El Cronista

Una propuesta monetaria: eliminar el Banco Central

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mulgada el 19 de Julio de 1844.

Si bien la Ley establecía que la emisión de papel moneda estaba monopoliza­da por el banco central y efectuada con un criterio de pleno respaldo de dinero metálico, se mantuvo el modelo de encaje fraccionar­io, por lo que se dejó vía libre para que los bancos privados expansiona­ran el dinero mediante la concesión de nuevos créditos y la creación desde la nada de los correspond­ientes depósitos, manteniénd­ose de esta manera los booms ex- pansivos y las subsiguien­tes etapas de crisis y depresión, durante las cuales el Banco de Inglaterra se vio obligado una y otra vez a suspender las previsione­s de la Ley de Peel y a emitir el papel moneda necesario para atender la demanda de liquidez de los bancos privados, evitando así, en la medida de lo posible, su quiebra.

Por lo tanto, es una ironía del destino que la Escuela Monetaria apoyara la creación de un banco central que, paulatinam­ente y sobre todo por culpa de la influencia negativa de la Escuela Bancaria, terminó siendo utilizado pa- ra justificar e impulsar políticas de descontrol monetario y desmanes financiero­s mucho peores que aquellos a las que originaria­mente se pretendía poner remedio.

Ahora bien, dado que todos los desastres monetarios tienen su origen ya sea en el uso político de la política monetaria del Banco Central y un modelo de banca con encaje fraccionar­io que amplifica los desmanes de la autoridad monetaria, con el correr del tiempo (y en especial a la luz de la Gran Depresión), el debate en- tre Banca Libre vs. Banco Central mutó hacia el contexto en el cual el sistema bancario opera con un encaje del 100% para los depósitos a la vista (lo cual es demanda de dinero) y una banca de inversión para canalizar el ahorro.

De este modo aparece de un lado la posición de la Escuela Austríaca con las ponencias de Mises, Hayek y Rothbard abogando por una banca libre con un encaje del 100% en los depósitos a la vista y una banca de inversión que logre canalizar el ahorro de la economía y por otro lado la Escuela de Chicago, quienes abogaban por un modelo financiero similar, pero con la tutela de un Banco Central. Así, según Simons, Mints, Director, Knight, Schultz, Douglas, Hart y Angell el principal foco de atención radicaba en la finalidad básica de restaurar el completo control por parte del gobierno sobre la cantidad de dinero en circulació­n y su valor. Sin embargo, el modelo monetario propuesto por la Escuela de Chicago sigue dando el poder al Estado de falsificar dinero desde el Banco Central y con ello estafar a la población mediante una política monetaria basada en la inflación.

A la luz del debate entre Banca Libre vs. Banco Central con y sin un sistema de encaje fraccionar­io, es que junto a mi colega Diego Giacomini proponemos una reforma financiera que avance hacia la eliminació­n del BCRA (modelo de banca libre) y un sistema financiero que opere respetando las formas del derecho (Simons, Allais, Rothbard, Hoppe y Huerta del Soto) basado en un encaje del 100% para los depósitos a la vista (almacén de valor) y una banca de inversión para canalizar el ahorro de los individuos acorde a sus preferenci­as en términos de retorno y riesgo.

En cuanto a la instrument­ación de la reforma, esta tendría lugar en cuatro etapas:

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