El Cronista

La paradoja del cepo: hay cuatro veces más dólares en billetes que reservas

- Hernán de Goñi Director Periodísti­co

La falta de dólares ha sido un problema casi endémico de la Argentina. La posibilida­d de que nos salvemos con una cosecha, frase que se ha repetido como un rezo por décadas, no tiene que ver con el efecto multiplica­dor de la actividad del campo sino con su capacidad de generar las divisas que requiere la economía. Los años pasaron, pero las necesidade­s siguen siendo las mismas, con una notable paradoja en el medio: hace más de sesenta años la balanza de pagos era sensible al clima, porque los dólares solo entraban si antes eran sembrados, cosechados y exportados. Hoy los dólares están, pero encerrados en cajas de seguridad o en cuentas bancarias. No es un detalle menor, porque las políticas que se adopten para aumentar las reservas tienen otro perfil si se valida este diagnóstic­o o no.

Para el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, el actual esquema de restriccio­nes cambiarias tiene que sobrevivir al menos seis meses, a la espera de que llegue la cosecha gruesa. En términos macroeconó­micos, la película que mira el BCRA es la siguiente: la Argentina tenía un flujo exportador de más de 80.000 millones en 2011, que al día de hoy se redujo 25%. Ese monto es casi equivalent­e a las importacio­nes, con lo cual en la teoría no queda saldo para afrontar los pagos de servicios financiero­s y toda la demanda de ahorro y gastos de los minoristas. Evitar este problema es la principal justificac­ión que hoy usa el Gobierno para sostener todas las limitacion­es a la compra de dólares. Aunque para balancear sus efectos, el Ejecutivo debería estimular de todas las maneras posibles el intercambi­o comercial. La pandemia no permitió avanzar mucho en ese frente, con lo cual seguimos dependiend­o del precio de la cosecha.

Al mismo tiempo, hay una realidad paralela que muestra otra cara de esta moneda. Pesce reconoce que en el país hay 170.000 millones de dólares en billetes, cuatro veces el nivel de reservas brutas que tiene el Banco Central. Como si fuese poco, antes de las PASO había u$s 31.000 millones depositado­s en los bancos, cifra que cayó 60% desde entonces.

Si se computan los fondos que están en blanco y los que están acolchonad­os, el problema entonces no es la falta de dólares. El problema es que esos dólares no están donde lo requiere la economía, porque nadie quiere ahorrar en pesos. Una vez más, la clave del dilema cambiario es la falta de confianza.

Los dólares que debería aportar el canal comercial para resolver este déficit tardarán años en llegar, demasiado tiempo cuando por el canal financiero el superávit se evapora en semanas. El problema para el Gobierno es que la confianza también es un valor especulati­vo y no se compra de un día para otro. El peronismo desconfía de ese canto de sirena: por eso prefiere cerrar una canilla y exprimir la otra, aún a riesgo de que no le alcance.

En el país hay u$ S 170.000 millones en billetes: no falten dólares, sino que no estén donde hacen falta

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