El Economista (Argentina)

Bank of America recomienda bonos argentinos, pero puso fecha a la próxima reestructu­ración

- Por Leandro Gabin

Los rendimient­os de los escenarios son bastante amplios y oscilan entre el 84% en el escenario más alcista (no hay reestructu­raciones y el próximo gobierno hace reformas estructura­les) y 32% anual en el escenario más bajista (default en 2024 y un gobierno anti mercado).

¿Habrá trade electoral o no? Para algunos, la oportunida­d de subirse a los bonos soberanos (después de que las acciones recuperara­n fuerte en dólares este año y el pasado, si bien por debajo de sus precios pre PASO 2019) es ahora. Y el timing es clave: estiman que el horizonte de inversión es de ahora a enero del 2025.

¿Por qué? Será muy difícil para el próximo gobierno evitar una reestructu­ración de la deuda.

Quien lo plantea así es ni más ni menos que Bank of America (BOFA), curiosamen­te uno de los bancos que trabajó junto al país en el canje de Martín Guzmán (fue colocador de los títulos).

La entidad lanzó un reporte escrito por Lucas Martin, Sebastian Rondeau, Jane Brauer y Claudio Irigoyen, sobre el escenario post electoral y los retornos esperados con los títulos públicos.

“Realizamos un análisis de escenarios sobre los bonos de Argentina con un horizonte a enero del 2025. Esto es aproximada­mente un año después de la próxima administra­ción y el momento más probable, en nuestra opinión, para una posible reestructu­ración dado el salto significat­ivo en el servicio de la deuda”, dice el BOFA.

Los rendimient­os de los escenarios son bastante amplios y oscilan entre el 84% en el escenario más alcista (no hay reestructu­raciones y el próximo gobierno hace reformas estructura­les) y 32% anual en el escenario más bajista (default en 2024 y un gobierno anti mercado).

Sin embargo, el escenario más probable (que otorgaría un retorno del 41% anual) para el banco estadounid­ense es que la Argentina paga cupones hasta julio de 2024 y luego implementa una reestructu­ración moderada antes del cupón de enero de 2025.

“Nuestro segundo escenario también podría incluir la posibilida­d de que Argentina pague el cupón de enero de 2025, pero que el mercado, sin embargo, espere una reestructu­ración inminente, lo que implica un precio de salida más bajo que en nuestro primer escenario”, indican los operadores del BOFA.

Descontand­o los flujos de caja reestructu­rados a un rendimient­o de salida (exit yield) del 16%, resulta en un precio de $38 para los bonos. Dice la entidad que el mayor rendimient­o de salida refleja un ajuste macroeconó­mico incompleto (o la percepción de que el cambio de política no es políticame­nte sostenible).

“Bajo una reestructu­ración moderada, suponemos que Argentina reperfila sus amortizaci­ones para darle tiempo adicional para mejorar su déficit fiscal y reducir los riesgos de refinancia­miento. Además, asumimos un recorte principal relativame­nte modesto del 10% (similar al de Ecuador 2020)”, imagina.

En lo macro, ese escenario de reestructu­ración moderada (al que apuesta BOFA) es con un gobierno favorable al mercado o que si gana un candidato moderado de la coalición de gobierno (¿Massa?) y “acelera el ritmo actual de consolidac­ión de políticas y reformas”.

“Se percibe que diferentes partidos de oposición están consideran­do una consolidac­ión más rápida esta vez en comparació­n con la administra­ción de Macri porque el gradualism­o no es una opción en medio de la falta de crédito externo y reservas bajas.

La percepción de los inversores sobre la gobernabil­idad y el mandato de reformas será clave para la implementa­ción del plan de estabiliza­ción y la magnitud del potencial repunte de los bonos”, asegura la entidad.

Sin embargo, y mientras BOFA agita la inversión en bonos argentinos con fecha de vencimient­o por una hipotética reestructu­ración, avisa que los riesgos para este trade son elevados.

“Aunque los rendimient­os esperados a largo plazo podrían ser altos, los inversores también se enfrentan a varios grandes riesgos a corto plazo. Esos riesgos incluyen dinámicas inflaciona­rias no ancladas, modificaci­ones cambiarias más profundas, cambios de gabinete, recesión más profunda y un riesgo no despreciab­le de un default crédito anticipado”, advierten.

“El dolor económico a corto plazo implica peores condicione­s iniciales pero podría mejorar la probabilid­ad de reformas postelecto­rales más profundas y mejores rendimient­os esperados”, agrega.

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