“Estamos en el nivel de jubilaciones más bajo del siglo, peor que la crisis de 2002”
El exfuncionario afirma que falta un serio debate para la recuperación de los haberes. La versión de su salida y el escándalo de Nación Seguros
El fugaz titular de la Anses de Javier Milei, Osvaldo Giordano, afirma que todavía no definió su futuro laboral. No aún luego de su intempestivo desplazamiento del ente previsional, luego de que su esposa y diputada nacional votara en contra de ciertos puntos de la Ley de Bases durante su debate en Diputados.
A pesar de que hace un mes que ya no ocupa el cargo, su nombre no dejó de rondar en el debate público. Su decisión de terminar un contrato con Nación Seguros, que había heredado de la gestión anterior, desembocó en una investigación periodística que dio origen a la causa que hoy tiene como imputado al expresidente Alberto Fernández y otros funcionarios y brokers que actuaban antes de la asunción de Milei.
Giordano es uno de los mayores expertos previsionales del país. Indica que el rumbo para la recuperación de los haberes jubilatorios todavía dista de haberse encauzado. Por lo pronto, alega que un primer paso es la detección de sobrecargos que permitan ahorrar partidas presupuestarias. Días atrás se puso en marcha el nuevo esquema de seguros que había propuesto, el cual ahorraría un 40% respecto al sistema anterior.
—Trabajábamos en mejoras de la gestión, principalmente en los criterios administrativos, porque vimos una cierta obsolescencia en la forma de funcionamiento, que generaba una serie de ventanas de oportunidad desde el punto de vista de bajar costos y mejorar los servicios. En el tiempo que estuvimos redujimos la planta política por unas 480 desvinculaciones, un ahorro aún más importante que el de los seguros. Además de seguir investigando el tema de las contrataciones nos quedó pendiente la introducción de más tecnología para la administración del organismo.
—Queríamos que los trámites sean más ágiles, simples y breves para la gente. La mayoría o casi la totalidad de los trámites en Anses son manuales; es decir, la gente tiene que ir a la oficina. Eso implica tiempo y costo para el organismo. Sorprende que no se haya hecho antes.
—La fe de vida, por ejemplo. Toda la información que se necesita ya la tiene el Estado. Las defunciones pasan por el registro civil, ¿por qué obligar a todos los jubilados a estar demostrando estar vivos? Otro ejemplo muy masivo es la AUH, ¿por qué la gente tiene que ir y demostrar que lleva a su hijo al colegio cuando esa información es de fácil acceso?
—Todo lo que hicimos fue comparar el sistema de Nación Seguros con otra alternativa y encontrar una brecha grande de costos. Pero nunca tuvimos un indicio de cuál era el motivo por el cual había esa brecha. Yo tenía el prejuicio de que el autoseguro es más eficiente para ese tipo de seguro, por la escala que tiene y por la simplicidad que tiene. La explicación del entramado surge a raíz de una nota periodística, nosotros no la conocíamos. Para mí fue una sorpresa. Que hay cosas parecidas en términos de posibilidades, de oportunidades de mejora, sin duda. Hay mucho gasto por eficientizar.
—Le agradezco a Martín por esa oferta, pero él está en un inicio de gestión con su propio equipo y creo que voy a restar más de lo que puedo sumar en un momento como este. Prefiero sondear alguna otra alternativa. La verdad es que no tengo ninguna oferta concreta.
—Lo primero es mejorar la gestión previsional. Obviamente no le va a cambiar el haber al jubilado, pero le va a hacer más simple la vida. Hay una tarea que queda pendiente ahí. La Anses también tiene que recuperar un rol importante en el aporte de evidencias en relación a cuál es la situación actual y futura en base a la demografía que tiene trazada la Argentina, aportando información que permita analizar alternativas de políticas públicas.
—En el mundo la movilidad es un tema menor. Lo fundamental son las reglas de cómo se organiza el sistema. Para eso no hay una receta única, hay muchas. Lo que se necesita son evidencias para poder discutirlas con la mayor objetividad posible y en función de eso tomar una decisión que naturalmente tiene que terminar en una ley del Congreso que ordene de manera más integral el sistema.
—Sí, yo creo que es muy fuerte el golpe. Estamos en el nivel de jubilaciones más bajo del siglo, incluso peor que la crisis del 2002, con todo lo que eso implica. Urge buscar paliativos.
—Lo primero es buscar un mecanismo de actualización de los haberes más acorde a la inflación, es decir, que por lo menos no sigan perdiendo; y luego asistir con bonos que sirvan de ayuda, siempre en el marco del respeto de la restricción fiscal. Pero la discusión de fondo es cómo tener un sistema más sustentable y más equitativo.
“Lo primero es buscar un mecanismo de actualización de los haberes más acorde a la inflación, es decir, que por lo menos no sigan perdiendo. Y luego asistir con bonos que sirvan de ayuda”
—Me pareció necesario dar una explicación de cómo fue mi desvinculación, porque se decía que mi llegada fue parte de un acuerdo político con el cordobesismo eso no fue así. A mí me convocaron directamente del Gobierno y el desplazamiento se dio por el voto de mi pareja en el Congreso. Toda la situación fue injusta.
El jueves 7 durante la inauguración de la obra de ampliación de un colegio secundario en La Madrid, municipio gobernado por el radical Martín Randazzo, el director general de Cultura y Educación de Buenos Aires, Alberto Sileoni, contó lo que le había sucedido al visitar una escuela en La Plata. Dijo que cuando llegó, a media mañana, le llamó la atención que hubiera varios familiares de los niños en la vereda o deambulando en los alrededores. Pidió que alguien preguntara qué pasaba. Madres, padres, tíos o abuelos respondieron que no podían llevar a los chicos, regresar a sus casas y volver a buscarlos al final de la jornada escolar. “Serían cuatro boletos de colectivo, no los puedo pagar”, repitieron los familiares frente a la puerta de la escuela.
De la misma manera y en la apertura de sesiones de Buenos Aires el gobernador Axel Kicillof dio una lista de aumentos de precios de medicamentos para graficar lo que describió como “una masacre social” y el rol del Estado que defiende, como casi todos los demás gobernadores que entre otras cosas reclaman a Javier Milei reactivar la obra pública.
Durante el resto de la semana Kicillof inauguró varias obras escolares. En Rafael Castillo, La Matanza, descargó todo su enojo con Milei por un nuevo recorte para Buenos Aires y el resto de las provincias: el equivalente al pago de la quinta hora escolar en el marco de un programa nacional con vencimiento en 2027. Tras las quejas y como señal de distensión en vísperas de la cumbre de gobernadores convocada a Casa Rosada el Gobierno retrotrajo el hachazo y transfirió las partidas correspondientes.
En Buenos Aires 2200 escuelas tienen jornada extendida o completa. Otras 60 debían sumarse este año, pero la ampliación se frenó cuando dejaron de recibir la transferencia nacional, como también ocurrió con el Fonid que representa un 10% del salario docente y el Fofofi que en gran parte se destina al salario policial. “Son 45 días de clases más, Milei con su motosierra se robó 45 días de clases en la provincia de Buenos Aires. Milei cortó la quinta hora, Milei cortó el Fonid, Milei cortó la obra pública”, reclamó en un tono más elevado del habitual el gobernador. Lo mismo ocurrió en Santiago del Estero, Santa Fe y Chaco, por ejemplo.
Con ese mínimo alivio los gobernadores llegaron en la tarde del viernes a Casa Rosada. Especialmente alineados se vio a los patagónicos que unificaron posiciones el jueves en la cumbre regional de Puerto Madryn. La dureza de Sergio Ziliotto (La Pampa) y del rionegrino Alberto Weretilneck ayudó a aglutinar en Chubut. Incluso Ignacio Torres, único del PRO en el grupo, se muestra dialoguista pero firme ante el gobierno nacional. Entre otras coincidencias, se resisten a volver a sus distritos a decir que votarán la Ley de Bases de Milei a cambio de volver a instaurar la cuarta categoría de Ganancias.
El santacruceño Claudio
Vidal, del gremio de los petroleros, estaría en grave aprieto. En una entrevista con Letra P fue claro: “Volver a discutir Ganancias sería faltarle el respeto a los trabajadores y a los argentinos. Es una medida que no voy a acompañar como trabajador. Más allá de que soy gobernador de Santa Cruz, y que los fondos los necesitamos, el trabajo no es ganancia”. En la cita de los seis gobernadores de la Patagonia, a la que fue invitado Milei pero no aceptó la invitación, estuvo el cosecretario general de la CGT, Héctor Daer.
A pesar de la tensión los mandatarios celebraron, entre comillas, el diálogo de cuatro horas con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro el Interior, Guillermo Francos. Primero porque coincidieron en que fue algo así como una rendición y que el Gobierno -con presión del FMI- se vio obligado a aceptarlos como interlocutores. En segundo lugar porque el tono fue muy distinto al que escucharon dos meses atrás cuando el propio Milei buscó imponer un paquete legislativo que ahora reduce a no más de 190 artículos. El problema serán de todos modos muchos de esos 190 artículos que parecen no haber cambiado y que trabaron su tratamiento en Diputados.
En radio Mitre el rionegrino Weretilneck se mostró optimista aunque subrayó que el avance “depende del texto fino de la ley y de la muñeca negociadora del gobierno central. Es un Gobierno poco proclive a aceptar ideas de otro, con un sesgo autoritario bastante importante. Hay que ver si existe el sentarse a dialogar y aceptar modificaciones”.
Su vecino neuquino Rolando Figueroa ratificó en redes so