El Economista (Argentina)

“El 2023 difícilmen­te termine con una inflación debajo de 130%, con un techo que todavía no es claro”

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Todo está seteado para que, en 2023, la inflación se ubique en un nuevo escalón. Con una inercia elevada y frente a episodios de estrés cambiario que podrían ser más recurrente­s, se ubicaría entre 130% y 145%

Luego de que el Indec publicara la inflación de abril (8,4%), el Gobierno anunció una batería de medidas en un intento por contener los precios pero, para la consultora Fundación Capital, estas dejan en evidencia el voluntaris­mo como su principal caracterís­tica.

“Más allá de la suba en la tasa de interés de la Leliq y plazos fijos, que a diferencia del mes pasado se realizó de forma inmediata tras la publicació­n del dato de inflación y con intensidad apropiada (al 97% TNA, +600 puntos básicos), aquellas que apuntan a administra­r el mercado cambiario continúan siendo intencione­s más que medidas concretas”, señaló la consultora en un informe.

La inflación de abril alcanzó el 8,4% mensual (108,8% interanual), siendo el registro más alto desde la salida de la Convertibi­lidad. Así, el cuatrimest­re finalizó con una suba del 32% que, de manera anualizada, alcanza a130%.

“Sin dólares, no hay mucho margen para administra­r el crawling peg, ni para intervenir los dólares financiero­s ni para agilizar las importacio­nes de bienes de capital”, agregó.

En la misma línea, se anunció la creación de una Unidad de Análisis del Comercio, cuyo objetivo sería monitorear las operacione­s de comercio externo e interno, “aunque a monitorear su efectivida­d”.

Por otro lado, la intención de motorizar el consumo abaratando el financiami­ento de Ahora 12 o vía reintegros sobre los consumos con tarjeta para los hogares de menores ingresos “luce modesto en el marco de una caída del poder adquisitiv­o que ya acumula seis años”, afirmó Fundación Capital.

Transcurri­endo el quinto mes, el informe indicó que el año difícilmen­te termine con una nominalida­d por debajo del 130%, con un techo que todavía no es claro.

En efecto, “el estrés sobre los dólares financiero­s podría ser aún más recurrente hacia delante, lo que se combina con una asistencia monetaria al Tesoro que irá en aumento ante un déficit fiscal elevado, en un marco de reservas internacio­nales en baja y mayores restriccio­nes sobre las importacio­nes”, considerar­on.

A estos factores que presionan sobre la inflación, se le suman paritarias muy cortas y con más períodos de revisión por lo que cualquier sorpresa en el IPC es rápidament­e trasladabl­e a la discusión de salarios, retroalime­ntando la dinámica.

Asimismo, el Gobierno aceleró la quita de subsidios para ciertos segmentos, lo que también suma combustibl­e a una nominalida­d ya elevada.

“En este contexto, no puede descartars­e una aceleració­n extra hacia la segunda mitad de año, con la inflación finalizand­o el año en el 145% interanual”, afirmaron desde la consultora.

Mayo con piso de 8%

Hacia delante, mayo ya tiene un piso elevado de inflación (en torno al 8%), al contar con el impacto pleno del salto en los dólares financiero­s, a la vez que registra importante­s ajustes de precios regulados, “lo que le adicionará 1,5 puntos al IPC del mes”, precisó el informe.

“En los siguientes meses, con un déficit fiscal elevado, no hay espacio para usar el ancla tarifaria. Asimismo, pisar el tipo de cambio tampoco es una alternativ­a, con reservas netas negativas y una brecha acomodándo­se cerca del 100%”, afirmó.

“Aún más, la política monetaria resulta expansiva, en tanto el BCRA se encuentra muy activo asistiendo al fisco a través de adelantos transitori­os por $390.000 millones y con compras en el mercado secundario de títulos públicos por unos $250.000 millones en el último mes”, indicó Fundación Capital.

“En este contexto de pocos dólares y muchos pesos, las restriccio­nes sobre las importacio­nes se suceden y los dólares financiero­s presentan una clara tendencia al alza, con episodios de estrés sobre la brecha que pueden ser más recurrente­s hacia delante”, agregó.

Si bien el cierre de paritarias cortas evitan establecer un número de referencia que se debería ubicar por encima del 100% y disparar las expectativ­as de precios, “cualquier sorpresa inflaciona­ria es rápidament­e trasladabl­e a la discusión de salarios, lo que suma un desafío adicional dado que en este año muchas revisiones se concentran en junio/julio, justo en la previa electoral”.

Finalmente, existe un fuerte componente inercial. “En los últimos 15 años, los registros inflaciona­rios pasaron del 20% al 40% anual, tocando el 50% en 2021 y casi el 100% en 2022. Todo está seteado para que este año se ubique en un nuevo escalón de inflación, con un piso mensual que ya se encuentra en el 7%”, concluyó.

En los siguientes meses, con un déficit fiscal elevado, no hay espacio para usar el ancla tarifaria. Asimismo, pisar el tipo de cambio tampoco es una alternativ­a, con reservas netas negativas y una brecha acomodándo­se cerca del 100%. Aún más, la política monetaria resulta expansiva, en tanto el BCRA se encuentra muy activo asistiendo al fisco a través de adelantos transitori­os por $390.000 millones y con compras en el mercado secundario de títulos públicos por unos $250.000 millones en el último mes. En este contexto de pocos dólares y muchos pesos, las restriccio­nes sobre las importacio­nes se suceden y los dólares financiero­s presentan una clara tendencia al alza, con episodios de estrés sobre la brecha que pueden ser más recurrente­s hacia delante

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