“En estos tiempos sintéticos, la práctica cultural y digital es en formato Tiktok”
La irrupción de tecnologías como la inteligencia artificial y las redes sociales plantea desaf íos para el sistema educativo. La visión de una experta
La ubicuidad de las pantallas, las redes sociales y el boom de la inteligencia artificial generativa tienen un fuerte impacto en la manera en la que hoy se vive, se aprende y se enseña.
Sobre esta influencia de las tecnologías emergentes en la educación profundiza Melina Masnatta en su reciente libro “Educar en tiempos sintéticos”, donde señala que el sistema educativo se debate entre la potencialidad de futuro y las limitaciones del presente.
Masnatta, emprendedora en tecnología, educación y sociedad, quien posee una nutrida trayectoria académica y en el mundo corporativo, dialogó con El Cronista sobre cuáles son las claves y los desafíos que hoy implica repensar la educación.
—Estamos en un momento de redefinición, quizás de crisis de sentido. En mi libro “Educar en tiempos sintéticos” abordo no sólo las partes que conforman el sistema educativo sino también las dinámicas, los procesos y quienes son los protagonistas que juegan un papel importante en estas definiciones. Hay que evaluar si en esa redefinición no hay elementos o procesos que deberíamos dejar y que son funcionales, o que deberíamos pensarlos para una continuidad, y no pensar en una redefinición de foja cero. Es decir, un proceso que conecte aquello que sí sirvió y que de hecho permitió elevar a la humanidad un punto tal que permitió crear algo como es la inteligencia artificial.
—Esto tiene un doble juego. Por un lado, es cómo trabajamos en un mundo donde se nos pide una síntesis de información, un tipo de formato de la información y del saber en donde lo que se acelera muchas veces compite con el aprendizaje, con otros tiempos, con otras predisposiciones, con otros tamices y miradas sobre qué implica aprender hoy. En estos tiempos sintéticos, la práctica cultural y digital es en formato Tiktok y lo que está afuera de ese sistema pareciera obsoleto. Y, también, esa síntesis está en un medio que no es orgánico, es sintético y tiene sus propias reglas para sobrevivir y ser relevante, que todo el tiempo corre fronteras y nos vuelve más dependientes.
—Podemos pensar en que por primera vez hay una capacidad inédita de acceso a la información. Esto no implica que esa información sea fidedigna, útil, pero sí hay muchísima información. El siguiente punto que cambia las reglas de juego tiene que ver con la capacidad de personalizar este acceso. Podemos pedirlo, podemos buscar formatos que se adapten a nuestro estilo de aprendizaje, a nuestro ritmo y demás. Por ejemplo, a través de un video, un podcast o de otras maneras. Hay diferentes aristas, pero la realidad es que cambia la dinámica, cambia la forma de evaluar, cambian las reglas del juego. Y hoy estamos en un proceso en el que todavía necesitamos entender en profundidad si ese impacto es positivo, negativo, si es algo que nos genera mayor o menor desempeño en el aprendizaje. Lo que van diciendo las estadísticas, evaluaciones o informes en relación a la inclusión de nuevas tecnologías es que no siempre a más tecnología, hay mejor aprendizaje.
En el caso de Tiktok, lo que estuve relevando es que los docentes buscan primero captar la atención de los estudiantes con aquello que puede concitar su interés. En esta línea, desarrollan formatos de Tiktok con el fin de poder cautivar y retener, como si fuera esta red social. Principalmente, porque nos educa esa gran pantalla a aprender de esa manera: todo lo que pase en dos segundos. Y eso da cuenta de la reducción en la captación de atención, que es la base y la materia prima de cualquier aprendizaje.
Esta influencia no es gratis, nos está generando un impacto bastante negativo en nuestra forma de procesar lo que se aprende. El formato también implica un desafío muy grande a considerar, que es la simplificación de la información.
—El primer punto es la celeridad, todo lo que se pregunta aparece de una manera rápida, ágil y de alguna forma emulando un diálogo. Por eso, mucho de lo que conocemos tiene que ver con esta idea del chat: estamos hablando con un otro que es una inteligencia artificial, pero que emula tanto la conversación humana que a veces nos olvidamos de que es artificial. Otro punto, no menor, tiene que ver con la manera en la que abordamos esa información, cómo entendemos que en una era de la postverdad necesitamos chequear esas fuentes y evitar la propagación de la desinformación. Hay que saber que muchos de estos modelos tienen sesgos porque las bases de datos de las que se alimentan son limitadas. Los algoritmos también están construidos por humanos, que a su vez pueden tener sesgos determinados de acuerdo a sus experiencias.
Cuando utilizamos varias de estas herramientas de IA, hay procesos cognitivos que se ponen en juego, incluso desafíos emocionales como la frustración, el estrés, la angustia, que se ven representados. Entender el impacto negativo desde un lugar ético y responsable es vital. El sistema educativo debería acompañar este proceso con pensamiento crítico.
“Estamos en un momento de redefinición, quizás de crisis de sentido, del sistema educativo actual”