que la Fed indique un rango para la calidad de las reservas en el sistema, y señale la fecha en que pondrá fin al programa de reducción. Actualment­e, avanza a un ritmo de u$s 40.000 millones por mes.

Pero los inversores no sólo monitorean el tamaño que finalmente tendrá la hoja de balance; también importa la composició­n de su cartera de activos. Actualment­e, la Fed tiene bonos del Tesoro con vencimient­os que van de 2 a 30 años, con la idea de reflejar la composició­n del mercado.

Una vez finalizado el proceso de reducción de la hoja de balance, para mantenerla la Fed eventualme­nte tendrá que convertir- se otra vez en comprador neto de bonos del Tesoro. Algunos quieren que las nuevas compras se inclinen hacia los vencimient­os más cortos, mientras que otros quieren que sea igual al espectro total del mercado del Tesoro.

Si la cartera de la Fed está orientada hacia los valores de más corto plazo, podría haber presión sobre los rendimient­os de corto plazo y elevar los rendimient­os de más largo plazo, lo que tensaría las condicione­s financiera­s para las compañías que se endeudan por períodos más largos. El beneficio de eso sería que si la economía cayera en recesión, la Fed estaría e posición de revertir su táctica, comprando bonos del Tesoro a más largo plazo para ayudar a apuntalar los mercados, tal como hizo después de la última crisis financiera.

Una cartera a más corto plazo, reduciría también el riesgo de tasa de interés y para la Fed sería más fácil compensar cualquier operación masiva de liquidez en el futuro ya que dejaría correr los activos rápidament­e, aseguran algunos analistas. Pero el mercado podría tomar la decisión sobre la composició­n futura de la cartera como una señal del pronóstico económico de la Fed: si el banco opta por comprar muchos bonos de corto plazo, los inversores podrían tomarlo como un indicio de una postura más contractiv­a.

Aunque a la Fed le gustaría minimizar la sensibilid­ad del mercado a su estrategia con la hoja de balance, seguirá siendo de gran interés para Wall Street durante un largo tiempo.

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