Más cerca o más lejos, la Argentina sigue en el mismo cuadrante que Venezuela
En un mundo líquido, en el que hay capital disponible y lo que faltan son proyectos atractivos que lo movilicen, la Argentina no está en el radar de los inversores globales. Sin contar aquellos casos en los que el interés nace a partir de un recurso natural que está localizado en el país, como puede suceder con el shale o el litio, lo que sobran son empresas que se van. En las grandes capitales, la única pregunta que se hacen es: ¿ estamos un poco más lejos o más cerca de Venezuela que seis meses atrás? No es un interrogante que despierte temor, porque a esta altura los ejecutivos de las grandes corporaciones saben que los gobiernos nativos se las arreglan para contener los estallidos. Pero la realidad es que la economía local no sale del cuadrante inferior del mapa.
Ni siquiera los inversores financieros, más acostumbrados a los vaivenes que sacuden a los bonos soberanos, están dispuestos a seguir dejando sus dólares en un territorio en el que el riesgo siempre es mayor que la ganancia.
El discurso de Alberto Fernández en el Congreso llegó a las pantallas de Wall Street no por los motivos por los que hubiese aspirado el Presidente. El anuncio de que iniciará una investigación para establecer si se cometió fraude con el acuerdo firmado con el FMI sonó poco racional. En el mundo los gobiernos no cuestionan todo lo que hizo el anterior, porque se entiende que hay decisiones que deberían tener consenso político. En los países desarrollados nadie dudaría si la opción fuese el FMI o un nuevo default. Aunque estas dicotomías o grietas pueden aparecer (EE.UU. lo aprendió con Trump), para los inversores son un reflejo populista que solo crea un efecto desaliento.
El discurso de la vicepresidenta Cristina Kirchner para defenderse ante el tribunal que la juzga por las operaciones de dólar futuro que hizo el BCRA en 2015 también fue en la misma línea. Está claro que es muy poco probable que en una causa judicial se pueda poner luz sobre contextos de la coyuntura muy difíciles de juzgar. Por eso lo que llamó la atención en el exterior es que parte de la lógica que usa Cristina para impugnar su enjuiciamiento sea desconocida en la demanda que se busca iniciar a los funcionarios de Mauricio Macri por tomar deuda en dólares y refinanciarla con el FMI cuando se cerró el mercado voluntario.
El fallo que liberó a Luiz Inacio Lula Da Silva de las condenas del Lava Jato echó más sombra en la región. Las empresas que operan en Brasil no necesitan que la Justicia les cuente quién era responsable final del esquema de financiamiento ilegal de la política al que muchas contribuyeron. Lula exonerado es una demostración de que las instituciones continúan siendo permeables. Hay una distancia con lo que sucede en Venezuela. Pero la suma hace que se vuelva más difícil atraer el capital que la región necesita para crecer. Vivir con lo nuestro se parece más a la pobreza que al desarrollo.
La decisión judicial que reinstala a Lula en la política brasileña echa más sombras sobre la región