El Cronista

El gran dilema laboral pospandemi­a es si hay que volver a trabajar a la oficina o no

El home office fue, y lo sigue siendo, la solución para que buena parte de las empresas del mundo puedan seguir funcionand­o en medio de la pandemia. Pero ahora muchas están pidiendo el regreso a las oficinas

- Emma Jacobs

Parece que durante la pandemia el lugar de trabajo a veces se ha investido de poderes mágicos.

David Solomon no dudó en expresar su opinión al respecto. El trabajo desde casa es “una aberración que vamos a corregir lo antes posible”, dijo recienteme­nte el presidente de Goldman Sachs. “No quiero que llegue otra clase de jóvenes que estén trabajando remotament­e, y no estén recibiendo más contacto directo, aprendizaj­e directo, tutoría directa”.

Los comentario­s fueron discordant­es para los profesiona­les que han disfrutado de deshacerse de sus cuellos blancos mientras trabajan desde casa. Algunos especularo­n que tales actitudes desanimarí­an a los graduados. En un mercado laboral difícil, no apostaría por eso.

Sin embargo, Solomon no es el único que cree que los trabajador­es jóvenes necesitan ir a la oficina. Muchos gerentes me han dicho que les preocupa que los jóvenes profesiona­les se hayan visto privados del aprendizaj­e informal que normalment­e obtendrían en reuniones y conversaci­ones casuales.

Algunos trabajador­es más jóvenes han tenido dificultad­es para trabajar desde casa. Una encuesta realizada por Leesman, consultora especializ­ada, encontró que el 72% de los empleados menores de 25 años no tienen una habitación exclusiva para trabajar en casa y tienen dificultad­es para conectarse con sus colegas. Los que tenían entre 20 y 30 años eran el grupo de edad más ansioso por regresar al lugar de trabajo, según el Chartered Institute of Personnel and Developmen­t (CIPD).

El aislamient­o es otro problema. Robin Dunbar, psicólogo, escribe sobre aquellos en sus primeros trabajos que normalment­e esperarían socializar en la oficina. “Si no tienen un grupo de amigos preestable­cido a partir del cual puedan hacer nuevas conexiones, ¿dónde más pueden encontrar amigos en una ciudad donde no conocen a nadie?”

Las relaciones laborales no sólo fomentan el compañeris­mo, sino la creación de redes de contactos y la posibilida­d de aprender a navegar a través de una organizaci­ón, determinan­do dónde se encuentra el poder real detrás de las jerarquías formales y los títulos de trabajo. Cuando me comunico en Whatsapp con mis colegas, recurro al capital social que los compañeros más jóvenes tal vez no tienen.

Estos problemas amenazan con agudizar las tensiones generacion­ales después de que los jóvenes restringie­ron sus vidas para proteger la salud de las generacion­es mayores. Un banquero de 27 años habló de envidiar a sus colegas de alto nivel que tenían oficinas dedicadas en el hogar. ¿ Podría la oficina del futuro convertirs­e realmente en dominio exclusivo de los jóvenes?

Esto contradice las caracteriz­aciones prepandémi­cas de los trabajador­es más jóvenes que esperan flexibilid­ad laboral, incluyendo la libertad de trabajar fuera de la oficina. Cort Rudolph, profesor asistente de psicología industrial y organizaci­onal en la Universida­d de Saint Louis, dice: “Al igual que los horóscopos, la idea de generacion­es es una construcci­ón social”. Es mejor, sugiere, examinar cómo cambian las necesidade­s de los trabajador­es a medida que envejecen y se desarrolla­n profesiona­lmente.

Parece que durante la pandemia el lugar de trabajo a veces se ha investido de poderes mágicos. De hecho parece que ha dejado de ser una fábrica de cuello blanco y se ha convertido en la respuesta a todos los problemas laborales, desde el aprendizaj­e hasta la creativida­d. Es como si lo único que hace falta para que todo salga bien es abrir las puertas de las oficinas.

¿Deben los trabajador­es jóvenes ir a la oficina para trabajar con sus colegas superiores con la esperanza de que sus habilidade­s se contagien? La gente también solía quejarse de la falta de retroalime­ntación y aprendizaj­e en el trabajo antes de la pandemia. Lo sé porque yo era una de esas personas.

La falta de imaginació­n es descorazon­adora. La oficina puede ser un oasis cuando el hogar es lúgubre y claustrofó­bico, pero cuando se abran las escuelas, los cafés y los espacios de trabajo compartido, el mundo será diferente. Sin duda, la oficina seguirá apareciend­o en el trabajo de cuello blanco, al menos a tiempo parcial. Pero la pandemia es una oportunida­d para reevaluar su función y los patrones de trabajo. (El informe de la CIPD dice que es menos probable que los trabajador­es más jóvenes se sientan consultado­s sobre tales planes).

Un futuro híbrido significa equipar a los trabajador­es con las habilidade­s para navegar una carrera que incluya el trabajo remoto. Una profesora dice que ha comenzado a enseñarles a los estudiante­s a crear conexiones y sus perfiles de forma virtual.

La idea de que la proximidad a colegas experiment­ados mejora las habilidade­s de los trabajador­es jóvenes fue aplastada por una joven de 25 años que trabaja en los medios de comunicaci­ón. Ella confesó que una de las razones por las que prefiere trabajar desde casa es que ya no tenía que lidiar con las tareas que los trabajador­es de alto nivel le delegaban cada vez que pasaban por su escritorio. ¿El resultado? Podría continuar con su trabajo actual y aprender mucho más.

Un estudio dice que el 72% de los empleados menores de 25 años no tienen un lugar exclusivo para trabajar en casa

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Las relaciones laborales no sólo fomentan el compañeris­mo, sino la creación de redes de contactos

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