La agresividad sana “ME VA A ODIAR, PERO...”
A ningún padre le gusta que sus hijos se alteren con ellos, pero es inevitable si se ocupan de ponerles límites y guiarlos. “Los chicos se enojan seguido con nosotros cuando nos les permitimos vivir a puro placer: cuando ponemos reglas, no los dejamos hacer o comprar lo que quieren.” Pero, ¿qué hacer con esos enojos diarios? ¿Se pueden evitar? En su libro Capacitación emocional para la familia, Maritchu Seitún introduce un término novedoso, la agresividad sana. Explica: “Es aquella que sentimos y que nos permite reaccionar y cuidarnos bien, con adecuada capacidad de adaptación (…) Cuando empezamos a habilitar a nuestros hijos a conectar con su agresividad sana, a protestar, a quejarse, es probable que al principio sus enojos salgan bastante desprolijamente (…) No significa permitir cualquier respuesta, tiene que pagar consecuencias por sus salidas de cauce, especialmente si son serias, pero el tenerlo claro nos ayuda a no asustarnos o temer que se hayan desbarrancado irremediablemente, y también a no enojarnos tanto al reconocer esas acciones o palabras como una parte no deseada de un proceso buscado y necesario para el fortalecimiento de sus personas”.