Sociedad Las glam-ma
Nacieron con el rock, quizás por eso son distintas. Las nuevas abuelas saben decir que no, son independientes, se cuidan, estudian cosas nuevas, corren maratones y practican sky, invitan a sus nietos a viajar juntos y compartir la experiencia de conocer l
Qué lejana queda esa foto de la abuela “encerrada” en su casa, limpiando, sentada en la mecedora tejiendo al crochet, arrancando con el olor de la salsa para la pasta los domingos a las 10 a.m. para cuando llegase el familión. En el nuevo milenio, la foto – digital y, seguro, compartida en las redes– está tomada arriba de un avión – destino: vacaciones–, en la clase de yoga, en una salida con amigas, por qué no en el perfil de Tinder. ¿Y las novelas a la hora de la siesta? ¡Ni locas! Miran Netflix.
“Glam-ma”, así las bautizó el hijo de Goldie Hawn cuando vio a la actriz relacionarse con sus cinco nietos.
Las mujeres en edad de ser abuelas tienen mucho por hacer. No dejan que el tiempo se les escurra entre los dedos, lo aprovechan al máximo. Son profesionales, algunas se jubilaron –pero sólo del trabajo–, son viajeras, entusiastas, tecnológicas (no se conforman con cualquier foto de perfil en WhatsApp, eh). Disfrutan del ocio como... sus nietos. Incluso, arman más planes que ellos. Tienen una relación entrañable. Eso sí, ¿cuidarlos? Sin problema, pero nada de dejar de hacer lo suyo, siempre y cuando le avisen con tiempo.
Lo asegura Facundo Manes: existe una nueva adolescencia, llega cuando la persona se jubila y se traduce en una agenda tan colmada como apasionada.
La Organización Mundial de la Salud estima que en 2025 constituirán el 14% de la población y rondando el 2050, el 22%. Así como la adolescencia se propagó hasta los veintitantos y los 50 son los nuevos 40, la vida espera con sorpresas también a quienes nacieron cuando Elvis Presley inventó el rock&roll.
Muchas mujeres de esta edad vieron a pares de su generación levantar las banderas de los derechos femeninos, conquistar las universidades, firmar los primeros divorcios de la historia. “Las mujeres-abuelas de hoy son mucho más activas, sean profesionales, emprendedoras o simplemente disfruten de su tiempo personal – describe Adriana Canga, psicóloga–. Les encanta estar con sus nietos y compartir ratos de juegos y mimos, pero sin renunciar a sus propios espacios. Prefieren no comprometerse full-time. Aprendieron a decir que no a muchas demandas y lo que hacen, lo hacen desde las ganas y no desde la obligación impuesta o dada por hecha.”
Cuando Dolores Navarro Ocampo, estilista y editora en ELLE, fantaseaba con su rol de abuela, jamás imaginó que una de las salidas más divertidas que tendría con su primera nieta sería dar la vuelta a la manzana y juntar (¡robarse!) los papelitos de delivery pegados en los porteros eléctricos para hacer después collages, en casa. Ni que organizaría salidas temáticas –al Jardín Japonés, a una plaza donde hubiera un pony– para transmitirle su pasión por los animales. “A mis nietas las amo y es de lo mejor que me pasó a esta altura de la vida. Buscarlas, verlas, compartir con ellas, que me abracen... ¡me encanta! – cuenta Dolores–. Puedo estar agotada de haber trabajado todo el día pero si quedé con ellas no fallo. Lo disfruto, me permito sentir de verdad, a diferencia de otras cosas que me han pasado muy rápido en la vida.”
Es una versión renovada –¡y mejorada!– del modelo de mujer. “La forma de afrontar el día a día también se modificó por las novedades en los tratamientos de prevención en la salud y por los estímulos de la vida moderna”, agrega la especialista Canga.
Hacen videoconferencia con sus nietos que están lejos por Hangouts al tiempo que a los que están cerca les
Se trata de un amor que fluye sin urgencias, sin la exigencia de educar como primera premisa. Crean un espacio de complicidad, alegría y contención.
endulzan el paladar cocinándoles las recetas familiares históricas que los ancestros trajeron en los barcos.
Esta autonomía que supieron conseguir las glam-ma no siempre es bienvenida por sus hijos, nueras y yernos. A veces se traduce en una especie de enojo incómodo. Pasa cuando los jóvenes dan por sentado que cada vez que se pide ayuda, la abuela tiene que salir corriendo a cumplir con la demanda. También pasa cuando la mujer mayor descubre que estar disponible de forma incondicional no sólo la agota sino que la resiente.
Pero más allá de estas tensiones diplomáticas entre líderes de una generación y otra, ellas saben disfrutar del tesoro que son sus nietos. “Los abuelos no reemplazan a los padres. Se trata de otra cosa que es única, intensa y plena – describe la psicóloga Canga–. Como todo en la vida, hay que hacerle lugar a aquello que se nos ofrece, animarse a experimentar sin miedo las nuevas etapas que el tiempo nos va regalando. En ese nexo, los hijos son grandes protagonistas y tienen que saber dar ese lugar sin pretender que ellos hagan todo como lo hacen ellos.”
Cuando nace un nieto nacen también abuelos y padres, y esta experiencia con sus nuevos roles nos dejan otra vez la vida patas para arriba. “Es por los hijos que se abre a este nuevo amor. Hay que honrar este momento que a los hijos les hace cortar para siempre con su dependencia infantil y a los abuelos compartir una mirada profunda y sabia. Honrar la presencia de los nietos, que simplemente necesitan afecto del bueno para crecer.”
TIEMPO Y PACIENCIA
Los nietos las adoran, y no sólo porque en sus casas son los reyes. “Su universo significa un espacio donde se apacigua la vorágine del mundo actual. Allí se detiene el andar acelerado y el hablar rápido. La abuela, incluso la más activa, tiene su ritmo, se permite disfrutar, vive con la sensación del deber cumplido”, analiza Patricia Safadi.
Les encanta estar con sus nietos y compartir ratos de juegos y mimos, pero sin renunciar a sus propios espacios. No se compromten fulltime. ¡No tienen tiempo!
Esta actitud le permite generar pequeños momentos que los nietos gozan, como sentarse a mirar cuadernos, a contar historias, a festejar con toda la paciencia las payasadas improvisadas, contener con sabiduría sus berrinches. Irse de viajes juntos… La calidad de tiempo compartido es importante ya que les aporta un tipo de vivencia diferente y necesaria. “Se trata de un amor que fluye sin urgencias, sin la exigencia de educar como primera premisa. Crean un espacio de complicidad, alegría, diversión y contención – agrega Canga–. Los adultos ´marcan´ a los chicos con historias, les dan entidad en el árbol familiar, fortalecen su pertenencia. Les dan la oportunidad de desarrollar un vínculo diferente, con menos tensión que el que suelen tener con los padres.”
La familia se ve en otra dimensión. “La relación con los abuelos genera sensación de pertenencia – agrega Safadi–. Esto sucede al escuchar anécdotas de otras épocas que cuentan sobre ex niñitos hoy adultos gigantes – tías, primos, primas–. Así, la comunidad de parientes se dibuja desde otra perspectiva en la que el nieto es parte y sigue escribiendo la historia.”
Basta hablar con cualquier abuela para advertir ese amor que se sale del alma. Contagian un afecto que no se pa- rece a ninguno: es más libre, recicla recursos olvidados, tiene más permisos, deja lugar para el juego, hay magia. Se trata de dos generaciones que están en los extremos de la trama familiar y se unen para formar la trilogía perfecta. Las abuelas modernas –y sabias– entienden que este vínculo es lo mejor que les pudo haber pasado, pero es uno más de sus placeres.