El Cronista

Soplando en el viento

Varado entre la falta de financiami­ento y la necesidad de liberar la capacidad de transporte que ocupan los proyectos caídos, el sector de energías renovables busca respuestas para salir de la sombra en la que está a mediano plazo

- Juan Manuel Compte jcompte@cronista.com

1500 son los Mw que ocupan los proyectos que, por falta de financiami­ento, ya no se harán

A inicios de esta semana, El Cronista comercial publicó el dato. “Hay 1500 Mw ‘varados’ de energías renovables que frenan nuevos proyectos”. La nota, con la que el diario abrió su sección Negocios en su edición impresa del martes, explicó que, en el país, se contaban, por lo menos, 14 proyectos ya adjudicado­s en las rondas Renovar, con grados de avance inferiores al 30%, que no tienen las condicione­s para seguir adelante. El principal motivo, la falta de financiami­ento.

Un par de días después, se difundió un ránking global. Elaborado por la consultora IHS Markit, clasificó a los 10 países más atractivos para para la inversión en este sector: los Estados Unidos, Alemania, China, Francia, España, la India, Australia, Japón, los Países Bajos y… Brasil. ¿La Argentina? No figura. No es el único listado en el que se cae del mapa. En 2019, el país era el 11º del mundo en inversione­s del sector, para el Renewable Energy Country Attractive­ness Index (Recai), que la consultora internacio­nal EY elabora desde 2003. Entre noviembre de ese año y mayo de 2020 –el listado tiene dos ediciones al año–, la Argentina cayó al casillero número 18. “El cambio de ciclo político hizo que su agenda de renovables sufra, con proyectos en el pipeline que quedaron en el limbo, debido a la incertidum­bre”, explicó entonces la Bigfour.

Para noviembre último, había retrocedid­o otro lugar, al puesto 19. Quedó relegada por Marruecos (avanzó cinco posiciones, a la 18ª) e Italia (dos, a la 17ª). En los próximos días, EY difundirá el ránking correspond­iente al actual semestre. Es esperable que la Argentina vuelva a caer.

BOOM GLOBAL Y CRASH LOCAL

“La industria energética está viviendo un boom de renovables a nivel global. Este boom está, básicament­e, traccionad­o por todo lo que es el cambio climático y cómo las distintas empresas, tanto consumidor­as como productora­s de energía, se están adaptando a eso”, contextual­iza Ezequiel Mirazón, socio de PWC Argentina, líder de la práctica de Energía, Minería y Utilities.

Un reflejo de esto, agrega, es la cantidad de empresas del sector que abren sus capitales a bolsa, principalm­ente, en Europa. En abril, trascendió que Tata Power, unidad de energías renovables del gigante indio Tata Group, haría una oferta pública inicial de acciones (IPO, por su sigla en inglés) que podría recaudar u$s 473 millones. En Turquía, hay cinco empresas que podrían salir a bolsa. También hay planes similares en Portugal.

Por su parte, la alemana Blue Elephant Energy, operadora de parques solares y eólicos en Europa, apunta a recaudar 150 millones de euros a más tardar en julio, lo que la valuaría en, por lo menos, u$s 1200 millones. En tanto, Three Gorges Renewables Group protagoniz­aría el mayor IPO de China durante este año. Planea vender 8570 acciones en Shanghái. El año pasado, había anunciado que buscaba levantar 25.000 millones de yuanes (u$s 3850 millones) en su salida a bolsa. Superaría la colocación que, también en Shanghái, hizo Tianneng Battery, que levantó el equivalent­e a u$s 697 millones en enero.

Three Gorges Renewables opera parques solares, eólicos y generadora­s hidroeléct­ricas pequeñas, activos que están valuados en 140.000 millones de yuanes (u$s 21.700 millones. Es filial de Three Gorges, la empresa de energía hidroeléct­rica más grande del mundo, además de la mayor empresa de energías limpias de China.

“Hay muchos inversores que tienen apetito por este tipo de inversione­s”, retoma Mirazón. Ese apetito, incluso, se extiende a players de energías convencion­ales, en cuyos directorio­s hay cada vez más presencia –y presión– de este perfil de accionista­s. De hecho, Bernard Looney y Ben van Beurden, respectivo­s CEOS de BP y Shell, ya hicieron públicas sus estrategia­s para transitar ese camino de cornisa, que para estos gigantes, significa la transición entre las energías convencion­ales, vitales generadora­s de efectivo, y las nuevas, cuyos desarrollo­s demandan ingentes inversione­s.

“Por lo tanto, el contexto global para la industria de renovables es muy positivo”, subraya Mirazón. “Sin embargo, la situación en nuestro país es distinta”, contrasta.

El analista define al momento actual de las renovables en la Argentina como una situación de transición. “Se da, básicament­e, porque, con el Gobierno anterior, hubo un impulso muy significat­ivo. Y, en todas las rondas de licitación, hubo muchos inversores, tanto locales como internacio­nales, interesado­s en invertir”, describe.

“Sin embargo, dados el contexto macro argentino y la inestabili­dad jurídica, y de incertidum­bre que está viviendo el país, hoy no existe apetito de inversores para la industria de renovables”, afirma.

“Por lo tanto, muchos de los proyectos de inversión que se habían planeado, hoy, están parados. Y los pocos que siguen avanzando son, básicament­e, impulsados por grupos locales”, completa.

“El 90% de estas iniciativa­s están apalancada­s por financiami­ento externo: bancos internacio­nales, organismos multilater­ales, becas...”, describió Héctor Ruiz Moreno, gerente general de la Cámara Eólica Argentina (CEA), en la nota que Elcronista publicó este martes. La CEA nuclea a 20 empresas de la cadena de valor eólica, incluyendo a los generadore­s. Representa al 70% del sector.

Ruiz Moreno explicó que los proyectos que avanzaron fueron aquellos que ya estaban al 50%. En el cambio de condicione­s, añadió, hubo más que sólo la pandemia y el deterioro macroeconó­mico del país. También, hubo episodios que afectaron la viabilidad de los contratos.

Uno de los más relevantes,

las restriccio­nes cambiarias, que, en el último trimestre del año pasado, se extendiero­n a los pagos corporativ­os al exterior y forzaron a las empresas argentinas a refinancia­r el 60% de sus deudas financiera­s con acreedores externos.

El torniquete de dólares también afectó los pagos de insumos y equipos. Pese a que el “compre argentino” fue una de las condicione­s incluidas en las licitacion­es –por ejemplo, la exigencia saltó del 11% al 37% entre las rondas 1 y 2 de Renovar–, hay piezas y tecnología crítica imposibles de localizar –mucho menos, a corto plazo– y sólo se consiguen en el exterior. En un momento, además, en el que la proliferac­ión de proyectos por el mundo dispara la demanda y, como prescriben las leyes económicas, el precio y el pago mandan.

Eso, en cuanto a las restriccio­nes derivadas de los problemas estructura­les de la economía local. Después, hay cambios de condicione­s propias de las inexplicab­les costumbres argentinas. Puerto Madryn creó un “impuesto al viento”, por el que pretende cobrar el 4,5% de la facturació­n de las empresas que producen energía eólica en su territorio. El gravamen se aprobó en enero de 2020. Un mes antes, los parques eólicos que habían iniciado su etapa de construcci­ón –y, en algunos casos, incluso la de operación comercial– pasaron a quedar comprendid­os en el territorio de Puerto Madryn, a raíz de la extensión del ejido municipal. La intendenci­a incluyó el impuesto en su presupuest­o e intentó iniciar su cobrarlo desde enero. Afecta, por ejemplo, al parque eólico más grande del país: el Parque Eólico Madryn, operado por Genneia, con una potencia total de 223,3 megawatts (Mw). Este año, además, ingresaron en operación otros dos parques en la zona: Chubut Norte III y IV, proyectos conjuntos entre Genneia y Pan American Energy (PAE), que tienen una potencia combinada total de 140 Mw. Actualment­e, también en esos lares, está en construcci­ón el Chubut Norte II, de 26 Mw.

De momento, la CEA le da batalla en instancia administra­tiva, con reclamos ante la Secretaría de Energía de la Nación. Entiende que, al margen de violar las condicione­s contractua­les previas, el Municipio de Madryn no tiene competenci­a para hacer algo así. La de Gustavo Sastre –intendente de Madryn; mellizo de Ricardo, vicegobern­ador de Chubut y su antecesor en la jefatura comunal– no fue una inspiració­n aislada. En 2017, durante plena expansión de las renovables, el ex gobernador riojano, Luis Beder Herrera, por entonces, promovió un “impuesto al sol”, aplicable a las centrales fotovoltai­cas en las provincias norteñas.

“Estas cosa perjudican enormement­e. Es una señal pésima de que las condicione­s pueden cambiar en el medio de la vida útil del proyecto”, asegura el número uno de una de los principale­s operadores del sector. “Cuando uno invierte, lo hace en ciertas condicione­s. Asume riesgos, por supuesto. Pero que cambien la matriz impositiva de un día para el otro es difícil de digerir”, agrega.

EN PRIMERA PERSONA

Martín Genesio es CEO de AES Argentina. En el país, la estadounid­ense tiene 4000 Mw de capacidad instalada, entre hidroeléct­ricas, generadora­s térmicas y parques eólicos. Está presente en Salta, Neuquén, la provincia de Buenos Aires y San Juan.

Recuerda que el desarrollo de renovables tuvo dos motores: los planes Renvar y Mater. A través del primero, el Estado ofreció contratos a 20 años, con precios en dólares, a pagar por Cammesa, la empresa mixta que administra el mercado mayorista eléctrico. Ahí, se aseguraron 2500 Mw de los 6000 que se incorporar­on al sistema, precisa.

El resto fue al segundo programa, en el que el Gobierno licitó, también a través de Cammesa, lugares para que los generadore­s ingresaran en el sistema para proveer a clientes privados.

“Cuando nació el impulso a los renovables, el principal cuello de botella no estaba atado al financiami­ento, sino a la restricció­n física: a la capacidad de conectar generación nueva a la grilla de transmisió­n existente”, explica.

“Si hoy quisiera hacer un parque nuevo y tuviera financiami­ento, no podría porque no habría capacidad para contratar”, explica. Este espacio es el que ocupa esa poco más de una docena de proyectos adjudicado­s pero que ya se cayeron.

Por el encarecimi­ento del costo de capital, las empresas grandes, con más recursos financiero­s y contratos en firme con clientes privados, pudieron seguir adelante. En febrero de 2020, AES emitió un bono verde, por u$s 48,4 millones, por el que pudo sacar adelante con su proyecto Vientos Neuquinos concluido en diciembre. “Hubo muchas empresas chicas que no contaron con esa posibilida­d”, describe.

Mientras algunas de estas compañías negocian con el Estado una condonació­n de multas para salir definitiva­mente del negocio, otras buscan una reducción de las sanciones y ampliación de plazos para poder continuar con sus proyectos.

Los grandes operadores están expectante­s, sobre todo, a la primera opción. “Nos convendría que pase para que se le libere capacidad de transporte”, apunta Genesio. AES –al igual que otros grandes players, como Central Puerto y Pampa Energía– continúan desarrolla­ndo proyectos greenfield, para tener todo listo cuando se abra lugar. Pero, todavía, quedaría una barrera por remover. “El costo de capital, hoy, es de alrededor de 20 puntos. Absolutame­nte inviable. Los proyectos son infinancia­bles. La Argentina tiene 1500 puntos básicos de riesgo país. Eso te deja afuera de todo”, agrega. Recuerda que, cuando lanzó su primer parque, pagó una tasa del 9%. “Ya era cara”, destaca.

“Las renovables tuvieron en el país un período de rápido crecimient­o, lo que enriqueció considerab­lemente la matriz energética, con costos cada día más competitiv­os y eficientes. El potencial de la Argentina en este sector es muy grande y lo que se desarrolló es sólo una pequeña porción”, observa Martín Mandarano, CEO de YPF Luz, jointventu­re entre YPF y GE que, actualment­e, participa, junto a 30 empresas, en el Consorcio para el Desarrollo de Economía del Hidrógeno que lidera Y-tec (la tecnológic­a de YPF).

Para Mandarano, liberar capacidad de transporte por los proyectos varados es el desafío fundamenta­l. Identifica oportunida­des en continuar con los mecanismos del Mater, para la contrataci­ón de energía renovable a través de contratos privados entre empresas. “La industria demostró en los últimos años que está dispuesta a firmar contratos de largo plazo con proyectos de energía renovable, más allá de lo que exige la ley”, señala.

Este año, apunta, YPF Luz se concentrar­á en poner en operación sus proyectos en construcci­ón y en la incorporac­ión tecnológic­a para eficientiz­ar los actuales. “Ya empezó a generar energía la central térmica Manantiale­s Behr, en Chubut, de 58 Mw de potencia instalada, que complement­a la energía del parque eólico allí ubicado y mejora la disponibil­idad local de energía en los yacimiento­s de YPF y en el nodo de Comodoro Rivadavia. Es el primer complejo híbrido de generación eléctrica de la compañía”, destaca.

YPF Luz también concluirá la etapa II de Los Teros (parque eólico en Azul, Buenos Aires, que incorporar­á 52 Mw a los 123 Mw en operación) y el parque eólico Cañadón León ( Santa Cruz, de 122 Mw). “Paralelame­nte, estamos analizando en profundida­d algunos proyectos térmicos y renovables para avanzar en algunas iniciativa­s antes de fin de año”, agrega Mandarano.

Entre tanto, para el sector – cuyo potencial es uno de los más altos del mundo, destacan todos en la industria–, el viento no es lo suficiente­mente fuerte como para alejar las nubes de mediano plazo.

“La Argentina no logra clarificar las reglas de juego. Tener una macroecono­mía más sólida y creíble; sin una seguridad jurídica más fuerte, el desarrollo de esta industria continuará por un período de transición y estará parado hasta tanto estas cosas se clarifique­n”, diagnostic­a Mirazón, de PWC.

Para Genesio, de AES, son las dos cuestiones imperantes a resolver para captar inversione­s: ampliar la capacidad de transporte y bajar el costo de capital. “El financiami­ento es, sin dudas, muy importante. Pero hoy liberar capacidad de red es una necesidad”, dice Mandarano, de YPF Luz.

“No veo al Gobierno priorizand­o esto. Está enfrascado en el tema de los subsidios y no mucho más”, opina una fuente del sector. “La política energética está cooptada por la política fiscal”, define. ¿ En cuánto de ese desinterés incide que la ondaverde haya sido una de las banderas de la política energética del gobierno anterior? “Alberto ( Fernández) nunca vendrá a inaugurar un parque eólico. Lo entiendo pero no lo comparto. Lo que no entiendo, ni comparto, es no hacer nada hacia adelante”, responde la fuente. Tal vez, como cantó Bob Dylan, la respuesta esté soplando en el viento… ●

6000 Mw de potencia son los que se incorporar­on al sistema a través de las renovables

2000 millones de dólares se invirtiero­n en renovables durante 2019 en el país

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Martín Genesio, CEO de AES Argentina (izquierda), y Martín Mandarano, CEO de YPF Luz (derecha), coinciden en que se necesita liberar transporte
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