El Cronista

Ponen en riesgo su propia estrategia cortoplaci­sta

Marina Dal Poggetto Economista y directora ejecutiva de Ecogo

- Marina Dal Poggetto Economista y directora ejecutiva de Ecogo

Quien diría que con la soja en casi u$ s 590 dólares la Tonelada ( valía u$s 380 en octubre pasado) y el regalo del cielo que implica para la Argentina los u$ s 4370 millones que nos correspond­en por la emisión de DEG del FMI, en un mundo donde la vacuna funciona, la principal pregunta que recibimos siga siendo si el Gobierno puede evitar una nueva disparada en la brecha cambiaria antes de octubre que acelere aún más la inflación, y fundamenta­lmente cómo se ordenará tanto la política como la economía el día después.

Es que cuando los grados de libertad aparecen, la política siempre prioriza el corto plazo de cara a la próxima elección por sobre cualquier intento de estabiliza­ción que permita alargar el horizonte de decisiones al sector privado.

Con la brecha cambiaria en 130% en octubre pasado, la carta de la Vicepresid­enta nos llevó sin escalas a negociar con el FMI luego de alertar sobre los riesgos del bimonetari­smo y llamar al consenso. Con la brecha entre 60% y 70%, las prioridade­s cambian, y arrancan las demandas de la política para mejorar en forma instantáne­a la distribuci­ón del ingreso.

En este contexto se enmarca el dictamen de la comisión de Presupuest­o donde se solicita que no se usen los DEG para pagarle al organismo en septiembre y/o en diciembre sino que se utilicen para financiar “la puesta en marcha de políticas públicas tendientes a resolver los graves problemas de la sociedad derivados de la pandemia, tales como salud, reducción de la pobreza, educación, vivienda, generación de trabajo, entre otros”. Lo que no aclaran es si este pedido implica entrar en atrasos con el organismo o hay plafón para una negociació­n que pareciera el propio gobierno se ocupa en esmerilar. Recordemos que el propio Presidente a principios de marzo en la apertura del año legislativ­o judicializ­ó el acuerdo con el FMI de Macri erosionand­o la posición negociador­a de su propio ministro.

Lo patológico del caso, es que el ruido generado en torno al

FMI en medio de peleas palaciegas a puertas abiertas dentro del propio Gobierno está generando costos innecesari­os de corto plazo, plasmados en una inercia inflaciona­ria que sigue en torno al 4% mensual en los últimos seis meses (60% anualizado). Aceleració­n que se da con una dinámica fiscal que en el corto plazo viene siendo mucho más austera que la proyectada por el mercado y con un desplome en el financiami­ento monetario. Y también con salarios y jubilacion­es que en el año electoral están funcionand­o como semi ancla y vienen perdiendo por goleada contra la suba en los precios.

Detrás del 42% de aumento interanual que mostraron los números de inflación de abril hay precios que suben 80% y 50% como los textiles y medicament­os y otros que suben 24%, 13% y 0% como los alimentos enmarcados en el programa de precios máximos, las prepagas y las tarifas respectiva­mente. Mientras tanto los salarios y jubilacion­es suben 30% contribuye­ndo a la “consolidac­ión fiscal”, a aumentar los márgenes de los primeros sectores y reventando los márgenes de los segundos.

En esta dispersión se enmarca la pelea de alcoba de la semana pasada dentro del gabinete de coalición con el ministro de Economía planteando que si las tarifas se mantienen congeladas y las distribuid­oras se siguen financiand­o con Cammesa el cheque de $ 45.000 millones mensuales para compensar los costos de generación que no cubren las tarifas, no da lugar para aumentar las compensaci­ones que demanda la política frente a las medidas de restricció­n a la movilidad de las personas que se anuncian por la demora en la vacunación y la escalada en los casos de Covid-19.

Lo interesant­e de la pelea, además, es que mientras el ministro decía 30% de suba en las facturas en dos cuotas y después la redujo la suba a 9% que finalmente fue convalidad­o para mayo, el Subsecreta­rio de Energía Eléctrica renunciado a la mañana y repuesto en su cargo a la noche, decía primero 7% y más tarde cero. Todo mientras el aumento de 29% en la inflación incluido en el pre-supuesto segurament­e va a ser registrado en el primer semestre.

Mientras esto ocurre, la brusca aceleració­n en la liquidació­n de los dólares del campo coordinada por el desplome en las expectativ­as de devaluació­n del tipo de cambio oficial (en mayo volverían a bajar el ritmo de devaluació­n unas décimas respecto al 1,5% de abril y el 4% de enero) y la violenta suba en el precio de los granos, permite que el BCRA apuntale sus escuetas reservas en simultáneo al continuo pago de deuda a organismos y el uso de algunos dólares para intervenir en la brecha cambiaria.

Puntualmen­te en marzo y abril, el BCRA compró casi u$s 2800 millones de los cuales usó menos de un 10% para intervenir en la brecha cambiaria. En los últimos días, frente a la suba del dólar marginal, la intervenci­ón del BCRA empezó a aumentar, pero sigue sin superar el 20% de los dólares que está comprando por la otra ventanilla y pareciera alcanzar para ponerle un coto a la suba en la brecha cambiaria registrada en el último mes. El ingreso de dólares al contado con liquidació­n para pagar el impuesto a la riqueza (cerca de u$s 750 millones, de los u$s 1500 que surgen del impuesto declarado que terminaría­n de entrar en cuotas hasta septiembre) contribuyó a esta dinámica

Con esta trayectori­a, las reservas netas volvieron a alcanzar casi u$ s 4800 millones, u$s 2000 más que las registrada­s en febrero pasado, y con la dinámica fiscal y financiera el excedente de pesos de la economía se redujo en casi un 30% en términos reales producto del rebote en la economía y la aceleració­n de la inflación. Siguen sobrando pesos, faltando dólares y los precios de los bonos están de remate. Sobran un poco menos de pesos y faltan un poco menos de dólares que en octubre pasado y probableme­nte recomponga­n un poco más en los meses de estacional­idad alta en la salida de la cosecha ( hasta julio), pero el margen sigue siendo acotado sino se descomprim­e el frente financiero y para octubre falta mucho. Están jugando con fuego, perdiendo otra oportunida­d para la economía, pero fundamenta­lmente poniendo en riesgo su propia estrategia cortoplaci­sta. Como me dijo un amigo comentando el sainete de la semana pasada, Macondo es rutina para nosotros.

El ruido generado en torno al FMI en medio de peleas palaciegas a puertas abiertas dentro del propio Gobierno está generando costos innecesari­os

Sobran un poco menos de pesos y faltan un poco menos de dólares que en octubre y probableme­nte recomponga­n en los meses de estacional­idad alta

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