ELLE (Argentina)

Minientrev­ista Sergio Bizzio

Su nueva historia sucede en un pueblo, cuando una madre se va dando un portazo, sin razones. Es un narrador que no pasa inadvertid­o. Autor todo terreno: escribe cuentos, novelas, guiones, dirige películas y compone música. En ellos hay dos temas clásicos:

- GABRIELA BABY

Sergio Bizzio acaba de publicar Mi vida en Huel (Mondadori), un relato que se las trae: desde la mirada de una adolescent­e, el autor se larga a contar los días y noches de una familia extrañamen­te ensamblada, que por azar vive en un pueblo pequeño, con una madre que un día se va (y vuelve como la mala de la historia). En palabras limpias y con un tono transparen­te, el territorio es sede de asesinatos, ladrones que nunca se ven y muertos que resucitan. En persona, Bizzio es generoso para hablar y habla de todo (de todo lo que quiere). Si una le pregunta, por ejemplo, por su esposa, la directora de cine Lucía Puenzo, se queda mudo. Lo personal no le interesa como tema, dice. Reniega de la exhibición del yo: confiesa que apenas entra a su Facebook y que le parece poco elegante mostrarse en las redes. Entre

“Dima es mala, es la mala de la película. Pero que los personajes sean de determinad­a manera no es problema mío. Ella cuida sus intereses, no le importa nada más. Hay mujeres así.”

tanto, cuenta que con Lucía Puenzo (escritora y directora de cine también) trabajan juntos en adaptacion­es de libros a películas (acaba de terminar una adaptacion de Estrella distante, de Roberto Bolaños) y también han llevado a la pantalla grande el cuento “Cinismo”, de Bizzio (en Chicos, Interzona). En sus relatos, curiosamen­te, casi siempre hay matrimonio­s: parejas que se separan para siempre o se vuelven a juntar, parejas que viven a destiempo o parejas que se desconocen después de una convivenci­a intensa y prolongada. Entonces la pareja. Y la no pareja. De eso habla (¿sin querer?) Sergio Bizzio. Y también de la ficción, de la música que toca sin saber tocar, del azar. ELLE ¿Cómo hacés para escribir? SERGIO BIZZIO A mí las cosas se me ocurren de diferentes maneras: a veces empiezo con una idea, una frase, comienzo a bucear. Otras se me ocurre una historia completa, clásica, con comienzo y final. El resto aparece de maneras y ángulos diferentes: algunas cabeza para abajo, otras de costado o desmembrad­as. ELLE En Mi vida... parece que vale todo, como si nada. S.B. Ese vale todo es lo que ocurre en cualquier novela. En la literatura, como la entiendo yo, vale todo. Y en Huel, también. Quizá sea una novela difícil porque está escrita con una prosa transparen­te, clara, y desconcier­ta porque los hechos no siguen un orden lógico: surgen todo el tiempo y parecen descentrar. Pero yo me divertí explorando las posibilida­des de absurdo que tenía la trama y la subtrama y los personajes, esas cosas pequeñas y descentrad­as. ELLE Una madre que abandona a sus hijos, un padre presente pero a la vez, ausente. S.B. Dima es mala, es la mala de la película. Pero que los personajes sean de determinad­a manera no es problema mío. Ella cuida sus intereses, no le importa nada más. Hay mujeres así. Los demás son personajes de pueblo: me interesó contar las pequeñas tareas de las personas: ordeñar la vaca, vender huevos. Y a la vez explorar en la amistad y las relaciones entre esa nena, que quiere ser poeta y se hace amiga de un tipo muy particular. Cosas que pueden ocurrir en la novela. Cosas que tiene un pueblo. ELLE ¿Pueblo chico, infierno grande? S.B. No. Yo nací en un pueblo y no estoy de acuerdo con esa idea. El infierno grande es la ciudad. El pueblo es lo familiar, lo conocido. No es Huel mi pueblo, pero hay cierto clima, cierto paisaje que tomé de Ramallo, el lugar donde nací. ELLE En la pareja de Era el cielo, planteás una suerte de desfasaje entre los protagonis­tas. En Borgestein y en Rabia, el enamorado termina preguntánd­ose quién era esa mujer que tanto amó. ¿Escribís la literatura del desencuent­ro amoroso? S.B. Es un tema recurrente en mis novelas, parece. En Era el cielo hay una pareja cuyos integrante­s viven en otros tiempos: ella es activa y él está en un momento más tranquilo, lo que vuelve a la relación un poco dramática. Las relaciones a destiempo suelen ser dramáticas, no sólo estimulant­es, porque el otro está más a la izquierda o más a la derecha o giran a distintas velocidade­s. Pero el desfasaje es parte de la condición humana. ELLE También hay una mirada puesta en la paternidad: el padre se siente culpable de abandonar al hijo en el divorcio. Un tema poco frecuente en los libros. ¿Literatura del divorcio? S.B. No creo en esos rótulos de la crítica. El mismo año que apareció Era el cielo, Daniel Guebel había publicado

Derrumbe, que trata el tema del divorcio. Fue azar. Tampoco creo en la literatura del yo y todas esas etiquetas. Me interesó contar qué siente un hombre cuando extraña a su hijo porque se ha divorciado de la madre. No conozco a nadie que se haya separado y que ame a su hijo y que no sienta ese dolor. ELLE ¿La madre no lo sufre igual? S.B. Supongo que las dos o tres noches que los hijos se van a dormir a lo del padre deben ser dolorosas para la madre. Son las dos o tres noches que el hijo no duerme en la casa. No importa si duerme más con ella o con el padre: hay días que con ella no está. Y algo está quebrado: es doloroso también. Pero las relaciones entre las personas suelen ser dolorosas. ELLE ¿Y cómo es esto de la música? S.B. Compongo desde chico, sin saber tocar. Para grabar el disco Música para pensar sen

tado contraté media jornada diaria durante quince días en un estudio de grabación para tocar los instrument­os que había ahí adentro. Y al final de cada día hacía una edición de ese sonido. Fue una de las quincenas más felices de mi vida. Y es curioso porque los temas que están ahí no parecen música improvisad­a.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina