Una fecha que impactó en el transporte
El 11 de septiembre de 2001 se produjo un quiebre en la forma de controlar la seguridad en buques, puertos, aviones y aeropuertos. Así nació el Código de Protección de Buques e Instalaciones Portuarias y se reestructuró la seguridad aérea
La tranquilidad habitual de los puertos desapareció hace 18 años como consecuencia de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en la ciudad de Nueva York que dejaron más de 3000 muertos y 6000 personas heridas.
Tras este indigno atentado se elaboraron nuevas medidas de urgencia y así nació el Código de Protección de Buques e Instalaciones Portuarias ( PBIP). La FDA, otorgó un número a cada proveedor de insumos, quienes deben indicar clase y tipo de mercancía antes de 24 horas de su embarque. En 2002 se promulgó la Iniciativa de Seguridad de Contenedores, (CSI), que contempla la aplicación de procedimientos de seguridad para certificar el proceso de identificación e inspección en el puerto de origen, de todo contenedor previo a su embarque hacia los EE.UU., y su revisión preliminar mediante tecnología de detección. Ese año se inició el programa Asociación Aduanero- Comercial contra el Terrorismo-drogas (C-TPAT), que contempla a la Agencia de Aduanas, Guardacostas, Policía y Protección Fronteriza ( CBP) de los EE.UU. A mediado del 2004 entró en vigencia la medida de reglamentación sobre el escaneo de los contenedores para carga con destino final a los EE.UU.
El modo aéreo fue sin dudas el que experimentó mayores cambios. El sector en los Estados Unidos lleva invertidos más de u$s 110.000 millones hasta la fecha para evitar que los aviones comerciales sean utilizados como armas letales.
En un principio, el gobierno estadounidense planteó la reestructuración de la seguridad aérea a través de la creación de varias instituciones, incluyendo del Departamento de Seguridad Interior y la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA por sus siglas en inglés). Esta última dependencia es la principal responsable de efectuar los protocolos de seguridad integral en tierra como las inspecciones individuales en los puntos de control migratorio.
Encubiertos
Otras medidas incluyen la integración de agentes federales encubiertos en los vuelos (los llamados “air marshals”); la creación de la lista de exclusión aérea, un expediente de aquellos ciudadanos impedidos por el gobierno para viajar por vía aérea, y la instalación de mecanismos a prueba de balas, que imposibilitan a los pasajeros abrir las puertas de la cabina de pilotos.
Por su parte, los aeropuertos han inducido cambios sustanciales en su operatividad. Previo al atentado, había aproximadamente 16.000 empleados aeroportuarios a cargo de la revisión de los pasajeros. Hoy en día esta cifra asciende a más de 42.000. También las aerolíneas implementaron programas de capacitación a su personal de cabina de pasajeros, para que puedan contrarrestar cualquier amenaza.
La tecnología de revisión de equipaje también ha cambiado: un ejemplo son los escáneres de tomografía 3D que American Airlines ha instalado (en colaboración con la TSA) en la terminal 3 del Aeropuerto Internacional de Phoenix.
Se invirtió más de u$s 110.000 millones para evitar que los vuelos comerciales sean usados como armas