Las decisiones que debe tomar Alberto para tener el OK del Club de París
Hay un sendero que puede llevar a la Argentina a la ansiada postergación del pago al Club de París, y a posteriori, a un nuevo acuerdo con el FMI. Pero a ese destino no se llega solo con palabras, como las pronunciadas por el presidente Alberto Fernández en su reciente gira europea.
Por delante quedan dos semanas. En ese lapso el Presidente tendrá que gestionar, junto a Martín Guzmán, algunas decisiones que conduzcan a lograr la ansiada dispensa por el pago de u$s 2400 millones.
Después de su charla con el francés Emmanuel Macron y mientras aguardaba su encuentro con la búlgara Kristalina Georgieva, funcionarios vinculados al Club de París señalaron que estarían dispuestos a aceptar el pedido de la Argentina, si el país cumple determinadas condiciones. Hasta el momento no trascendieron de manera oficial, pero una de ellas sería habilitar la visita de una misión técnica del FMI para que haga una revisión de la situación económica en el marco de lo que se conoce como Artículo 4°. Así se denomina en el Fondo a la auditoría que sus técnicos hacen todos los años a los países miembros.
Al kirchnerismo no le gusta nada exhibir tanta cercanía con el FMI. Conseguir la independencia de las políticas del organismo con la cancelación total de la deuda que tenía el país en 2005 (eran u$s 10.000 millones, un cuarto de la actual) sigue siendo, hoy en día, una de sus principales banderas económicas.
No obstante, la Argentina no puede prescindir del Fondo. Si quiere recibir sus beneficios (como los DEG equivalentes a u$s 4350 millones que entrarán al BCRA entre julio y agosto) también tiene que cumplir con sus obligaciones.
El mensaje que había enviado el kirchnerismo era que aspiraba a lograr un acuerdo de mayor plazo, a cerrarse después de las elecciones. El FMI respondió que lo primero no era posible, y lo segundo dependía de la Argentina. La pregunta que queda flotando es si a Alberto le conviene apurar o retrasar.
Si llega una misión del Fondo a Buenos Aires en mayo, lo que verá es que gracias al efecto de la súper soja (al que se le sumará también el trigo) la recaudación sumará u$s 3000 millones que no estaban en el Presupuesto. Y que a fuerza de Leliq, el BCRA está logrando controlar la emisión. Los analistas saben que después de julio el flujo de dólares del agro puede aminorar y alterar la brecha cambiaria. Y que los vaivenes de las elecciones (a fin de ese mes tienen que estar definidos los candidatos que competirán en las PASO) también empezarán a incidir en la economía. La única apuesta a favor del retraso es que el plan de vacunación aminore el impacto de la segunda ola y que el tercer trimestre luzca mejor en términos de actividad e inflación que el segundo. La primera definición de este cronograma opcional se debe tomar antes de fin de mes.
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En términos fiscales y monetarios el país no está tan mal. Pero la situación puede cambiar a partir de julio