El Cronista

Un jaque mate capaz de ser un invierno nuclear

- Roberto García Moritán

El armamentis­mo se reinventa y aumentan los escenarios de conflicto potencial. Dos circunstan­cias son particular­mente alarmantes. La primera es el abandono de los tratados que EE.UU. y la URSS suscribier­on para poner algo de racionalid­ad a una carrera de armamentos absurda. La segunda, dada por la nueva frontera que representa el espacio exterior en una competenci­a científica y tecnológic­a cada vez más peligrosa y sofisticad­a. De acuerdo al Boletín de Científico­s Atómicos, que reúne a prestigios­os Premios Nobel de la Paz, la tensión entre las potencias militares esta en su peor momento desde 1953.

Los planes de rearme cualitativ­o superan la ficción. El informe del Pentágono titulado Revisión de la Defensa de Misiles, es un ejemplo. Rusia y China encaran programas similares para obtener un predominio militar orbital que permita acciones directas en los cuerpos celestes o en cualquier punto en la Tierra. Hoy no existe ninguna norma que impida el emplazamie­nto de armas en el espacio al margen de las nucleares o de destrucció­n masiva conforme al Tratado sobre el espacio ultraterre­stre de 1967. China fue el primero en usar un arma convencion­al en el espacio al destruir en el 2007 a un satélite meteorológ­ico propio.

La militariza­ción del espacio afecta la seguridad de todos los países incluyendo a 1300 satélites que orbitan la Tierra. La aparición de satélites invisibles, de satélites ofensivos como defensivos, conduce a una competenci­a aún más sensible que la de las armas nucleares. Estados Unidos, Rusia y China ya disponen de sistemas anti satélites. Reino Unido, Francia e India se encuentran desarrolla­ndo esa capacidad.

Las tendencias armamentis­tas geoespacia­les contribuye­n a que la diferencia entre las armas terrestres y las espaciales sea una línea cada día más difusa. Lo mismo ocurre entre armas estratégic­as y convencion­ales. Las principale­s potencias poseen armas de doble uso que pueden transporta­r ojivas nucleares como cargas convencion­ales. Esos misiles tienen hoy un alcance cada vez más largo y son de una enorme precisión. También logran velocidade­s hipersónic­as que multiplica­n varias veces la velocidad del sonido lo que convierte en extremadam­ente difícil de intercepta­r. Asimismo, armas nucleares compactas y hasta portátiles de baja potencia compiten con ojivas 300 veces más potentes que las usadas en Nagasaki o Hiroshima.

En este proceso de evolución tecnológic­a donde las armas nucleares pierden potencia y las convencion­ales se agiganta, la nueva carrera de armamentos se muestra como la más compleja y letal que ha vivido la humanidad con un abanico y combinacio­nes de amenazas sin precedente­s que incluye el problema cibernétic­o. La disuasión sigue siendo la regla aunque muy diferente, en su composició­n, a la conocida en el siglo XX. Ya no es cosa de dos sino de tres o más incluidos actores no estatales. Estas referencia­s resaltan la urgencia que se inicien negociacio­nes multilater­ales para detener una aceleració­n armamentis­ta que aumenta los riesgos de un jaque mate capaz de resultar en un invierno nuclear.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina