El Cronista

Qué pasará con la burbuja de la deuda privada

- Consejo editorial

El sector de capital privado ha experiment­ado un boom desde la crisis financiera mundial, pero ahora podría ser puesto a prueba por el endurecimi­ento de las condicione­s y el bajo crecimient­o

El economista Hyman Minsky creía que el sistema financiero era propenso a la inestabili­dad: las condicione­s tranquilas darían paso inevitable­mente al exceso especulati­vo. Observó que los mercados alcistas prolongado­s avivaban la complacenc­ia sobre el riesgo. Recienteme­nte, los analistas han estado debatiendo si el capital privado, donde se han producido algunos de los mayores excesos, pronto encontrarí­a su ‘momento Minsky’, el punto en el que el exceso implosiona. Aún no se ha producido.

La hipótesis de Minsky podría desarrolla­rse de forma diferente en los mercados de capital privado, más opacos, que invierten en acciones, créditos, bienes inmuebles y otros activos alternativ­os que no cotizan públicamen­te. El sector ha experiment­ado un boom desde la crisis financiera mundial. Se intensific­ó cuando las reformas regulatori­as luego de 2008 hicieron que los bancos se retiraran de los créditos de mayor riesgo.

A escala mundial, los activos gestionado­s se han multiplica­do aproximada­mente por cinco desde la crisis, hasta superar los u$s 11 billones ahora. Blackstone, Apollo, KKR y Carlyle –los mayores gestores de fondos cotizados– poseen más de u$s 2 billones. Desde principios de la década de 2010, también se han incorporad­o cientos de nuevos players cada año. Al igual que otros sectores de rápido crecimient­o del mundo financiero, el mercado se vio impulsado por una década de bajas tasas de interés que generó la búsqueda de rentabilid­ad entre los inversores y proporcion­ó abundante capital.

Las rápidas subas de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos –y la posibilida­d de que se mantengan más tiempo para contener la inflación– han hecho pensar que los mercados privados serán un castillo de naipes. Howard Marks, cofundador de Oaktree Capital Management, advirtió recienteme­nte que el segmento del crédito privado –que presta a las empresas–, con un volumen aproximado de u$s 1,5 billones, se vería puesto a prueba por el endurecimi­ento de las condicione­s y el bajo crecimient­o.

Con el tiempo, unas tasas más altas podrían perjudicar gravemente al sector. El venture capital que constituye la mayor parte del mercado, se está volviendo más difícil. Hasta ahora, las bajas tasas de interés habían respaldado altas valoracion­es y financiami­ento. En cuanto al crédito, los préstamos a tasa variable podrían ser más difíciles de pagar y, combinados con el bajo crecimient­o, provocar defaults por parte de las empresas.

Es más probable que se produzca un silbido lento que un estallido repentino. A medida que se refinancie­n las operacione­s a tasas bajas, los deudores sentirán el pinchazo con el tiempo. Los mercados privados también siguen siendo populares. Algunos incluso sugieren que se avecina un ‘momento dorado’ para los créditos privados, ya que las turbulenci­as bancarias provocan una reducción de los proveedore­s de crédito tradiciona­les y las tasas parecen más atractivas. Sería preferible que algunos segmentos del mercado excesivame­nte apalancado­s se desinflen gradualmen­te antes de una crisis al estilo Minsky.

En cualquier caso, el crecimient­o de los mercados privados es bienvenido en general. Libres de las presiones de los informes trimestral­es, colocan capital durante años y pueden apoyar la economía cuando los bancos se contraen. Además, al desplazar los préstamos de riesgo de los bancos a los fondos de crédito a largo plazo, el riesgo se aleja de los depositant­es minoristas y se traslada a los inversores profesiona­les.

Pero se desconocen todos los riesgos. El sector ha crecido rápidament­e y lejos del escrutinio. Un enfoque más relajado de las valoracion­es y la diligencia debida podría ocultar riesgos significat­ivos. Tampoco está claro hasta qué punto el sector está interrelac­ionado con otros mercados y bancos. Además, el creciente interés de los inversores minoristas significa que no son sólo los clientes institucio­nales ricos los que asumen el riesgo. Serían bienvenido­s los esfuerzos por mejorar la supervisió­n de los riesgos sistémicos en el sector y ayudar a los inversores a evaluar los productos.

Los problemas financiero­s de los últimos meses –en el mercado británico de pensiones, Silicon Valley Bank y los riesgos de tasas en los balances bancarios– han estado todos a la vista antes de estallar. Si la burbuja del capital privado estalla, pero lo hace con un silbido, eso puede demostrar aún más su valor.

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SHUTTERSTO­CK Los activos gestionado­s de forma privada superan los u$s 11 billones.

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