“QUEDATE TRANQUILA”
“Cada vez que la mujer menstrúa, aparecen la desilusión, la angustia, la frustración”, simboliza Santiago Gómez, psicólogo de Decidir Vivir Mejor. Gómez enumera que a la ansiedad típica de la búsqueda de un embarazo, cuando se confirma esa intuición de que algo no anda bien, se suman un ejército de síntomas como mayor ansiedad, estado permanente de alerta, sensibilidad, tensión física, cambios de humor.
Una vez recibido el diagnóstico, antes de hacerse la primera muestra de sangre, los especialistas aconsejan: más allá de las angustias y modos de afrontar la noticia, tratar de fortalecer la relación. Y la autoestima. O hacer el duelo. El mundo íntimo se da vuelta. Se cuestiona a la pareja, la realización como mujer, el ideal de la familia.
Porque por más que ya tengas un hijo (y todos te lo recuerden) soñabas con otro, con amarlo tanto como al primero, con enchincharte menos y disfrutarlo más. Deseabas que tu primogénito disfrutara a un hermano. Ya sea porque sos hija única –y te sentiste muchas veces sola– o porque tenés hermanos y sabés de qué se trata ese infierno mágico.
¿Cómo se sobrelleva esta noticia, desde lo anímico, cuando está confirmada la infertilidad?
Cada pareja lo hará lo mejor que pueda. Depende de su madurez, de su fortaleza, la capacidad de aceptación y de su perspectiva flexible, positiva, práctica: en este caso seguro van a poder procesarla bien.
“En cambio, si uno de los dos tiene pensamientos catastróficos o ideas demandantes (´Sí o sí quiero un hijo´ ), se va a generar un malestar que puede desatar muchos conflictos, incluso la separación”, avisa el psicólogo Santiago Gómez.
¿Desde el consultorio, qué sigue? “Estudiar a los miembros de la pareja y tratar el factor de infertilidad diagnosticado. Las alteraciones hormonales y/o ovulatorias se regulan con medicación; los problemas en las trompas o en el útero se revierten con cirugía, si hubiera alguna infección se trata a ambos miembros al mismo tiempo – detalla Kopelman–. Una vez que el tratamiento da resultado, continúan con la búsqueda espontánea, sobre todo si la mujer se encuentra dentro del rango de edad considerado de mejores resultados, es decir menor de 35 años. Después, si el embarazo no llega, si el tratamiento no fue eficaz o por la edad, se indican técnicas de reproducción asistida.”
La realidad biológica, el destino, la naturaleza, los genetistas... quizá también la apertura mental tengan la última palabra en la era de las “nuevas familias” que se forman y alegran la vida más allá de los vínculos sanguíneos.