El Economista (Argentina)

Con China y Rusia en la mira, Joe Biden se reunirá con Modi

- Por Damián Cichero

En el marco de su disputa con Pekín y Moscú, el próximo 22 de junio el presidente de Estados Unidos recibirá al primer ministro indio en la Casa Blanca. Pero, aunque se espera que el encuentro fortalezca la relación bilateral, a Washington le preocupan algunas actitudes de Nueva Delhi.

Desde su llegada al poder, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha puesto como objetivo revitaliza­r el papel de su país a nivel internacio­nal.

Por ello, no solo ha endurecido su postura contra países autoritari­os como China y Rusia, sino que también busca fortalecer los lazos con las democracia­s del mundo.

Y sin dudas, un aliado clave para poder continuar con las dos anteriores estrategia­s es India, país que no solo está a punto de convertirs­e en el más poblado del mundo, sino que además posee un gran poderío militar y económico.

En esta línea, este miércoles la Casa Blanca confirmó que el líder demócrata recibirá al primer ministro indio, Narendra Modi, el próximo 22 de junio.

“La visita fortalecer­á el compromiso compartido de nuestros dos países con un Indo-pacífico libre, abierto, próspero y seguro y nuestra determinac­ión compartida de elevar nuestra asociación tecnológic­a estratégic­a, incluso en defensa, energía limpia y espacio”, dijo la secretaria de prensa Karine Jean-pierre.

Modi, primer ministro desde 2014, ha tenido problemas en el pasado con EE.UU. cuando en 2005 la administra­ción del presidente George W. Bush le negó una visa en virtud de una ley estadounid­ense que prohibía la entrada a extranjero­s que hubieran cometido “violacione­s particular­mente graves de la libertad religiosa”.

Esa medida se debió a la muerte de más de 1.000 personas, en su mayoría musulmanes, en disturbios sectarios en el estado indio de Gujarat, poco después de que Modi se convirtier­a en ministro jefe de la región.

Por su parte, el expresiden­te Barack Obama invitó a Modi a la Casa Blanca en 2014, después de que su partido Bharatiya Janata y sus aliados arrasaran en las elecciones de India, lo que lo colocó en posición de primer ministro.

La cuestión de China

En más de una ocasión, diferentes funcionari­os norteameri­canos han dejado en claro que China es el principal desafío de su país.

Principalm­ente, a Washington le preocupan las ambiciones expansioni­stas chinas en la región del Indo-pacífico y África, por ello busca aliados que se sumen a su causa para contener a Pekín.

Y aquí es donde aparece India, país que posee más de 1.400 millones de habitantes y que comparte una frontera con China de más de 3.400 kilómetros. Justamente, como consecuenc­ia de esta última situación, estos gigantes mantienen una gran cantidad de disputas territoria­les.

Por ello, no es de extrañar que sus tropas hayan tenido enfrentami­entos, como ocurrió hace un par de años en el valle de Galwan, en la región de Aksai

Chin, aunque el más recordado fue en 1962, cuando las tropas chinas derrotaron categórica­mente al Ejército indio, siendo una humillació­n recordada hasta el día de hoy por Nueva Delhi.

Lo llamativo de esta situación es que, pese a estos conflicto, China e India forman parte del grupo de los BRICS, el cual justamente fue creado en 2009 para contrarres­tar la influencia de Occidente en el resto del mundo.

Pero, para India, parece que sus disputas con China son más importante­s y Washington es consciente de esto: desde la presidenci­a de Donald Trump, EE.UU. ha estado revitaliza­ndo el grupo de los QUAD (EE.UU., India, Japón y Australia), que tiene como principal objetivo contener el avance de Pekín en la región del Indo-pacífico.

Esto ha permitido importante­s acercamien­tos entre Nueva Delhi y Washington, como ocurrió en febrero cuando el asesor de Seguridad Nacional de India, Ajit Doval, visitó Estados Unidos y ambos países lanzaron una asociación para profundiza­r los lazos en equipos militares, semiconduc­tores e inteligenc­ia artificial.

Una neutralida­d que incomoda

Pero, más allá de las buenas relaciones, el problema para EE.UU. es que históricam­ente India ha llevado a cabo una política exterior de no alineamien­to, por lo que no se subordinar­á totalmente ante Washington.

El mejor ejemplo de esto es que, además de mantener importante­s lazos con la Unión Soviética durante la Guerra Fría, actualment­e es uno de los pocos países que no ha condenado la invasión rusa de Ucrania.

Incluso, Nueva Delhi ha frustrado a Washington al participar en ejercicios militares con Rusia y aumentar las compras de crudo de este país, una fuente clave de financiaci­ón para la guerra en Ucrania.

A esto se suma que, pese a ser la democracia más grande del mundo, desde la llegada de Modi al poder se ha registrado una “erosión democrátic­a” en el país.

Justamente, cuando se le preguntó sobre las preocupaci­ones de derechos humanos en India, Jean-pierre dijo que Biden cree que “esta es una relación importante que debemos continuar y construir en lo que respecta a los derechos humanos”.

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