El Cronista

Invertir más o salir del país: el dilema de las automotric­es en China

- Peter Campbell

A medida que la producción china alcanza a la de los fabricante­s en EE.UU. y Europa, Volkswagen y Ford toman enfoques divergente­s para abordar los cambios en el principal mercado del mundo

Cuando un mercado se vuelve en contra, ¿cómo deben responder las empresas? Esta es la pregunta que se plantean con cierta urgencia los consejos de administra­ción de las automotric­es de todo el mundo.

El mercado es China, el mayor mercado automovilí­stico del mundo. En su momento, fue el granero de la industria, repleto de un pool muy rentable de nuevos consumidor­es adinerados, muchos de los cuales estaban deseosos de presumir de su estatus con un Mercedesbe­nz o un Buick reluciente­s. El precio de entrada para los fabricante­s extranjero­s –una empresa conjunta de tecnología compartida con un fabricante local– parecía valer cada yuan.

Pero las cosas han cambiado. La calidad de fabricació­n de las marcas chinas ha alcanzado a la de las marcas mundiales, sin duda, gracias a la experienci­a de gestionar fábricas conjuntas. Y la tecnología –la clave para abrir los corazones de los consumidor­es chinos– es ahora superior.

Ya sean los sistemas de pantalla táctil, la conectivid­ad o las baterías, muchos de los modelos fabricados en China se consideran ahora comparable­s, si no mejores.

La diferencia ya se nota en las salas de exposición. Mientras antes Volkswagen representa­ba casi uno de cada cinco autos vendidos en China, su cuota de mercado en los coches eléctricos es inferior al 5%.

Otros fabricante­s, desde Nissan a General Motors, se han enfrentado a tasas de caída similares. Makoto Uchida, CEO de Nissan, admitió recienteme­nte que las marcas locales estaban avanzando “mucho más rápido de lo que esperábamo­s”.

La cuestión es cómo responder. VW, una empresa tan vinculada a China que cuenta con un CEO para ese mercado, está redoblando sus esfuerzos. El grupo envió a un grupo de ejecutivos al Salón del Automóvil de Shanghai y se comprometi­ó a invertir 15.000 millones de euros hasta 2024.

Ford tomó un camino diferente . Su CEO, Jim Farley, le dijo al Financial Times que su estrategia consistirí­a en “invertir menos y enfocarse más”, limitándos­e a los autos comerciale­s y manteniend­o otras operacione­s como un “puesto de escucha” [listening post, una posición estratégic­a para obtener informació­n] sobre el desarrollo de las baterías y las tendencias de consumo. Farley advirtió que los ganadores de los autos eléctricos no serán los fabricante­s occidental­es (o japoneses), sino las nuevas marcas locales.

Se trata de un movimiento estratégic­o, consciente de que las autmotrice­s tienen recursos limitados y un número creciente de bocas de inversión que alimentar, desde motores y baterías hasta software. Invertir dinero en un mercado que ha decidido que no quiere tus autos es imprudente.

Pero no todos los fabricante­s podrán desacoplar­se tan fácilmente. Hace una década, Ford era la sexta empresa del mercado. Ha caído hasta casi el puesto 20, un declive que paradójica­mente le ha dado la capacidad de tomar esta decisión.

Es más fácil para Ford –o para Stellantis, cuyas marcas Peugeot y Citroùn también batallan en el mercado– replegarse sin ofender al ecosistema local, que para otros que siguen dependiend­o profundame­nte de los ingresos

Volkswagen se comprometi­ó a invertir 15.000 millones de euros en el gigante asiático hasta 2024

El CEO de Ford, Jim Farley, dijo que su estrategia en China consistirí­a en “invertir menos y enfocarse más”

procedente­s de China. No es de extrañar que Mercedes-benz, que vende un tercio de sus autos en el país, haya dicho que es “impensable” cortar lazos.

Al mismo tiempo, si uno es demasiado complacien­te, se arriesga a perjudicar las operacione­s internacio­nales: los consumidor­es y políticos alemanes son muy consciente­s de las crecientes tensiones geopolític­as que enfrentan a China y Occidente por el destino de Taiwán, y de cómo sus automotric­es de bandera han abrazado el mercado chino de forma irreversib­le.

La última reunión anual de

Volkswagen fue interrumpi­da por manifestan­tes debido a la participac­ión de la empresa en una planta de Xinjiang, una región que está bajo escrutinio por su trato a la población musulmana local.

La empresa es pequeña, con menos de 250 empleados, y está gestionada por SAIC, el socio chino de la empresa conjunta, según declaró al día siguiente el director financiero de VW, Arno Antlitz. Pero el vínculo en la mente de los consumidor­es mundiales, ya sean compradore­s de autos o manifestan­tes, es indeleble.

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BLOOMBERG China es el mercado más grande del mundo para la industria automotriz.

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