A pesar del ajuste de Macri, el país vuelve a tener una deuda impagable
Es hora de pensar en cómo podemos crecer para poder hacer frente a nuestros compromisos.
La deuda de la Argentina se volvió a transformar en impagable. Si en lugar de economía, habláramos de matemáticas, estaríamos en default porque en las ciencias exactas uno más uno sigue sumando dos. Pero como es economía y como la pulseada tiene ribetes políticos, la deuda impagable se transformará, casi con seguridad, en una deuda negociada para evitar caer en bancarrota.
La muestra la dio el ministro de Economía, Martín Guzmán, cuando dijo que la Nación no contempla ningún salvataje financiero a la provincia de Buenos Aires. Tal frase provocó que ayer cayeran los bonos de la provincia. Sin embargo, Guzmán “no va a dejar a la provincia a la deriva”. Tampoco la dejará el gobernador Axel Kicillof. Lo que se espera, ahora, es que el mercado entienda que se tiene que sentar a renegociar porque no podrá cobrar en tiempo y forma.
La administración anterior sabía que la deuda tomada era impagable en los plazos acordados. Y aquí uno de los dilemas de la Argentina. Se gasta más de lo que se produce y por lo tanto se vive por encima de las posibilidades. A simple vista, un ajuste soluciona el problema.
La realidad indica que los ajustes no siempre sirven para solucionar crisis de gasto. Un ejemplo es que el gobierno de Mauricio Macri ajustó y la deuda igual creció.
¿No nos estaremos equivocando en la raíz del problema de lo que queremos solucionar? Si bien la deuda del país y la deuda de la provincia de Buenos Aires en particular están por encima de las posibilidades de pago, ¿no será hora de pensar en cómo podemos crecer para poder hacer frente a nuestros compromisos? La receta en combo del ajuste y el endeudamiento nos limita a un solo camino: el del fracaso.
“Estamos adelante de un vencimiento que deja el Gobierno anterior y, tal como dije al asumir, hay dificultades presupuestarias”, afirmó ayer Kicillof. “Todos estamos en la misma página y los acreedores saben bien que la capacidad de pago está comprometida porque le dejaron de prestar a la provincia y a la Nación”, sostuvo.
Las palabras de Kicillof no son una amenaza. La realidad que tiene delante de sus ojos le indica un camino sin retorno: la renegociación para poder reperfilar .
La Argentina que vive por encima de sus posibilidades no entiende ni le interesan las matemáticas. Está bueno saber que uno más uno sigue sumando dos. Que si nos endeudamos alguien va a tener que pagar la fiesta. Tampoco podemos permitirnos seguir la corriente del ajuste sin sentido. No hay que gastar más de lo que se tiene pero hay que apostar al crecimiento genuino, el único que nos puede sacar a flote sin repetir la historia de siempre. El dinero no es infinito pero si se crece más de lo que se pide prestado, la deuda se paga sola.
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“Los acreedores saben bien que la capacidad de pago está comprometida”, dijo el gobernador Axel Kicillof