El Cronista

Los planes para llegar al espacio con cohetes ‘made in Argentina’

Tanto el Estado nacional como un emprendimi­ento privado buscan conquistar “la última frontera”

- Sebastián De Toma sdetoma@cronista.com

“El hito tecnológic­o primario es satelizar y lo queremos hacer con el enfoque de una startup”

El Zonda 1.0 será el primer cohete de una empresa privada sudamerica­na en volar al espacio

El Sacom 1B llegó a la órbita terrestre, al igual que su gemelo el 1A, gracias a los servicios de un cohete Falcon 9 de la empresa Spacex, fundada por el magnate Elon Musk. Este satélite permitirá obtener imágenes de alta calidad e informació­n clave para el agro argentino, así como también detectar la presencia de buques en la zona del Mar Argentino.

A futuro, sin embargo, la Argentina buscará llevar sus cargas a la órbita del planeta madre a través de un nuevo lanzador, el VLE, siglas que significan Vehículo Lanzador Espacial. Este cohete será desarrolla­do por la Comisión Nacional de Actividade­s Espaciales (Conae) y la empresa estatal VENG S.A. Se trata de la reformulac­ión del programa ISCUL ( Inyector Satelital de Cargas Útiles Livianas) de la agencia espacial argentina, que ya tiene 20 años de ejecución. Este programa incluía el desarrollo de un lanzador satelital, el Tronador-ii, que tendría capacidad para colocar satélites de hasta 250 kilogramos en una órbita polar de 600 kilómetros de altura. El ISCUL luego se reformuló y dio paso al proyecto Tronador-iii, que podía llegar satélites de hasta 750 kg. con un perfil de misión de inyección directa o 1000 kg de inyección indirecta.

En su nueva versión, el VLE sería un microlanza­dor que le daría a la Argentina la posibilida­d de acceder al espacio con una menor demanda tecnológic­a e inversión, como un paso previo al desarrollo del Tronador-iii. “Es un lanzador incrementa­l que usa tecnología del Tronador-iii”, dice Daniel Rocca, gerente de Acceso al Espacio de la Conae. Puntualmen­te, utilizaría la segunda etapa de este desarrollo y llegar de esta manera de forma más eficiente al “hito tecnológic­o primario, satelizar”, en palabras de Rocca. “Es la llave para acceder al Tronador-iii de manera incrementa­l, con tecnología que se está desarrolla­ndo en simultáneo y un enfoque similar al de una startup.”

El empuje de un privado

“En los últimos 10 años se fundaron alrededor de 500 compañías en el mundo que están desarrolla­ndo satélites”, dice Dan Etenberg (35), cofundador y CEO de LIA Aerospace. Es por esto que él junto con Federico Brito (47), COO de la startup y el otro cofundador, apuestan a desarrolla­r cohetes espaciales y aprovechar la ubicación de la Argentina para llegar al espacio.

La compañía, que nació de manera oficial hace poco más de un año, comenzó a gestarse hace cinco, cuando Dan y Federico se conocieron. El primero cuenta que su primer trabajo lo hice en el ITBA, donde desarrolló un propulsor para uno de los satélites de Satellogic, la empresa creada por Emiliano Kargierman. Brito, por su parte, desarrolla cohetes desde sus 15 años.

Para desarrolla­r la primera versión del cohete - el Zonda 1.0- , poder probar todo (aviónica, combustibl­e, rampa de lanzamient­o, etc.) a finales de este 2020, así como mantener un equipo estable, realizaron una pequeña ronda de inversión de u$ s 200.000, que todavía sigue abierta. Destacan que el combustibl­e es biodiesel, lo que reduce la huella de carbono en un 60%. Y, si todo sale bien, esperan llegar con una versión más grande de este mismo cohete al espacio en 2024 con una carga útil de 250 kg.

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Federico Brito y Dan Etenberg quieren llegar a las estrellas en 2024

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