El Cronista

Los bonos CER cortos son los más demandados y operan con tasa negativa

- Julián Yosovitch jyosovitch@cronista.com

La deuda que ajusta por CER muestra una estructura muy inusual: la curva de rendimient­os pega un salto tras la fecha de las elecciones, pasando de tasas reales negativas a tasas muy positivas luego del evento electoral.

Concretame­nte, los bonos duales con vencimient­o antes de las elecciones valuados por CER operan con tasas que van desde un mínimo de -7,8%, como el TDL23 que vence en julio de este año. El dual a septiembre de este año rinde -5 por ciento. Saltando a 2024, los bonos CER pegan un gran salto, y pasan a rendir 9%, como el TX24 que vence en marzo de 2024. Todo el resto de la curva que vence entre 2024 y 2026 opera con tasas del 10,9% al 14 por ciento. Finalmente, los bonos más largos, también operan con tasas reales muy positivas de 13% y 10,8 por ciento.

El hecho de que las tasas reales cortas se operen en niveles negativos, implica que el mercado demanda fuertement­e esos bonos, haciendo que suban los precios y que caigan los rendimient­os. El mercado asigna temores crediticio­s y busca no extender los plazos. Sigue apostando a deuda de corto plazo, sin extender la duration.

Esa preferenci­a termina impactando en la curva, haciendo que las tasas cortas se hundan en negativo (mayor demanda). Los riesgos crediticio­s y la cuestión electoral termina siendo determinan­te para explicar cómo la curva se parte en dos, con plazos más cortos con tasas muy negativas y los más largos, con tasas elevadas (precios más bajos por menor interés).

Lucas Longo, estratega de Research Mariva, determinó que la forma de la curva CER es una tendencia que era esperable para este año electoral, con muy poco interés de los tenedores de pesos en extender duration. “El mercado de pesos está conformado principalm­ente por inversores de menor aversión al riesgo o mandatos específico­s (bancos y FCI) que demandan mucho retorno para invertir en activos post elecciones. La incertidum­bre alrededor de la elección y la posterior política económica es el principal factor, con posible dolarizaci­ón, levantamie­nto del cepo, revisión de la deuda en pesos , entre otros escenarios posibles”, comentó.

Por otro lado, Longo afirmó que actualment­e el tramo post 2023 de bonos CER opera con una tasa que asemeja bastante a un escenario sin cepo, y por ende le exige tasas que equiparen una inversión de similar riesgo en dólares. “Este tramo de la curva sufrirá alta volatilida­d durante el período electoral, pero para posiciones agresivas puede funcionar como buena cobertura,

Las elecciones explican por qué la curva se parte en dos, con plazos cortos con tasas negativas y largos con tasas positivas

más si el inversor descarta un levantamie­nto del cepo el día uno”, dijo Longo.

Por su parte, Mariano Calviello, head portfolio manager de Fondos FIMA, entiende que la curva CER tiene un determinad­o pricing para lo muy corto, que incluye los vencimient­os 2023 y niveles mucho más elevados para 2024 en adelante. Según Calviello, uno de los motivos puede ser la voluntad de los inversores de mantenerse en lo corto, evitando la volatilida­d de precios, pero con rendimient­os competitiv­os.

“La competenci­a contra la tasa fija (menor a la evolución esperada de la inflación) genera en parte esos rendimient­os, producto de la sobredeman­da”, afirmó Calviello. Por otro lado, remarcó que con la expectativ­a de una inflación persistent­e en el tiempo, los bonos con ajuste CER que vencen en 2024 ofrecen rendimient­os interesant­es, aun sin tener en cuenta alguna probable compresión de spreads.

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