El Gobierno define su estrategia para intervenir el precio de frutas y verduras
Comercio define con la autoridad del Mercado Central el mecanismo para importar en situaciones de faltante o distorsión de precios. Productores apuntan a la dolarización de costos
Mientras se delinea la letra chica de la norma que habilitará al Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) para que pueda importar de forma directa productos que por maniobras distorsivas se ofrezcan a un valor elevado, los sectores productivos cruzan opiniones. La información oficial señala que el MCBA podrá conformar fideicomisos con otros entes del sector público o con privados para la compra de productos alimenticios y de esta forma ofrecerle al comerciante minorista precios más bajos que amplíen la oferta. Según el registro que hace el Indec, frutas, verduras y hortalizas han mostrado un alza de 115% en los últimos 12 meses.
“Tenemos la capacidad y la intensión de colaborar con el problema de precios y el alineamiento con el poder adquisitivo del salario”, dijo Aníbal Stella, titular del MCBA en declaraciones a Radio Continental, este lunes.
En ese sentido, destacó los acuerdos que alcanzaron, junto con la Secretaría de Comercio, con las cámaras de operadores frutihortícolas para establecer dos canastas de frutas y verduras a precios mayoristas: una por 90 días y otra por 30 días. “En el supuesto caso que hubiera que importar productos frescos el mismo operador minorista o mayorista puede hacerlo, pero quienes tiene capacidad técnica financiera como para generar el fideicomiso son el banco Nación, el Provincia o, incluso, los privados”, precisó Stella.
Como alternativa, la empresa propia Comercialización y Logística del MCBA podría sumarse para “juntar las puntas”, pero antes que se conozca la instrumentación oficial de la medida, aclaró que “no hay necesidad de intervenir en el mercado si no es con los propios actores y conformadores de la cadena de productos frescos”.
En tono conciliador con los privados que pueden verse afectados por el ingreso de producto del exterior, Stella planteó que no se trata de competir sino de buscar “mejorar los precios a través de aumentar la oferta de productos en falta por estacionalidad, alguna problemática puntual o frente a la distorsión de precios”.
DISTORSIONADOS Y DOLARIZADOS
El impacto de la gripe aviar se reflejó en el precio del pollo que registró un salto respecto del mes pasado de 26,4%. En tanto, la docena de huevos aumentó un 20,8%, solo en el mes de abril. Sin embargo, el producto de la canasta básica que más subió fue el tomate redondo que, de marzo a abril registró un incremento de 63,4%.
Desde los primeros días de mayo el tomate llegó a venderse a más de $ 1000 aunque el productor recibe tan sólo $ 300 por cajón. La razón es “de larga data” explica José Soto, productor del litoral argentino y señala que ese desfasaje en el precio responde a que sólo se está cosechando en Mar del plata y Mendoza mientras regiones como la de Corrientes fueron afectadas por los “grandes soles”. El daño fue tal que incluso debieron arrancar plantaciones para iniciar desde cero.
Para junio el panorama mejora porque se suma la cosecha de Corrientes -que se demoró por el daño que produjo una bacteria que generó la sequía- y la de Salta. “El costo de producción es sumamente elevado, con insumos en dólares en una economía en recesión”, aclaró.
A eso se suma el costo logístico, de transporte y de almacenamiento, para que estos productos lleguen en buenas condiciones al Mercado Central. En relaciones a intermediarios que distorsionan el precio, Soto explicó que “son necesarios”. “El productor se levanta trabaja y produce para sanear sus compromiso y deudas”.
Stella: “Tenemos la capacidad y la intensión de colaborar con el problema de precios y poder adquisitivo”
Intermediación: el kilo de tomate se vende a $1000 aunque el productor recibe tan sólo $300 por cajón