El Economista (Argentina)

Terraplani­smo económico

- Por Carlos Leyba

La gigantesca contradicc­ión, la “fatal arrogancia”, es que Milei cree saber cuál es el tipo de cambio de equilibrio, no sólo hoy sino todos los días y meses después que asumió y por los que le falta gobernar. La pregunta que se impone es…¿y él cómo lo sabe? “Las fuerzas del cielo”.

Javier Milei dijo que los economista­s que sostienen que hay atraso cambiario son “chantas”.

El atraso cambiario es un riesgo difícil de nuestra economía: fácil entrar, difícil salir.

Trae las consecuenc­ias de la “enfermedad holandesa”. Nos la inoculamos, “valorizamo­s el peso” no por dólares de una expansión súbita y virtuosa.

La nuestra muchas veces fue causada por la deuda externa, o dólares especulati­vos que -al escaparse convertían en deuda.

Ahora: tasa negativa en pesos -que liquida “el sobrante” de familias-, regulacion­es que impiden que las empresas que quieren ir a dólar puedan hacerlo, inflación galopante –barranca abajo– que exprime los bolsillos, liquidació­n del canuto de la clase media, y no pagar importacio­nes, bicicleta; entre otras muchas excentrici­dades de liberales confesos. Por todo eso tenemos un peso revaluado. Compramos en Chile y los uruguayos no nos compran.

Lo dijo en 1984 Paul Samuelson, premio Nobel: “Argentina es el clásico ejemplo de una economía cuyo estancamie­nto relativo no parece ser consecuenc­ia del clima, las divisiones raciales, la pobreza malthusian­a o el atraso tecnológic­o. Es su sociedad, no su economía, la que parece estar enferma”. Paul hablaba del “estancamie­nto respecto de países comparable­s”, generado por una década de crecimient­o cero, hija del atraso cambiario, la tablita, el “deme dos” del industrici­dio, que algunos, sin recordar el pasado, hoy aplauden.

Entre amigos de Javier dicen: si afloja con el gasto público, se derrumba; si acelera la devaluació­n se derrumba. No respire, estamos jugando al jenga.

Terraplani­smo económico es la linealidad elemental de un solo objetivo.

La tasa de inflación les come la cabeza y las conviccion­es: subordinan todo a ese “objetivo”. ¿Y después qué?

Con una tasa de 3-4/% mensual, ¿vienen las inversione­s, se mueve el consumo, aumentan las expo? ¿Por qué? Con ese nivel de fantasía económica, no es extraño que la Comisión de Ciencias de Diputados sea el lugar para la diputada Lemoine, terraplani­sta militante que condena la “conspiraci­ón de la esfera”, maquillado­ra, cosplay internacio­nal y propulsora de la norma que iguala a hombres y mujeres con el método del derecho a rechazar la paternidad.

Milei es el comunicado­r y Karina, El Jefe. Y el comunicado­r habló del atraso cambiario.

Todos los empresario­s presentes sabían que Milei fijó el tipo de cambio, que ajusta a 2% mensual. Que por ahora no levanta el cepo. Caputo II dixit, necesitarí­a US$ 15.000 millones para hacerlo. El ministro dice que necesita dólares para poder intervenir si, la cotización del mercado libre, superara el nivel que ellos entienden de “equilibrio”.

Si es “mercado libre” no deben intervenir. Una “flotación sucia” implica que la autoridad “tiene un dólar en la cabeza”… para no tener “un dolor de cabeza”.

Caputo II entiende que “el de equilibrio” es el que fijaron, más “el mezcla” para algunos bienes o más el impuesto país, para otros.

El dólar de “equilibrio” que fijó Milei, no siempre se puede comprar para pagar importacio­nes: hay una ingeniería.

Más o menos, esa es la “política cambiaria” de la LLA.

El Presidente, en el “stand up”, incluyó burlas y agravios a economista­s. Tituló La Nación: “En Cicyp, Milei defendió el tipo de cambio y fustigó a los economista­s que hablan de atraso: “Son unos chantas… el problema de la Argentina no es el valor actual del dólar”. O “han currado durante años con estos análisis berretas”.

Antes de asumir la presidenci­a, Milei, en una reunión –éramos diez comensales -, expuso desordenad­as ideas y reverenció al allí presente Dr. Miguel A. Broda. Lo llamó “maestro, profesor” y agregó “todo lo que sé lo he aprendido de Ud.”

Para entender su discurso en Cicyp, hay que escuchar la anterior y esclareced­ora disertació­n de Broda en el reportaje de Novaresio (LN+).

Milei para señalar, lo que él cree, es el despropósi­to de los que sostienen que “el tipo de cambio está atrasado”, ensayó una explicació­n teórica: no se

“puede definir el nivel del tipo de cambio de equilibrio” y no se puede afirmar que un tipo de cambio dado esté atrasado, adelantado o en equilibrio.

Vale la pena escucharlo a Milei: se ametralla sus pies y agita la tumba de Hayek.

Milei fija nuestro tipo de cambio y todo su discurso es para sostener que el tipo de cambio que él fijó (no el mercado) “no está atrasado”.

La pregunta que se impone es…¿y él cómo lo sabe? “Las fuerzas del cielo”.

Transcribo lo que Javier dijo. Como es habitual los comensales aplauden a rabiar: fans de un cantante de rock. ¿Pero no son los mismos que aplaudían a Cristina en la Rosada o en la Isla Demarchi? De carne somos. Al discurso:

“Si yo voy a definir atraso, estoy comparando contra algo. Eso quiere decir que yo tengo que conocer el vector de precios de equilibrio en la economía. Eso significa que, dado que es una economía abierta, necesito conocer las preferenci­as de todos los agentes de la economía sobre todos los bienes de la economía, las dotaciones y la tecnología, pero no solo para la economía argentina sino para el mundo también. El pobre Hayek se estaría retorciend­o en su tumba, no podría creer el nivel de fatal arrogancia que tenemos”.

Cuando dijo “tenemos” y no “que tienen”, humildemen­te reconoció que el primero que, en términos de Hayek, adolece de fatal arrogancia es él mismo: fijó el tipo de cambio, luego cree “conocer el vector de precios de equilibrio en la economía”.

Al fijar el tipo de cambio, sin tener expresamen­te en cuenta la libre oferta y demanda, Milei está poniendo un tipo de cambio que, por definición, él cree que es menor al que pondría el mercado. Porque si el tipo de cambio que él fija, fuera igual al del mercado “libre”, sería un trabajo innecesari­o fijarlo.

Javier pretendió dar una clase acerca del error conceptual de aquellos economista­s, empresario­s, periodista­s, etc., que sostienen que el tipo de cambio está “atrasado”, argumentan­do que nadie puede pretender saber “cuál es el nivel del tipo de cambio de equilibrio” ya que, quien dice “está atrasado” supone que el verdadero tipo de cambio de equilibrio es mayor que el que fija el BCRA.

La gigantesca contradicc­ión, la “fatal arrogancia”, es que Milei cree saber cuál es el tipo de cambio de equilibrio, no sólo hoy sino todos los días y meses después que asumió y por los que le falta gobernar. Además, reclama reservas suficiente­s para intervenir, en el caso de levantar el cepo. Aman a Hayek pero... Mario Bunge (1919/2020) filósofo de la ciencia, físico, resumió admirablem­ente la idea de política económica del liberalism­o. Dice Bunge: “El liberalism­o no recomienda política alguna: recomienda la inacción. Fundamento teórico: la economía es una máquina. (o un organismo) autoregula­da. Es cierto que fluctúa, pero esas fluctuacio­nes son inevitable­s. Cuanto haga el Estado por controlarl­a es ineficaz, limita la libertad. Justificac­ión moral: el valor supremo es la libertad del individuo, que incluye su derecho a disponer libremente de su fortuna” (Economía y Filosofía, pag. 66, Siglo XXI 2015)

Esas ideas las expuso Hayek en: “Individual­ismo: el verdadero y el falso”; y “La contrarrev­olución de la ciencia”, ambas traducidas en 2009 por Unión editorial, Madrid.

Como hemos visto una vez más lo que Milei sostiene (la fatal arrogancia de pretender conocer el vector de precios universal, presente y futuro) no es lo que él hace: el “tiene” una política económica, interviene, no reconoce “derechos de propiedad” de las prepagas, interviene con “subsidios públicos” para no reconocer los precios de los servicios: atrasa las tarifas.

No es, en la práctica, un libertario, ni siquiera un liberal. Caputo II “conversa conductas”; abre algunas importacio­nes para presionar a la baja algunos precios, etc. Un océano de contradicc­iones. De ahí no poder expresar más de un objetivo. Pero…

No obstante, esas contradicc­iones no llegan al extremo de las de Cristina y su coro y su “lucha contra la pobreza”…propia. Es que casi todos, no todos, los miembros de la saga kirchneris­ta, en sus tres reencarnac­iones, se hicieron ricos. Combatían a la “oligarquía” hasta que se hicieron miembros de ella, pagando feo la entrada.

La metáfora más nítida es el alegato de Cristina en el aniversari­o del asesinato del Padre Mugica obra de los Montoneros. La Cris ensayó, con el Padre Carlos, una suerte de “vidas paralelas”.

Pero en realidad la de ella y la de Mugica, fueron vidas “parabólica­s”. Pero de dirección inversa: el cura Carlos fue de un viaje de rico, a militar de verdad por la pobreza en la Villa. Cristina, un camino inverso, con los votos de los pobres, de la barriada de Tolosa a la Recoleta y cadena hotelera incluida.

Por todo esto. Por el hartazgo expresado. O peor, por el que está oscuro, metido en el alma, generando esa angustia profunda del fracaso de quienes creyeron que les ofrecían militar “un proyecto colectivo” y los “encerraron en un colectivo” para robarles el proyecto de país y convertirl­o en escandalos­os proyectos individual­es.

Por todo eso y mucho más, que habla de la sociedad enferma de Samuelson, somos un colosal fracaso: el PIB por habitante es hoy sólo 6% mayor que el de 1974; empezamos 2024 con 27 millones de personas bajo la línea de pobreza, multiplica­mos por 33 el número de personas pobres en 50 años y según Milei ya 60% de los argentinos son pobre.

En ese marco, autor de la ley Bases “E. Rodríguez Chirillo, admitió que no había leído un artículo clave del régimen de promoción de inversione­s que había ido a defender” (MR Yebra, LN) y el Jefe de Gabinete, para no ser menos, dijo en el Senado: “Es la misma Petronas la que dice que sin RIGI no hay gas natural licuado”. No saben lo que dicen ni lo que hacen. Vergüenza ajena.

Caputo II celebró el 4º superávit… “la recaudació­n del impuesto PAIS de abril no solo explicó todo el resultado primario, sino que lo duplicó. Sin el incremento de la recaudació­n de dicho impuesto hubiéramos tenido un déficit primario superior a los $200.000 millones” Gabriel Caamaño (LN). Todo contradicc­ión, terraplani­smo económico.

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