El Gobierno aún enfrenta trabas para la privatización parcial del Banco Nación
El objetivo del oficialismo para que una de las firmas públicas de mayor de peso en el país sea una Sociedad Anónima es cuestionada por ciertos legisladores. El rol del DNU y dos exmenemistas
El Gobierno de Javier Milei cree fervientemente que podrá privatizar las 12 empresas públicas que les presentó mediante un borrador de la Ley Bases a los jefes de bloque de la Cámara de Diputados y a los gobernadores de todo el país. Sin embargo, hay una que promete presentar una resistencia mayor: el Banco de la Nación Argentina (BNA).
Se trata de una compañía que había generado diversas discusiones en la primera negociación de la ley ómnibus en enero y febrero. En ese entonces, diputados dialoguistas se habían opuesto a la venta total de esta empresa y de Arsat, Nucleoeléctrica e YPF.
Finalmente, las tres primeras pasaron a un listado aparte de “empresas públicas sujetas a privatización (parcial)”, mientras que la compañía hidrocarburífera dejó de estar bajo cualquier tipo de privatización o cesión de capitales.
En el proyecto de ley que circula informalmente hasta hoy y que contempla más sugerencias de sectores opositores, el Poder Ejecutivo continúa en su plan de convertir al Banco Nación en empresa mixta.
A diferencia del documento que se cayó en Diputados el mes pasado, las compañías que integran el Grupo Nación (Nación Bursátil, Reaseguros, Seguros de Retiro, Seguros, Servicios y Pellegrini) pasaron de ser puestas de privatización “total” a “parcial”.
Aun así, la propuesta sigue sin conformar a parte del dispositivo de la UCR en la Cámara de Diputados, ámbito en donde se tratará en primer lugar todo lo referido a la Ley Bases.
“Seguimos insistiendo con el Banco Nación. Marcamos que el sistema financiero de la Nación, tanto el BNA como el BICE, funcionan bien y dan ganancias. No entendemos por qué”, dijo una alta fuente del bloque en diálogo con El Cronista, con poder de influencia en las opiniones de sus legisladores. Aunque no es una postura que se cierra a rechazar la cesión parcial de esa empresa, sí que la cuestiona, algo que no pasa en el caso del bloque PRO y Hacemos Coalición Federal.
Como antecedente del mismo partido, el senador nacional Pablo Blanco, presentó recientemente un proyecto de ley para prohibir la privatización de la entidad bancaria. Este es uno de los dos integrantes (junto a Martín Lousteau) de su bloque que rechazó el DNU en el Senado y que fue apuntado por los libertarios como uno de los “traidores a la patria” y “delincuentes” por el propio Presidente, a través de posteos likeados en sus redes.
El mismo decreto desregulador contiene un factor clave para la privatización o no del Banco Nación. Durante la etapa final de la segunda y última presidencia de Carlos Menem se aprobó la Ley 25.108, que excluía al banco de las empresas susceptibles a ser privatizadas, algo que estaba incluido en el artículo 9 de la Ley 23.696. El DNU publicado por el Presidente en el pasado mes de diciembre derogó esta norma.
La actual cúpula del Banco Nación tiene encomendada la convergencia de esa entidad en una sociedad anónima: así lo dijo presidente nombrado por Milei, Daniel Tillard, el mes pasado a El Cronista. “La transformación en sociedad anónima es la orden dada, y en eso estamos. Va a ser un elemento importantísimo en la gobernanza y transparencia del banco. Por ejemplo, la S.A. tiene una sindicatura colegiada, que es mucho más eficiente para el control que una sindicatura personal, como hoy tiene el BNA”.
El Banco Nación tiene entre sus filas a dos conocidos funcionarios provenientes del menemismo. Uno es Horacio Liendo, considerado como uno de los padres de la convertibilidad, que fue contratado semanas atrás por el banco para asesorar en el proceso de mutación a una sociedad anónima; mientras que el otro es Armando Guibert, una de las cabezas del proceso de reforma del Estado de Menem.
Este último renunció la semana pasada a su cargo como secretario de Transformación del Estado y Función Pública, bajo la órbita de la jefatura de Gabinete de Nicolás Posse, pero todavía mantiene el cargo en el directorio del BNA, que es de carácter “ad honorem”. Según afirman fuentes de Gobierno, esto no se da por otra razón que para ayudar en las directivas de privatización parcial que busca Milei.
Armando Guibert dejó su cargo en la Jefatura de Gabinete pero aún integra el directorio del Banco Nación