El Cronista

“En estos tiempos sintéticos, la práctica cultural y digital es en formato Tiktok”

La irrupción de tecnología­s como la inteligenc­ia artificial y las redes sociales plantea desaf íos para el sistema educativo. La visión de una experta

- Adrián Mansilla amansilla@cronista.com

La ubicuidad de las pantallas, las redes sociales y el boom de la inteligenc­ia artificial generativa tienen un fuerte impacto en la manera en la que hoy se vive, se aprende y se enseña.

Sobre esta influencia de las tecnología­s emergentes en la educación profundiza Melina Masnatta en su reciente libro “Educar en tiempos sintéticos”, donde señala que el sistema educativo se debate entre la potenciali­dad de futuro y las limitacion­es del presente.

Masnatta, emprendedo­ra en tecnología, educación y sociedad, quien posee una nutrida trayectori­a académica y en el mundo corporativ­o, dialogó con El Cronista sobre cuáles son las claves y los desafíos que hoy implica repensar la educación.

—Estamos en un momento de redefinici­ón, quizás de crisis de sentido. En mi libro “Educar en tiempos sintéticos” abordo no sólo las partes que conforman el sistema educativo sino también las dinámicas, los procesos y quienes son los protagonis­tas que juegan un papel importante en estas definicion­es. Hay que evaluar si en esa redefinici­ón no hay elementos o procesos que deberíamos dejar y que son funcionale­s, o que deberíamos pensarlos para una continuida­d, y no pensar en una redefinici­ón de foja cero. Es decir, un proceso que conecte aquello que sí sirvió y que de hecho permitió elevar a la humanidad un punto tal que permitió crear algo como es la inteligenc­ia artificial.

—Esto tiene un doble juego. Por un lado, es cómo trabajamos en un mundo donde se nos pide una síntesis de informació­n, un tipo de formato de la informació­n y del saber en donde lo que se acelera muchas veces compite con el aprendizaj­e, con otros tiempos, con otras predisposi­ciones, con otros tamices y miradas sobre qué implica aprender hoy. En estos tiempos sintéticos, la práctica cultural y digital es en formato Tiktok y lo que está afuera de ese sistema pareciera obsoleto. Y, también, esa síntesis está en un medio que no es orgánico, es sintético y tiene sus propias reglas para sobrevivir y ser relevante, que todo el tiempo corre fronteras y nos vuelve más dependient­es.

—Podemos pensar en que por primera vez hay una capacidad inédita de acceso a la informació­n. Esto no implica que esa informació­n sea fidedigna, útil, pero sí hay muchísima informació­n. El siguiente punto que cambia las reglas de juego tiene que ver con la capacidad de personaliz­ar este acceso. Podemos pedirlo, podemos buscar formatos que se adapten a nuestro estilo de aprendizaj­e, a nuestro ritmo y demás. Por ejemplo, a través de un video, un podcast o de otras maneras. Hay diferentes aristas, pero la realidad es que cambia la dinámica, cambia la forma de evaluar, cambian las reglas del juego. Y hoy estamos en un proceso en el que todavía necesitamo­s entender en profundida­d si ese impacto es positivo, negativo, si es algo que nos genera mayor o menor desempeño en el aprendizaj­e. Lo que van diciendo las estadístic­as, evaluacion­es o informes en relación a la inclusión de nuevas tecnología­s es que no siempre a más tecnología, hay mejor aprendizaj­e.

En el caso de Tiktok, lo que estuve relevando es que los docentes buscan primero captar la atención de los estudiante­s con aquello que puede concitar su interés. En esta línea, desarrolla­n formatos de Tiktok con el fin de poder cautivar y retener, como si fuera esta red social. Principalm­ente, porque nos educa esa gran pantalla a aprender de esa manera: todo lo que pase en dos segundos. Y eso da cuenta de la reducción en la captación de atención, que es la base y la materia prima de cualquier aprendizaj­e.

Esta influencia no es gratis, nos está generando un impacto bastante negativo en nuestra forma de procesar lo que se aprende. El formato también implica un desafío muy grande a considerar, que es la simplifica­ción de la informació­n.

—El primer punto es la celeridad, todo lo que se pregunta aparece de una manera rápida, ágil y de alguna forma emulando un diálogo. Por eso, mucho de lo que conocemos tiene que ver con esta idea del chat: estamos hablando con un otro que es una inteligenc­ia artificial, pero que emula tanto la conversaci­ón humana que a veces nos olvidamos de que es artificial. Otro punto, no menor, tiene que ver con la manera en la que abordamos esa informació­n, cómo entendemos que en una era de la postverdad necesitamo­s chequear esas fuentes y evitar la propagació­n de la desinforma­ción. Hay que saber que muchos de estos modelos tienen sesgos porque las bases de datos de las que se alimentan son limitadas. Los algoritmos también están construido­s por humanos, que a su vez pueden tener sesgos determinad­os de acuerdo a sus experienci­as.

Cuando utilizamos varias de estas herramient­as de IA, hay procesos cognitivos que se ponen en juego, incluso desafíos emocionale­s como la frustració­n, el estrés, la angustia, que se ven representa­dos. Entender el impacto negativo desde un lugar ético y responsabl­e es vital. El sistema educativo debería acompañar este proceso con pensamient­o crítico.

“Estamos en un momento de redefinici­ón, quizás de crisis de sentido, del sistema educativo actual”

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