Brasil se queda sin dosis y se complica la vacunación
El Instituto Butantan tuvo que frenar la producción de la Coronavac por falta de suministros chinos. Fiocruz suspenderá por unos días la fabricación del fármaco de Astrazeneca hasta que lleguen los principios activos
El gobierno de San Pablo admitió la semana pasada que la producción de la Coronavac estaba frenada por la falta de insumos, y que el ritmo de vacunación del estado más poblado de Brasil –y el más complicado por la pandemia– podría desacelerarse.
Hasta ahora, el 70% de las dosis aplicadas en el país (más de 51 millones) corresponden a la Coronavac, otro 29% a las vacunas Oxford-astrazeneca producidas en el Instituto Fiocruz de Río de Janeiro y menos del 1% a PfizerBiontech, según datos del Ministerio de Salud. Brasil ha vacunado al 24% de su población (al 7%, con ambas dosis).
Según el Instituto Butantan de San Pablo, que produce localmente la vacuna de Sinovac, hay 10.000 litros de material (suficientes para producir 18 millones de dosis) demorados en China. El viernes pasado el centro le entregó al gobierno nacional – que centraliza la distribución de las vacunas– el último lote por un millón de dosis y no se prevé seguir con la producción hasta que ingresen nuevos insumos.
San Pablo quiere evitar a toda costa suspender la campaña, pero la coordinadora de inmunización del estado, Regiane de Paula, admitió que el ritmo de vacunación se va a ralentizar en los próximos días.
El gobernador Joao Doria responsabilizó al gobierno de Jair Bolsonaro por el cortocircuito diplomático con China. “El laboratorio de Sinovac tiene 10 mil litros listos, refrigerados y separados para producir Coronavac y puede liberar 4000, 6000 o 10.000 litros, pero tenemos un obstáculo diplomático , hay que dejarlo claro”, lo citó Folhadesaopaulo.
La relación de Brasil con su principal socio comercial ha sido particularmente tensa, marcada por la alineación de Bolsonaro con la anterior ad-ministración en los Estados Unidos y los fuertes intercambios entre altos funcionarios de ambos países.
Polémico, hace poco Bolsonaro sugirió que el gigante asiático podría haber iniciado una suerte de guerra biológica: “Es un virus nuevo, nadie sabe si nació en un laboratorio o por algún ser humano [que] comió un animal inadecuado. Pero ahí está. Los militares saben qué es una guerra química, bacteriológica y radiológica. ¿Será que nos estamos enfrentando a una nueva guerra?”, se preguntó en un evento en Planalto.
Unos días antes, el ministro de Economía, Paulo Guedes, sin saber que lo estaban grabando, dijo: “Los chinos inventaron el virus, y su vacuna es menos efectiva que la estadounidense”.
La deteriorada relación con China ya provocó la salida del excanciller Ernesto Araújo, que fue culpado por el retraso de China en el envío de los principios activos necesarios para la producción de la Coronavac en el Butantan, a comienzos de año.
Debido a la escasez de suministros, Butantan ha tenido que retrasar su calendario de entregas. Por ejemplo, de las 12 millones de dosis que tenía previstas para mayo, sólo entregó seis millones y temen que el stock de junio se vea comprometido.
Algo similar sucede con las dosis de Astrazeneca. La semana pasada, el instituto Fiocruz dijo que interrumpirá la producción de la vacuna por unos días debido a la falta de los principios activos, que deberían llegar los próximos 22 y 29 de mayo.
Fiocruz garantiza entregas hasta la primera semana de junio, pero la producción para las siguientes semanas dependerá de que lleguen los materiales.
Se esperaba que el instituto comenzara a fabricar localmente los principios activos en abril, pero aún no ha firmado el acuerdo de transferencia tecnológica con Astrazeneca.
Según una encuesta de Datafolha, el Bolsonaro atraviesa su menor nivel de popularidad desde que asumió, en 2019: 24% de aprobación y 45% de rechazo.
La encuesta –hecha a 2071 personas de 146 municipios–, el 51% considera que la gestión de Bolsonaro de la pandemia ha sido mala o muy mala. Son 18 puntos porcentuales arriba de los resultados de marzo 2020, cuando comenzaba la pandemia.
Semanas atrás una comisión parlamentaria del Senado brasileño comenzó a investigar la gestión del gobierno en la pandemia. Si bien todavía no presentaron su informe final, un grupo mayoritario cree que ya existen elementos para probar la omisión y negligencia del gobierno de Bolsonaro.
Los legisladores apuntan principalmente a la subestimación de la pandemia; la controversial promoción de la hidroxicloroquina; y el ‘cajoneo’ de al menos cinco ofertas de Pfizer, según el propio CEO para América latina, Carlos Murillo, para venderle vacunas al gobierno brasileño en 2020.
El gobernador de San Pablo responsabilizó al gobierno de Bolsonaro por el cortocircuito diplomático con China