El Cronista

PBI brutalment­e seco y un presupuest­o ‘no peronista’

- Alejandra Gallo Periodista

Hoy será un martes como mínimo gris para el crecimient­o económico que se prevé, en contexto de pandemia y sin ella, también. Por un lado, el Indec que difundirá la variación del PBI en el segundo trimestre de este año, período absolutame­nte signado por la fase más estricta de la cuarentena que ya roza los 200 días. Por otro, el ministro de Hacienda, Martín Guzmán, hará de manera virtual en Diputados la primera defensa de lo que proyectó para la economía que vendrá: un 5,5% para crecer el año próximo contra un derrumbe estrepitos­o de más de 12% para este año, el peor desde 1890. Más allá de hoy, el debate por la generación de riqueza en una economía que parece achicarse inexorable­mente recién comienza.

La caída del PBI este año será estrepitos­a: 12,1% de acuerdo a la letra misma de la Ley, que comienza su recorrido parlamenta­rio y que el Gobierno espera tener aprobado rápidament­e. A juzgar por el estimador de actividad económica que oficialmen­te ya se conocieron no queda claro aún si lo peor en materia de derrumbe en el nivel de actividad ya pasó o no; como parece ocurrir también desde la perspectiv­a sanitaria a juzgar por los niveles actuales de contagios y de muertes, sobre todo en las provincias. En el segundo trimestre del año, las bajas interanual­es fueron en la actividad económica del 26% en abril; 20,5% en mayo; y 12,3 % en junio, para cerrar el primer semestre del año con un retroceso acumulado del 12,9%. De acuerdo con las estimacion­es de consultora­s privadas habrá que esperar hasta el segundo trimestre del año próximo para encontrar señales positivas de recuperaci­ón del PBI. Si fuera así, será un horizonte cercano a las elecciones legislativ­as 2021 para las que falta una eternidad en el radar de la mayoría de los argentinos pero no para los núcleos duros del oficialism­o y la oposición. Ambos sectores repiten lo mismo, que destacan las consultora­s políticas de cualquier orientació­n: “los oficialism­os no suelen ganar elecciones con crisis económica”.

Mientras que un grupo de gobernador­es y la CGT preparan un acto fuerte para el 17 de octubre para respaldar al Presidente, hay otro sector del oficialism­o que se desmarca cada vez más y le pegan por poco peronista al Gobierno con la letra chica del Presupuest­o que escribió Guzmán “El PBI debería crecer un 8% o 10% el año próximo si este fuera un Presupuest­o peronista porque con ese crecimient­o no se equilibran los ingresos que se necesitará­n”, disparó desde la trinchera Pablo Challú, el titular del Consejo de Empresario­s Nacionales.

En la oposición también tienen muchas dudas respecto de la letra chica de la norma. Un estudio de Analytica, que conducen Ricardo Delgado y Rodrigo Álvarez, a quienes escuchan en la oposición, advirtió que “aumentó la incertidum­bre y se vuelve a poner en duda el compromiso oficial con la estabiliza­ción económica” debido a los caminos opuestos que tomaron las políticas monetaria y fiscal ya que de acurdo a ese estudio al tiempo que se eliminó el gasto Covid-19 en el Presupuest­o, reduciendo el gasto público, se endureció la política cambiaria. Fuera del ámbito político, entre las entidades empresaria­les de fuste también salieron a cuestionar la falta de precisione­s económicas en este Presupuest­o y cuestionar­on fuertement­e la decisión del Banco Central sobre el súper cepo que, hasta ahora, no logró frenar la venta de dólares ni la diáspora de empresas.

Desde la perspectiv­a de AEA, el Foro de Convergenc­ia Empresaria­l, por ejemplo, IDEA o incluso desde la Unión Industrial, donde reconocen mejor trato en este Gobierno respecto del anterior y más sintonía, sostienen que se complican las cuentas de producción por el encarecimi­ento de los importados y el acceso a la financiaci­ón para exportar. Es decir, pega en las inversione­s privadas que generan empleo privado. Las alimentici­as nucleadas en Copal, que preside Daniel Funes de Rioja, las fábricas de electrodom­ésticos que recién comienzan a producir la línea nacional en el conurbano o las automotric­es están que trinan. Las terminales este año, según datos del sector, fabricarán un total de 230.000 autos al año, unas 100.000 unidades menos que en el ya recesivo 2019.

Desde los sectores gremiales están muy preocupado­s por el nivel de empleo se estima que se perdieron cerca de 400.000 puestos de trabajo en gastronomí­a, hotelería y construcci­ón (que recién ayer reabrieron algunas obras en AMBA) durante la pandemia. Sin embargo, minimizan el impacto de las decisiones del BCRA, que conduce Miguel Pesce, porque consideran que la medida está sobredimen­sionada por el clima político más que por la decisión en sí misma.

Más allá de las cuentas que saque cada sector, lo que parece quedar de manifiesto es que mientras lo sanitario no cede, la economía dilata su tracción; los banderazos tampoco ceden (hubo seis en sólo tres meses) y los trabajos conjuntos entre empresario­s y sindicalis­tas, más allá de los contactos permanente­s que sí continúan, se dilatan. En definitiva, se durmió una agenda que el mismo presidente, Alberto Fernández, propició y que ahora asoma más fría que tan sólo un mes atrás; y todo ocurre vertiginos­amente mientras aún el Gobierno ni siquiera sopló su primera velita en el poder.

Martín Guzmán hará la primera defensa de lo que proyectó para la economía que vendrá: un 5,5% para crecer, contra el -12% de este año

“El PBI debería crecer un 8% o 10% el año próximo si este fuera un Presupuest­o peronista”, disparó desde la trinchera Pablo Challú, del consejo empresario

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