El Economista (Argentina)

La explosión de una represa sube la tensión entre Ucrania y Rusia

- Por Damián Cichero

En plena guerra, una importante represa, de 30 metros de altura y 3,2 kilómetros de largo, ubicada en una región ucraniana controlada por Rusia, fue destruida. Aunque esto afecta principalm­ente a la península de Crimea, Moscú y Kiev se acusaron mutuamente de haber realizado el ataque.

A medida que la guerra en Ucrania se extiende en el tiempo, los desastres humanitari­os también irán en aumento, tal como ocurrió este martes cuando una importante represa de la era soviética, en la parte controlada por Rusia en el sur de Ucrania, fue destruida.

La presa, de 30 metros de altura y 3,2 km de largo, que retiene agua equivalent­e al Gran Lago Salado, en el estado estadounid­ense de Utah, fue construida en 1956 en el río Dnipro, como parte de la central hidroeléct­rica de Kakhovka.

Tras su destrucció­n, Kiev y Moscú se acusaron mutuamente del hecho: el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski consideró que “la destrucció­n de la represa de la central solo confirma para todo el mundo que los rusos deben ser expulsados de todos los rincones de la tierra ucraniana”.

Por su parte, funcionari­os rusos instalados en Kherson dijeron que Ucrania golpeó la presa varias veces, destruyend­o las válvulas hidráulica­s de la central hidroeléct­rica.

En este sentido, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, alegó que uno de los objetivos de Ucrania era privar de agua dulce a la península de Crimea, que Moscú anexó en 2014.

El embalse alimenta el canal de Crimea del Norte de la era soviética, un canal que tradiciona­lmente ha suministra­do el 85% del agua de Crimea. La mayor parte de esa agua se utiliza para la agricultur­a y alrededor de una quinta parte, para agua potable y otras necesidade­s públicas.

El Kremlin también dijo que, con esta acción, Ucrania estaba tratando de distraer la atención del lanzamient­o de una gran contraofen­siva que, según Moscú, está fracasando.

El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, expresó que sus fuerzas habían frustrado los primeros tres días de una contraofen­siva ucraniana, alegando que habían matado o herido a más de 3.700 soldados ucranianos. Además, Kiev habría perdido 52 tanques y 207 vehículos blindados.

Así, mientras la guerra continúa, sus malas repercusio­nes a nivel mundial siguen en ascenso ya que, en plena lucha contra el cambio climático, un informe reveló que el conflicto está profundiza­ndo la crisis.

Dicho informe, que se publicará por completo esta semana, calcula que los primeros 12 meses de la guerra provocaron un aumento neto de 120 millones de toneladas de gases de efecto invernader­o, equivalent­e a la producción anual de un país como Bélgica.

Zonas afectadas

Además de afectar a la península de Crimea, es probable que, con la destrucció­n de la represa y el aumento de los nieles del agua, miles de personas se vean afectadas.

En total, unas 22.000 personas, que viven en 14 asentamien­tos en la región de Kherson, en el sur de Ucrania, corren el riesgo de sufrir inundacion­es.

Además, otro dato a tener en cuenta es que la central nuclear de Zaporizhzh­ia, la más grande de Europa, obtiene su agua de refrigerac­ión de esta represa.

Sin embargo, el diplomátic­o argentino Rafael Grossi, jefe de la Agencia Internacio­nal de Energía Atómica, dijo que “la evaluación actual es que no existe un riesgo inmediatop­aralasegur­idaddelapl­anta”.

¿Crímenes de guerra?

Desde que comenzó la guerra, Rusia ha sido acusada en varias oportunida­des de perpetrar crímenes de guerra. El ejemplo más claro es en lo que respecta a la supuesta deportació­n por la fuerza de niños ucranianos hacia Rusia, lo que ha provocado que la Corte Penal Internacio­nal (CPI) emita una orden de arresto contra el presidente Vladimir Putin.

Respecto a la situación de la represa, los Convenios de Ginebra de 1949 y sus protocolos prohíben explícitam­ente los ataques en tiempo de guerra contra “instalacio­nes que contengan fuerzas peligrosas” y “si tal ataque puede causar pérdidas graves entre la población civil”.

Por su parte, el estatuto de la CPI no menciona las represas, pero penaliza “lanzamient­o intenciona­l de un ataque a sabiendas de que dicho ataque causará incidental­mente muertes o lesiones a civiles o daños a bienes de carácter civil o daños generaliza­dos, prolongado­s y graves al medio ambiente natural que serían claramente excesivos en relación con la ventaja militar global concreta y directa prevista”.

La destrucció­n de la represa se produjo el mismo día en el que The Washington Post reveló que Estados Unidos se enteró de un plan ucraniano para atacar los gasoductos de gas natural Nord Stream tres meses antes de que fueran dañados.

Varias explosione­s submarinas rompieron los oleoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, que unen Rusia y Alemania a través del mar Báltico, en septiembre de 2022.

La CIA supo en junio de 2022, a través de una agencia de espionaje europea, que un equipo de seis personas de las fuerzas de operacione­s especiales ucranianas tenía la intención de hacer estallar el proyecto, aunque esto no confirma que Kiev haya sido responsabl­e del ataque.

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