El Cronista

Entre el reperfilam­iento de la deuda y el fuego del Conurbano

- Horacio Riggi Subdirecto­r periodísti­co

El frente de Kicillof, si bien tiene a la deuda como principal esco

llo, es más complejo.

Las internas y los debates políticos dentro de un Gobierno por lo general quedan reducidos a espacios minoritari­os. La gran mayoría de la población tiene que deglutir una presentaci­ón en sociedad de diversos temas que se dan producto de un resultado final donde, tal vez, muchos de los actores no estuvieron de acuerdo pero terminaron aceptando las reglas y el alineamien­to.

La presentaci­ón en sociedad de la deuda de la provincia de Buenos Aires que ayer realizó el gobernador, Axel Kicillof, es un ejemplo de ello.

El mercado, que siempre, o casi siempre se anticipa a lo que luego ocurre para el resto de los mortales, era el único que estaba al tanto de lo que sucedía con la deuda provincial. En definitiva, el mercado sabía que la deuda era más que abultada y que Kicillof, salvo alguna ayuda de la Nación, tenía que reperfilar­la.

Lo que no sabía el mercado ni la sociedad era que el ministro de Economía, Martín Guzmán, se iba a despegar del “pedido de ayuda provincial”. Guzmán, cuyo entorno se encargó de aclarar que acompañará a la provincia en la renegociac­ión de la deuda, también sabe que una buena renegociac­ión en la provincia le quitará presión a la deuda nacional.

Ayer Kicillof dijo que la carga de la deuda es insostenib­le debido a las “pésimas decisiones del gobierno anterior” y remarcó que “una deuda elevadísim­a y caja insuficien­te” obligaron a la provincia a pedir a los tenedores de deuda a posponer el pago de capital hasta el 1 de mayo.

De acuerdo con un análisis de la consultora Elypsis, la provincia de Buenos Aires afronta vencimient­os por u$s 2705 millones en 2020, de los cuales u$s 725 millones vencen en enero (sumando capital e intereses).

Siempre según Elypsis, la provincia debería alcanzar un superávit primario de 4,7% de su Producto Bruto Interno (PBI) desde 2020 para cumplir con estos pagos, algo casi imposible dada la situación fiscal.

Pero el frente de Kicillof, si bien tiene a la deuda como principal escollo, es más complejo. La crisis de la economía y la pobreza afectan al Gran Buenos Aires de forma más que considerab­le. También la insegurida­d, y sus relaciones con los distintos órganos de poder. Si bien el gobernador tiene la bendición de la vicepresid­enta, Cristina Kirchner, no era el elegido por los intendente­s, quienes pedían que el candidato sea el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurrald­e,

A favor de Kicillof es que en su primer discurso, luego de las elecciones, sostuvo que “la situación económica de la provincia que dejó la ex mandataria, María Eugenia Vidal, es de tierra arrasada”.

Kicillof se anticipó al problema económico y no prometió nada a los bonaerense­s. La estrategia fue buena. Ahora el tema es cómo puede manejar la política no siendo Cámpora, ni Albertista puro y sin el apoyo de “los nuevos Barones del conurbano”.

Kicillof dijo ayer que la deuda es insostenib­le y cargó contra la administra­ción de María Eugenia Vidal

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