“Hay que privatizar todas las empresas públicas por ser una contradicción conceptual”
Milei lo reconoce como el prócer del liberalismo argentino. A sus 83, analiza la marcha del gobierno y la puesta en práctica de sus ideas
Anivel filosófico es el padre de la criatura. Javier Milei lo reconoce como el gran prócer del liberalismo argentino. Es doctor en Economía, escribió decenas de libros, participa en think thanks liberales y ha sido docente en UBA, UCEMA, UNLP, UCA y ESEADE. A sus 83, Alberto Benegas Lynch (hijo) -su padre y su hijo Bertie se llaman igual- no puede creer que sus ideas, que fueron marginales, hoy son pronunciadas por el Presidente de la Nación.
—Confieso que no me atrae para nada la expresión libertario. En Estados Unidos se dejaron expropiar la lindísima palabra liberal pero en nuestra región todavía mantiene sentido. Agrego otra cuestión semántica: yo no utilizaría más las expresiones derecha e izquierda que me suenan anodinas. Yo he insistido mucho en la expresión liberal o estatista, creo que eso divide las aguas.
—Si yo juego al tenis y me dan igualdad de oportunidades jugando con un profesional, hay que encadenarle un brazo o una pierna, lo cual significa que estamos lesionando su derecho. No tenemos igualdad de oportunidades en el sentido de que nuestras fuerzas físicas, talentos, inteligencia e inclinaciones no son iguales. El empresario que es exitoso lo logra porque da en la tecla con los gustos y las preferencias de su prójimo y obtiene ganancias.
—Hay que dividir los monopolios en artificiales y naturales. Los artificiales son los monopolios estatales o los privados que otorga el Estado como un privilegio. Los naturales están íntimamente vinculados al progreso. Si nos opusiéramos a todo tipo de monopolio no habríamos salido de la cueva. En el progreso la gente se adapta.
—¿Usted cree que el Gobierno se ciñe a su definición del liberalismo como el “respeto restricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión”?
—A mí lo que me parece medular es cuál es el rumbo y no tanto en los modos. Públicamente no deben usarse improperios porque se convierte todo en una cloaca. Es mejor utilizar expresiones más correctas o ajustadas. Mi estilo es debatir ideas y no personas, tenemos estilos diferentes.
—Ante el actual escenario del Gobierno, con pocos legisladores y sin gobernadores, ¿cuál cree que debería ser la estrategia?
—No sé si tengo la capacidad de dar un consejo en ese sentido. Pero creo que cuando se dice que Javier Milei está intentando acumular poder a través del DNU y a través de su proyecto de legislación, creo es absolutamente todo lo contrario. Lo que Javier Milei intenta es limitar su poder y devolvérselo a la gente. Esto me parece una cosa muy centrada. Un ejemplo es el de las empresas estatales. Un empresario es un individuo que arriesga recursos propios. Pero manotear el fruto del trabajo ajeno para asignarlo forzosamente... En ese sentido, estoy convencido que hay que privatizar todas las empresas estatales por ser una contradicción conceptual.
—Milei ha dicho que “el peso es la moneda que emite el político argentino, defender el peso es defender la estafa de la política”. Al mismo tiempo, ha planteado la competencia de monedas o dolarización. ¿No es la misma estafa, con la diferencia que son políticos de otros países los que emiten?
—Es cierto, en una primera instancia se van a elegir monedas existentes emitidas por otros bancos centrales con estafas menores, pero estafas al fin. Pero una vez abierto el proceso de competencia se va a volver al origen de la moneda: cuando se descubrió que era muy complicado el truque.
—Pero en un futuro, ¿en qué decantará el proceso? ¿Se volvería a comerciar con metales? ¿Podría haber acuñación privada que se imponga sobre las demás?
—Bueno, es difícil saberlo, uno no puede pronosticar lo que la gente va a querer. Lo que sí me imagino que puede ser una canasta de monedas, que pueden ser metales, que pueden ser distintas características que uno no puede a priori imaginar, pero en todo caso son procesos evolutivos.
—Fueron muy conocidas sus declaraciones sobre romper vínculos con el Vaticano. Luego Javier Milei viajó a Roma. ¿Cómo analiza el tema hoy?
—Bueno, yo me he mantenido en silencio sobre ese tema desde mi exposición en el acompañamiento de Javier, en mi discurso, a pesar de que he escrito mucho sobre ese tema. El Papa ha tenido una fenomenal honestidad intelectual para mostrarse como lo que es, un estatista colectivista que cree en la redistribución del ingreso, que es una forma elegante de decir que está a favor de arrancarles a unos su propiedad para dárselos a otros.
“Confieso que no me atrae para nada el uso de la expresión libertario. En Estados Unidos se dejaron expropiar la lindísima palabra liberal pero en nuestra región todavía mantiene sentido”
“Hay que dividir los monopolios en artificiales y naturales. Los artificiales son los estatales o los que otorga el Estado como privilegio. Los naturales están vinculados al progreso”