“Las nuevas restricciones son de muy corto plazo, pero planificadas para el largo”
José Pablo Dapena
Tras la implementación del “súper cepo”, la reacción de los activos financieros fue inequívoca. El riesgo país subió casi 16% desde entonces, el Merval y los ADR se desplomaron y el dólar mostró fuertes avances. En tiempos en que resurgen dudas en torno a la actualidad y al futuro de las principales variables financieras, así como también de los activos locales, José Pablo Dapena, director de la maestría en Finanzas de UCEMA, analizó el panorama en una entrevista con
en la que sostuvo que así como el cepo limita la salida de dólares, también impide que entren, generado un gigantesco “corralito económico”.
— ¿Qué lectura hace de los últimos cambios en materia monetaria?
—No soy una persona que esté de acuerdo con el cepo. Cuanto más libres sean los precios, mejor. Los precios señalizan lo que está pasando en la economía y dentro de eso, un cepo genera una distorsión de los precios. Estamos frente a una situación de desconfianza y escasez pública de dólares que se acentuaron en el último mes, ya que las reservas siguen cayendo. Tarde o temprano alguna medida debía tomarse, sino la ecuación era inconsistente ya que las reservas son finitas y están en el límite inferior. La medida que se anunció es de muy corto plazo pero planeada para el largo plazo.
—¿Se soluciona el problema entonces?
—Un cepo es algo que se puede implementar de manera temporal para resolver una situación de estrés en el mercado financiero. Si no se atacan los problemas de fondo vinculados a cuestiones monetarias y fiscales y con inconvenientes a la provisión genuina de dólares, se hace difícil que esta medida se pueda levantar en el corto plazo, lo cual no es una buena noticia. En mi perspectiva, nos adentramos en un escenario económico similar al vivido a partir de 2011, pero partiendo de en una situación mucho peor. Es una economía que no crece y con precios pisados. Si se introduce una dificultad para comprar dólares, de manera implícita es una medida que dificulta la venta de dólares. De esta manera, todo esto termina siendo un gigantesco corralito laboral, cambiario, humano. Si el cepo fuese una medida positiva para el crecimiento, no hay dudas que se aplicaría en todos los países.
—¿No vamos a ver entonces una compresión de spread en los bonos?
—Todo va a depender de la confianza y de las medidas en tal sentido, pero dado que el Gobierno alivió la necesidad de refinanciar deuda en los próximos años, no creo que se encuentre tan pendiente del riesgo país, que se relaciona al costo del refinanciamiento voluntario. Supongo que la política detrás de esto es ir muy gradual sin que se altere el escenario político. Si hay una compresión de spread de los bonos no creo que pase del 12% al 8%. Al menos no en el corto plazo. Lo mismo va a pasar con el precio de las acciones. Básicamente porque lo que se necesita incentivar no se está estimulando, en especial las exportaciones y la inversión. —¿Y cuál será la dinámica de precios en la economía real?
—Sin consumo traccionando la demanda agregada y con el gasto limitado debido a que no hay un mercado de capitales internacional abierto, el Gobierno termina dependiendo del mercado local para su financiamiento. Sin embargo, también está limitado ya que no es un mercado profundo ni con elevada capacidad para prestarle todo lo que necesita. Si aún con eso se estima que el déficit fiscal va a ser del 4,5%, entonces la lógica es que va a seguir habiendo inflación, con cierta licuación del gasto público. La inflación no va a bajar el año que viene.
Cuanto más libres los precios, mejor. Si el cepo fuese positivo para el crecimiento, se aplicaría en todos los países